Las Evas de Paloma Navares

El Museo Thyssen presenta su Jardín de la memoria

Madrid,
Paloma Navares. De un amor imposible, 1992
Paloma Navares. De un amor imposible, 1992

A finales del año pasado, la Fundación Kutxa de San Sebastián repasaba la producción, híbrida en técnicas desde los ochenta, de Paloma Navares a través de una muestra comisariada por Rocío de la Villa en la que se hacía hincapié en el valor simbólico y cultural que la luz y la sombra adquieren para esta artista en un sentido emocional.

En aquella exposición, que cerró sus puertas el pasado 4 de febrero, ya podíamos ver algunas de sus obras dedicadas a los estereotipos generados en torno a lo femenino a lo largo de la historia, como Almacén de silencios (1994-1995), y series dedicadas a la comunicación de las mujeres cuando se les ha negado la palabra, como Otros páramos, mundos de mujer (2004-2009). En sus trabajos de esta temática es frecuente la presencia de las flores, de las que la artista se sirve subrayando su valor como lenguaje intercultural y como imagen de la alegría, la fecundidad y las ofrendas. Las presenta incidiendo en la fragilidad de sus pétalos y componiendo cascadas sobre las que a veces escribe.

Ahora es el Museo Thyssen-Bornemisza el que exhibe la obra de Navares, también bajo el comisariado de Rocío de la Villa pero centrándose precisamente en su atención al género y tomando como eje su revisión de la presencia de la figura de Eva como motivo iconográfico a lo largo de la historia del arte. La autora analiza el peso que esas representaciones han tenido en la configuración social de la imagen femenina y cómo han reflejado la invisibilización de la mujer, aunando perspectiva crítica y voluntad poética; esas pinturas que todos tenemos en mente las manipula, las trocea, las envuelve en fundas transparentes o las dota de corazón para llamar nuestra atención sobre su recurrente objetualización para placer de voyeuristas.

Este asunto comenzó a interesar a la artista hace aproximadamente treinta años, cuando Estrella de Diego dedicó su tesis doctoral a La mujer y la pintura en el siglo XIX español. Desde entonces (1987) Eva ha estado muy presente en su obra y ella ha abundado en la crítica a su cosificación; para “Del jardín de la memoria” lo hace tomando como punto de partida representaciones de mujeres clásicas presentes en colecciones nacionales e internacionales, sobre todo la del propio Thyssen.

Podemos contemplar aquí, junto a trabajos recientes y específicos para la exposición, otros pasados, como En el umbral del sueño (1993), su reproducción del vientre de La ninfa de la fuente de Cranach el Viejo (pintura de la colección del Thyssen); varias obras de la serie Corazón ardiente, en la que trabajó en la segunda mitad de los noventa, replicando como evas y venus modelos femeninos clásicos, y varios objetos de la serie Fragmentos del jardín de la memoria, que nos invitan a contemplar desde otras ópticas las mujeres pintadas a lo largo de la historia.

Paloma Navares. En el umbral del sueño, 1992-1993
Paloma Navares. En el umbral del sueño, 1992-1993

 

Paloma Navares. Hibiscus blancos. Canción de primavera, 2017
Paloma Navares. Hibiscus blancos. Canción de primavera, 2017

Las intervenciones de la artista se presentan en varias salas del Thyssen, haciendo dialogar sus trabajos con los de la colección, como Bailarina basculando (Bailarina verde) de Degas o Adán y Eva de Gossaert, y se completa con dos audiovisuales: El taller de los sentidos, del programa Creadores de TVE, e Iluminaciones, de Metrópolis, que se rodó coincidiendo con la exposición de San Sebastián y recoge reflexiones de la propia Navares sobre su carrera.

Paloma Navares. Eva de Gossaert, frente a Adán y Eva de Gossaert, 1992-2017
Paloma Navares. Eva de Gossaert, frente a Adán y Eva de Gossaert, 1992-2017

 

“Paloma Navares. Del jardín de la memoria”

MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA

Paseo del Prado, 8

Madrid

Del 15 de febrero al 22 de abril de 2018

 

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