Revival quinqui en el CCCB

Cine, prensa y calle” que hoy se inaugura en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona y que podrá contemplarse hasta el próximo 6 de septiembre. Amanda Cuesta y Mery Cuesta comisarian esta exposición que analizará también los motivos de la fascinación que el estereotipo del quinqui sigue ejerciendo en parte de la sociedad. El crecimiento, en los setenta y en el entorno urbano, de barrios de urbanismo descuidado sin apenas servicios básicos se convirtió en un contexto propicio para la aparición de los primeros movimientos vecinales y de la figura del quinqui. Los jóvenes comenzaron a ser partícipes de un nuevo estilo de vida que se movía entre la rebeldía y la marginalidad y que exaltaba el sexo, las drogas y la amistad. Circunstancias adicionales como la exclusión del sistema educativo de una cuarta parte de la población mayor de 14 años hacia 1975 o la irrupción de la heroína alimentaron el desarrollo de la delincuencia juvenil y su presencia en los medios. Algunos de esos “rebeldes” se convirtieron en iconos gracias a biopics cinematográficos como Navajeros o Perros callejeros Tres eran las posibles salidas del quinqui: el regreso a la casa familiar, el reformatorio o la cárcel. La difícil situación de las instituciones carcelarias, dada la escasez de recursos y la creciente población de presos, desembocaría en 1977 en una oleada de motines y en la creación de COPEL, Coordinadora de Presos en Lucha. Últimamente el delincuente juvenil de los ochenta ha pasado por una revisión estética que ha motivado su conversión en figura cool de la movida madrileña y su mito crece en Internet.

Retrato de delincuente juvenil (entre 16 y 21 años) publicado en El Caso entre finales de los 70 y finales de los 80
© Reproducción, Biblioteca Nacional de España