Ugo Rondinone o el vocabulario de la soledad

Presenta en el Boijmans su primera individual en los Países Bajos

Rotterdam,
Ugo Rondinone. vierzehnterseptemberzweitausendundfünfzehn, 2015
Ugo Rondinone. vierzehnterseptemberzweitausendundfünfzehn, 2015

Dicen que algo extraño sucede cuando contemplamos las obras de Ugo Rondinone. Parte en ellas de motivos cotidianos, a los que confiere una imagen poética agrandándolos o aislándolos.

Hasta el 29 de mayo, este artista suizo afincado en Nueva York presenta en el Museum Boijmans Van Beuningen su primera individual en Holanda: se titula “Vocabulary of Solitude” y consta de trabajos pasados y recientes dispuestos en un vistosísimo montaje basado en el espectro cromático en el que tienen cabida referencias a múltiples aspectos de la vida. La pieza central de la muestra la conforman cuarenta y cinco esculturas de payasos a tamaño natural; entre ellos deben moverse los visitantes.

Ugo Rondinone. Vocabulary of solitude, 2015
Ugo Rondinone. Vocabulary of solitude, 2015

El título y las acciones de cada uno de ellos hace referencia a actos cotidianos (respirar, recordar, sentir, caminar, bostezar…), así que en, su conjunto, estos payasos, inéditos por cierto para el público, representan 24 horas en la vida de cualquier individuo.

Otra de las obras más atractivas de “Vocabulary of Solitude” es Rainbows; hay que recordar que los arco iris tienen para Rondinone una interpretación holística; entiende que lo abarcan todo en cuanto a forma y color. La instalación del mismo nombre que muestra en el Boijmans consta de pinturas con forma de medio mándala realizadas con aerógrafos que crean ante nuestros ojos un efecto óptico muy dinámico. Además, como el motivo del arco iris sigue presente en miles de dibujos de niños, el creador suizo ha incorporado a la exposición un mural de 4 x 30 metros con trabajos de pequeños artistas.

Rondinone deja que su instalaciones sean elocuentes: para él, una obra de arte solo tiene sentido y éxito cuando crea en el espectador la necesidad de reflexionar, lo detiene o ralentiza obligándolo a pensar sobre aspectos insospechados de su vida o su entorno.

El resto de las instalaciones presentes en el Boijmans tienen un toque marcadamente onírico: las componen relojes, velas, zapatos, ventanas o bombillas que, como objetos reconocibles, nos interpelan a todos y que, al emplearse como símbolos, suscitan asociaciones libres y recuerdos.

Rondinone representó a su país en la Bienal de Venecia en 2007 y ha presentado hasta ahora exposiciones fundamentales en el Pompidou, el Louisiana Museum o Kunsthalle Wien.  En todas ellas es conveniente interpretar las piezas dentro del conjunto de las muestras, más como parte de un todo que individualmente, en montajes casi teatrales que siempre sorprenden.

 

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