Ree Morton. Sé un lugar, sitúa una imagen, imagina un poema
MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS
C/ Santa Isabel, 52
Madrid
Del 20 de mayo al 28 de septiembre de 2015
No os sintáis (demasiado) culpables por no conocerla, porque no nos lo han puesto fácil: la primera gran retrospectiva que se le brindó a Ree Morton tuvo lugar en 1980 en el New Museum de Nueva York y desde entonces hasta la antología que ahora le dedica el Museo Reina Sofía, sólo ha protagonizado una exposición realmente representativa: en 2008, en la Generali Foundation vienesa.
Su vida fue breve (nació en Nueva York en 1936 y falleció en Chicago 41 años después, a causa de un accidente de tráfico), así que su carrera artística también lo fue, con el añadido de que tampoco fue precoz: Morton comenzó a trabajar a finales de los sesenta y su obra puede enmarcarse entre las diversas corrientes que adoptando técnicas e intereses muy diversos (minimalismo, pop art, arte conceptual…) reaccionaron contra los postulados del Expresionismo abstracto.
En un principio esta artista se acercó precisamente al minimalismo y el postminimalismo, rechazando eso sí su carácter aséptico, su tendencia al trabajo seriado y a la no composición y su uso de materiales industriales con esos fines; para, más adelante, iniciar un camino más personal que podría relacionarse con la abstracción excéntrica bautizada por Lucy Lippard, o con las performances y prácticas fenomenológicas relacionadas con el animismo y con el cuerpo.
No llama la atención sobre el valor de los materiales en sí mismos sino sobre su potencial alegórico al emplearlos para crear escenarios teatrales en los que se dan cita referencias a los dogmas del supuesto buen gusto, por ella desvirtuados, a los roles considerados femeninos, a la arquitectura, a las posibilidades performativas de la escultura y a las líricas del lenguaje, con T.S. Eliot o Miguel de Unamuno entre sus referentes. El público no debe sólo contemplarlos sino también, y sobre todo, vivirlos, experimentar sensaciones individuales en ellos.
El Reina Sofía ha reunido de Morton un centenar de trabajos entre instalaciones, dibujos, pinturas sobre lienzo y sobre tabla y esculturas de piel, madera o celastic que podemos contemplar en la tercera planta de su edificio Sabatini y que han sido escogidos por Sabine Folie e Isle Laffer, comisarias de esta muestra. No es casual que utilice Morton materiales efímeros: su obra está relacionada con sensaciones físicas, corporales, que como estas piezas (muchas construidas a partir de sus bocetos y notas) quedarán muy ajadas con el tiempo o, sencillamente, desaparecerán. Esa es la razón de que buena parte de su obra se haya perdido: sus Wood Drawings de 1971 están elaborados con madera de derribo cuya textura investiga; en sus esculturas aparecen clavos, bisagras, tornillos…
Fijáos también en Something in the Wind (1975), una instalación compuesta por un centenar de banderas de colores que la propia artista tejió manualmente con nombres y dibujos pensando en destinarlas a sus conocidos. Arte vivible.
Relacionando esta exposición con la de Carl Andre que podemos ver tanto en el museo como en el Palacio de Velázquez del Retiro, Borja-Villel ha afirmado que “son dos caras de la misma moneda” al servirse ambos de elementos que la modernidad ha considerado ajenos a lo artístico.
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