Sade: la libertad y el estereotipo, ayer y hoy

Una muestra en el CCCB explora el legado del marqués

Barcelona,

El próximo 2 de junio hará 283 años del nacimiento en París de Donatien Alphonse François de Sade, el marqués que nos trajo el sadismo: de él dijo Apollinaire que era el espíritu más libre que jamás había existido, y Georges Bataille calificó su obra como apología del crimen. De los 74 años que vivió, 27 los pasó encerrado en cárceles y manicomios; en los entreactos escribiría Los crímenes del amor, Aline y Valcour o Los 120 días de Sodoma o la escuela de libertinaje, y pocas figuras como la suya han suscitado tanta fascinación como repulsa.

Bajo el comisariado de Alyce Mahon y Antonio Monegal, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona le dedica la exposición “Sade. La libertad o el mal”, que profundizará en las distintas lecturas que históricamente se han hecho de sus textos y, por extensión, de su persona: hay quien ha encontrado en ellos una filosofía de la libertad y la emancipación, por la vía de la subversión de las convenciones morales, y quien detecta mejor una filosofía del mal, la violencia y el exceso. En todo caso, ha tenido su obra un extenso eco entre artistas e intelectuales posteriores, desde el morbo, el rechazo o el refrendo, y el marqués ha devenido icono de masas, estímulo de más para que este espacio se haya decidido a analizar tanto las razones del escándalo como las de considerarlo emblema de la absoluta autonomía humana respecto a los códigos éticos comúnmente aceptados.

Plantea la exhibición si es posible acercarnos a sus escritos entendiéndolos como invitaciones a imaginar los límites y peligros del imperio del deseo llevado a sus últimas consecuencias, si tienen o no sentido los estereotipos en torno al personaje y las causas de la mencionada dualidad entre quienes contemplan al francés como la personificación de la revolución o como un ser sin escrúpulos.

Charles Amédée Philippe van Loo. Retrato del Marqués de Sade, 1760-1762. Fonds de dotation Jean-Jacques Lebel, Musée d'arts de Nantes
Charles Amédée Philippe van Loo. Retrato del Marqués de Sade, 1760-1762. Fonds de dotation Jean-Jacques Lebel, Musée d’arts de Nantes

De orígenes aristocráticos (la de Sade es una casa dinástica muy arraigada en Provenza), usó esos privilegios de clase para su satisfacción, volcando sus inquietudes por completo en la escritura, a la que se dedicó con ahínco: aunque buena parte de su obra se ha perdido, la que se conserva fue reeditada en el siglo pasado, generando un renovado interés por quien fuese constantemente castigado tanto por sus posicionamientos morales como por sus tendencias sexuales y finalizó sus días montando piezas teatrales en el manicomio de Charenton.

Las cuatro secciones en que se articula esta muestra se corresponden con otras tantas pasiones, término tomado de Los 120 días de Sodoma, relato al que el propio Sade se refirió como el más impuro que se haya contado desde que el mundo existe. Se trata de las pasiones transgresoras, las perversas, las criminales y las políticas, y el CCCB profundiza en ellas tras enseñarnos obras de Fontcuberta y Paul Chan, primeras ediciones de algunos libros del marqués y fragmentos de Saló de Pasolini, la última y muy controvertida película que pudo filmar el cineasta italiano antes de ser asesinado, inspirada justamente en aquella sodomita.

Leonor Fini. Ilustración para el libro Histoire de Juliette del Marqués de Sade, 1944. Cortesía de Richard Overstreet, París
Leonor Fini. Ilustración para el libro Histoire de Juliette del Marqués de Sade, 1944. Cortesía de Richard Overstreet, París

En el capítulo de Pasiones transgresoras recordaremos el interés por el marqués de muchas figuras de vanguardia, que vieron en él un precursor del afán contemporáneo de libertad. No fue sino Apollinaire, el poeta que dio nombre el surrealismo, quien publicó una antología de sus textos en 1909; a partir de los veinte, Maurice Heine se encargaría de las reediciones.

Buñuel, Dalí, Man Ray, Leonor Fini, Masson o Bellmer lo invocaron y, en 1951, Simone de Beauvoir abogó por leer sus trabajos desde una perspectiva crítica antes de cancelar su legado, encontrando lo que este tiene de transgresión y de advertencia sobre los peligros de la completa racionalidad: pocos años antes habían publicado ensayos sobre estas cuestiones Klossowski, Adorno y Horkheimer, Blanchot y el mencionado Bataille, y después llegarían un número especial de la revista Tel Quel, que enlazaba sus ideas con las manifestaciones de Mayo del 68, y otras relecturas de Foucault, Lacan, Deleuze y Barthes.

Podremos contemplar en este capítulo obras de Dix, Buñuel, Dalí, Alberto Giacometti, Fini, Matta, Masson, Toyen, Bellmer y Lebel.

Salvador Dalí. Menu du banquet des amis du roman philosophique, 1933. Cortesía de Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres © VEGAP, Barcelona
Salvador Dalí. Menu du banquet des amis du roman philosophique, 1933. Cortesía de Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres © VEGAP, Barcelona
Man Ray. Monumento a D.A.F. de Sade, 1933. Fonds de dotation Jean- Jacques Lebel, Musée d'arts de Nantes © VEGAP, Barcelona
Man Ray. Monumento a D.A.F. de Sade, 1933. Fonds de dotation Jean- Jacques Lebel, Musée d’arts de Nantes © VEGAP, Barcelona

El episodio de Pasiones perversas examina la popularidad que Sade alcanzó en la segunda mitad del siglo XX como explorador de los límites en la representación del erotismo y su presencia en películas, cómics y productos de gran consumo, sobre todo desde los sesenta; esa popularización, pese a domesticar en parte sus ideas, no eliminó lo que estas tienen de perturbadoras, su amor por el escándalo. En un contexto de progresiva tolerancia hacia prácticas no normativas, se nos propone encontrar resonancias de Sade en la obra de Mapplethorpe, Susan Meiselas, Nobuyoshi Araki, Joan Morey o Pierre Molinier.

Decíamos que al marqués le debemos el término sadismo, pero en rigor este no nació en vida del escritor sino en el siglo XIX. A él se alude en Pasiones criminales: lo acuñó Krafft-Ebing para definir la patología sexual consistente en encontrar placer al causar daño y, desde entonces, lo venimos considerando como símbolo de crueldad y abuso.

Sade no llegó a calificarse a sí mismo como asesino o criminal, pero desde luego sí nos obligó en su obra a cuestionarnos el lugar que ocupa el mal tanto en la experiencia humana como en la fantasía: si sus personajes practican y justifican atrocidades, es aduciendo el supuesto carácter natural de la violencia y la prevalencia del más fuerte. Recoge el CCCB los frutos de varias investigaciones científicas en torno a las causas de la crueldad, vinculadas a la psicología y la neurociencia, como los experimentos de Zimbardo replicando las condiciones de una prisión fuera de ellas o los de Milgram en torno a la obediencia a la autoridad; al tiempo que nos propone ahondar en las razones del morbo que generan las noticias y ficciones sobre crímenes horrendos.

Veremos trabajos de Paul McCarthy, Laia Abril, Domestic Data Streamers y Sira-Zoé Schmid, testimonios de aquellas investigaciones científicas o un fragmento de una de las películas que nos ha podido dejar con peor cuerpo: Funny Games, de Haneke.

Acercándose al presente, y en la sección Pasiones políticas, nos invita el CCCB a revisar las pulsiones escritas por Sade a la luz de nuestra época, seguramente proclive al individualismo, la satisfacción de las propias demandas, físicas o no, y al imperio de la ganancia. No es un asunto fácil de abordar: relató crueldades, pero el marqués se opuso a la violencia desatada de la Revolución Francesa, no equiparando el placer individual que podía suscitar la tortura a su empleo por parte del poder, y por ello con una dimensión colectiva o sistémica.

Se cierra la exhibición de la mano de proyectos de Teresa Margolles, Fontcuberta, Kara Walker, Marcelo Brodsky o Blalla Hallmann y con un epígo que remite a las incursiones teatrales del autor, a sus ecos en prácticas performativas recientes y al planteamiento en unas y otras de la complejísima relación entre el mal y la libertad. Veremos un fragmento de Le retour de Sade de Bernard Noël y fotografías y trabajos audiovisuales de Candela Capitán, Albert Serra, Shu Lea Cheang y Angélica Liddell.

Kara Walker. 8 Possible Beginnings or: The Creation of African-America, 2005. Cortesía de Sikkema, Jenkins & Co., Nueva York
Kara Walker. 8 Possible Beginnings or: The Creation of African-America, 2005. Cortesía de Sikkema, Jenkins & Co., Nueva York
Jean Benoît. Elemento de vestuario de Jean Benoît para la performance Exécution du Testament du Marquis de Sade, 1959. Collection Jean-Jacques Plaisance. Cortesía de Galerie Les Yeux Fertiles, París
Jean Benoît. Elemento de vestuario de Jean Benoît para la performance Exécution du Testament du Marquis de Sade, 1959. Collection Jean-Jacques Plaisance. Cortesía de Galerie Les Yeux Fertiles, París

 

 

“Sade. La libertad o el mal”

CCCB. CENTRE DE CULTURA CONTEMPORÀNIA DE BARCELONA

c/ Montalegre, 5

Barcelona

Del 11 de mayo al 15 de octubre de 2023

 

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