No es uno de los minimalistas más conocidos entre el público mayoritario, pero sí uno de los autores ligados al movimiento que más ha explorado con formas y formatos, y la Galería Elvira González, que ahora repasa su carrera en una nueva muestra, fue la primera sede de una exposición comercial suya en España.
Hablamos del neoyorkino Robert Mangold, que en sus pinturas se ha servido de elementos plásticos puros para repensar las esencias del medio desde planteamientos nuevos. No aplica el pigmento mediante pincel sino con rodillo, porque considera que el plano es el verdadero espacio de la pintura, y nos presenta las superficies, monócromas o no, neutras, unificadas y sin brillos gracias al acrílico. Para terminar de negarnos cualquier impresión de profundidad, dibuja además a lápiz sobre esa planitud formas sinuosas que se contraponen a la geometría del soporte (y a veces también a la de una cuadrícula igualmente señalada con grafito) y no recurre a nada que no sea el color, la línea y la forma para que nada evada al espectador de su plástica básica. Incluso el formato exterior de sus piezas, use uno o varios paneles, se integra a la perfección a sus formas internas, subrayando su búsqueda de una objetividad plena.
La exposición que hoy abre sus puertas en Elvira González reúne pinturas fechadas desde principios de los setenta hasta 2005, sobre lienzo, madera y papel. Ese repaso a tres décadas de producción permite comprobar cómo el objetivo del artista fue siempre el mismo y cómo ha hecho de la coherencia su sello: evolucionó en el uso de formatos y materiales, de distintas gamas cromáticas -pasó del monocromatismo a la combinación de naranjas y amarillos, rosas y azules, grises y ocres que resaltan las formas-, pero su propósito fue siempre el de investigar los principios de la pintura moderna dejando a un lado todo lo que considerara ajeno a sus esencias.
Forman parte de la muestra tres grupos de pinturas fundamentales de su producción de los ochenta, por su carácter arquitectónico y su dinamismo y por ser fruto de sus anteriores años de experimentación: XS, +S y Frame Paintings. Nada en ellas se deja al azar: nacen las tres de reglas concretas sobre la medida de los lienzos y la dirección en la que se colocan, y cuando los rectángulos han de reducirse a la mínima expresión, no duda en emplear barras de aluminio para subrayar su progresión hacia la estrechez.
También pueden contemplarse las Attic Series y Plane/Figure Series, fechadas en los noventa y de tonalidades más terrosas: remiten a la cerámica y la pintura griega, por su color pero también por sus formas curvas inspiradas en la sinuosidad del helenismo. En la segunda de ellas juega de nuevo con anchuras y estrecheces y también recurre al emparejamiento o la contraposición de elipses de formas diferentes y tamaños similares.
Entre sus obras más recientes en la galería destaca la serie Columnas, que remite de nuevo a la cultura clásica: en ellas aúna de nuevo lo sensual de sus trazos a lápiz con la rigidez de las formas del lienzo. Con anterioridad a este proyecto, concebido específicamente para los espacios de la anterior sede de Elvira González en 2006, ya había trabajado con muros y superficies en los sesenta reivindicando su simultánea noción de pintura como objeto sensible y realidad inapelable, y objetiva.
“Robert Mangold. Obras de 1973 a 2005”
c/ Hermanos Álvarez Quintero, 1
28004 Madrid
Del 24 de mayo al 15 de julio de 2017
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