Un chino en París

Vicente Jarque

La obra de Zao Wou-Ki (Pekín, 1921) constituye uno de los más fructíferos cruces entre arte oriental y occidental.

“Zao Wou-ki”
IVAM, Valencia
Del 3 de mayo al 1 de julio de 2001

Musée d’Ixelles, Bruselas, julio-septiembre
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Harto del anquilosamiento de la tradición artística china en la que había sido esmeradamente educado, se instaló en París en 1948. Amigo de Michaux y bien relacionado con las principales figuras de la vanguardia, Zao Wou-Ki comenzó a pintar bajo la inspiración de Klee, pero ya desde 1954 se orientó hacia una abstracción lírica de enorme sutileza en donde ha venido tratando de captar los flujos ocultos de la naturaleza, sus influjos en el cuerpo y la lucha del propio cuerpo enfrentándose a la tela. Testimonio vivo de una época de dislocaciones, pero sorprendentemente coherente.

Zao Wou-ki
Homenaje a Henri Matisse, 1986

Zao Wou-ki
Homenaje a Chu Yun, 1955

Zao Wou-ki
Limones, 1949-50

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