El pasado 2017, Soledad Córdoba recibió una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales por su proyecto Desierto. Tránsito por los estados del alma, en el que esta artista de Avilés enlazaba esas frecuencias del alma y paisajes, la condición humana y la poética de la naturaleza, a través de vídeos, fotografías, instalaciones y dibujos. Emprendió para ello una investigación tanto estética como formal, ahondando en tradiciones filosóficas en relación con la transcendencia, la purificación, el desprendimiento, la resistencia, el sacrificio y la regeneración.
El desierto ha sido el contexto geográfico en el que ha desarrollado la mayor parte de ese proyecto, por lo que, tradicional y metafóricamente, tiene de espacio propicio para la toma de conciencia y la reflexión personal, la introspección y la liberación. Una primera parte de ese trabajo, la correspondiente a la trascendencia, pudo verse en marzo en la Cárcel de Segovia y este verano tenemos la oportunidad de contemplar dos capítulos más en Madrid y en Gijón. Unos y otros están vinculados, según Córdoba, por un “hilo solar”: un hilo de oro y silencioso, un velo negro de guipur… Están unidas por piedras, y ellas, las mujeres representadas, desean ser piedra o vivir en ellas. Como es habitual en sus series, siempre son mujeres las retratadas a través del cuerpo de la propia Córdoba, pero mujeres que encarnan roles muy diversos: la maga, la purificada, la renacida, la trascendida…
En la Galería Blanca Berlín podemos visitar, hasta el 31 de julio, “Trilogía del alma: Renacimiento”, la segunda parte de la serie: un conjunto de fotografías en las que el cuerpo de la artista se funde con el citado desierto convertido en organismo animado en el que es propicio explorar esos estados del alma. Apreciamos que Córdoba contempla los abismos del paisaje desde una visión emocional ambigua, en algún punto entre el disfrute y la angustia, sensaciones que provoca la visión de lo sublime, generador también de misterios hacia el interior y hacia el exterior de quien mira.
A medio camino entre lo performativo y lo poético, estas obras expresan siempre la mitología personal de Córdoba y su concepción del alma como ente de múltiples caras, centro de infinitas relaciones. El próximo 13 de julio a las 12:00 horas se celebrará, por cierto, una visita guiada a esta muestra con la participación de la artista y de la comisaria, Zara Fernández de Moya.
La Galería Gema Llamazares asturiana nos enseña, por su parte, “Trilogía del alma: Purificación”, tercer episodio de estas fotografías que nacen de viajes iniciáticos y que tienen mucho de sueño y de enigma. Inciden en que el ánima es ese trozo de nosotros que nunca llegaremos a comprender del todo y en que ciertos espacios, como el mencionado del desierto, son propicios a la meditación; ella acudió, a la hora de plantear estos trabajos, a los del suroeste americano, a los que ya se trasladaron estilitas y profetas veterotestamentarios, en el fondo persiguiendo fines parecidos.
Sirviéndose de tintas pigmentadas y papel baritado sobre dibond, nos invita Córdoba a contemplar una cadena de acciones que pueden facilitar esa limpieza interior. Al margen de lo valeroso de su estética, dominan estos trabajos la expresividad y la emoción.
Soledad Córdoba. “Trilogía del alma: Renacimiento”
c/ Limón, 28
Madrid
Del 6 de junio al 31 de julio de 2019
Soledad Córdoba. “Trilogía del alma: Purificación”
c/ Instituto, 23
Gijón
Del 7 de junio al 27 de julio de 2019
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