Océano Mar: el mito, el cuerpo, la ecología

MadBlue presenta nueva muestra colectiva en Conde Duque

Madrid,

La novela Océano mar de Alessandro Baricco, cuyos personajes llevan vidas atravesadas por el mar, convertido en lugar de encuentro frente a un océano que es desmesura, da título a la nueva muestra que MadBlue presenta en Conde Duque, sede única este año de las propuestas artísticas del Festival.

La exposición ha sido comisariada por Iñaki Martínez Antelo, que fue durante más de una década director del Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, y reúne propuestas ligadas al agua, en lo formal, lo poético o lo conceptual, que quieren reclamar una nueva mirada respecto a su presencia en el planeta y a las huellas que la acción humana causa en el medio marino. Artistas jóvenes pero consolidados y figuras significativas de la creación de las últimas décadas, de Allan Sekula a Mar Guerrero, se dan cita en un recorrido en el que conviven vídeos, performance, fotografías, instalaciones o esculturas.

Rosana Antolí ha llevado a Conde Duque I Will Give You the Sea, un filme vinculado a teorías recientes en torno al llamado hidrofeminismo, corriente que contempla el cuerpo como cápsula que ha evolucionado para poder contener el mar en sus arterias y que asume que la vida en la Tierra tuvo su origen en océanos primordiales que fluctuaban en mareas rítmicas circadianas bajo la atracción de la luna, en paralelo a las fluctuaciones hormonales de una mujer en la duración aproximada de los ciclos lunares.

En su proyección, los límites del cuerpo como contenedor se rompen a través de la ingestión y el goteo de agua desde los orificios orales, conforme a una coreografía de relaciones entre los sujetos y nuestras entrañas líquidas. Es habitual, en la trayectoria de esta autora alicantina, el recuerdo de una necesidad humana vital de reencuentro con las esencias, sea desde una perspectiva más o menos irónica, más o menos inocente.

Rosana Antolí. I will give you the sea, 2020
Rosana Antolí. I will give you the sea, 2020

El otro vídeo en esta exhibición, De nada me lleva a nada, es obra de Mar Guerrero, autora mallorquina cuyos trabajos suelen enlazar el espacio y el tiempo, a la vez que estrechan lazos entre su propio imaginario personal y la ficción. Plantea la construcción de paisajes desde la construcción de la mirada y capta realidades que podían perfectamente corresponder a escenas soñadas, documentos que tienen mucho de pictórico y de surrealista. Esta pieza comienza y acaba en el agua, al introducirse un elemento extraño que da lugar a un juego de percepciones lumínicas y dudas en los que la imagen fotográfica y el motivo fotografiado se funden.

Del lisboeta Vasco Araújo veremos un proyecto inédito: los libros con acuarelas E agora para onde vou? (2020). Se trata de dieciséis volúmenes que representan los rumbos de dirección de la rosa de los vientos, utilizada en navegación para distinguir justamente hacia dónde sopla el aire. En su conjunto, captan estos trabajos pensamientos instrospectivos del autor a partir de la idea de un viaje e todos los mares en el que nunca se tocara tierra, esto es, un viaje psicológico a la deriva. Las acuarelas se completan con textos de Araújo inspirados en los diarios de Magallanes y en el Libro del desasosiego de Pessoa.

Vasco Araújo. E agora para onde vou?, 2020. Cortesía del artista y de la Galería Francisco Pino
Vasco Araújo. E agora para onde vou?, 2020. Cortesía del artista y de la Galería Francisco Pino

Tras su paso reciente por Ehrhardt Flórez y con la colaboración de esta galería madrileña, Laia Estruch ha llevado a la Sala de Bóvedas su performance Sibina, que ideó en 2019. A través de la voz, las palabras y el agua en abrevaderos de hierro, se zambulle en lo ancestral del acto de beber y en los numerosos mitos que han germinado en torno a los pozos; en la Cataluña rural, cercana a la artista, han brotado leyendas sobre seres místicos femeninos que habitan en las aguas dulces de los ríos, los pantanos o las cascadas; leyendas transmitidas oralmente, quizá entre sorbos.

Sibina tiene que ver con los ritos y con los lazos intensos entre la tierra y lo acuoso.

Laia Estruch. Sibina, 2019. Cortesía de la artista y de la Galería Ehrhardt Flórez
Laia Estruch. Sibina, 2019. Cortesía de la artista y de la Galería Ehrhardt Flórez

Los proyectos escultóricos en “Océano mar” corren a cargo de María Luisa Fernández y Grace Schwindt. De la artista leonesa podremos contemplar el conjunto en madera Mar rojo, proyecto minimalista, llegado de los fondos del MUSAC, en el que una vez más hizo uso de los dobles sentidos y los juegos de palabras: consta su trabajo de dos piezas distanciadas, como aquel mar se abrió, según la narración bíblica, para abrir paso a los israelitas que huían de Egipto. Alusiones el margen, fue una más de sus exploraciones de los ochenta en torno al espacio y el volumen. La alemana, por su parte, nos ofrece en Madrid un conjunto de siete cerámicas con bronce plateado cuyos títulos (Bloody Sun, Burned Away Water in a Ship’s Shadow, Burned Green, Dismal Sheen, Golden Fire, Hot and Copper Sky y Velvet Black) remiten a los colores y estados de ánimo recogidos en un poema de Samuel Taylor Coleridge, The Rime of the Ancient Marine, en el que un iceberg resguarda un cuerpo a medio camino entre lo muerto y lo vivo, lo humano y lo no humano.

A la luz de aquel texto, y de las noticias constantes sobre el peligro que corren las capas de hielo en los polos, llevó a cabo Schwindt estas piezas, en las que, explica, contempló la naturaleza como refugio para el ser humano pero también como escenario de crueldades. La convivencia de materiales de características físicas muy distintas hace referencia a esa tensión entre el medio ambiente y nuestros actos.

María Luisa Fernández. Mar Rojo, 1986
María Luisa Fernández. Mar Rojo, 1986
Grace Schwindt. Bloody Sun, Burned Away Water in a Ship’s Shadow, Burned Green, Dismal Sheen, Golden Fire, Hot and Copper Sky y Velvet Black, 2019. Cortesía de la artista y de la Zeno X Gallery, Amberes
Grace Schwindt. Bloody Sun, Burned Away Water in a Ship’s Shadow, Burned Green, Dismal Sheen, Golden Fire, Hot and Copper Sky y Velvet Black, 2019. Cortesía de la artista y de la Zeno X Gallery, Amberes

Con sal y elementos marinos ha trabajado el valenciano Jorge Peris en una instalación específica para la exposición, y no es la primera vez que se vale de materiales llegados de las aguas, como bacterias o algas, para generar entornos que parecen poner fin al ciclo de su existencia, a la vez que modifican la percepción de los espacios donde se exhiben. La paz con la que solemos pensar en el mar aquí se desmenuza.

Jorge Peris. Cortesía del artista y de la Galería Luis Adelantado, Valencia

Por último, del fallecido artista estadounidense Allan Sekula encontraremos en Conde Duque una decena de fotografías de la serie Black Tide, correspondientes a su aproximación a las consecuencias de la tragedia del Prestige sobre las costas gallegas por encargo de La Vanguardia, hace dos décadas. Se fijó en la labor de los operarios que limpiaban, sus gestos de dolor y cansancio, o en el acentuado contraste entre sus trajes y la mancha del vertido. Tiempo antes, en 1992, ya había acudido Sekula a esta región para dar testimonio de la crisis del sector pesquero.

Allan Sekula. Fragments for an Opera, 2002-2003. De la serie Black tide. Colección MUSAC
Allan Sekula. Fragments for an Opera, 2002-2003. De la serie Black Tide. Colección MUSAC

 

 

“Océano mar”

CENTRO CULTURAL CONDE DUQUE

c/ Conde Duque, 9 y 11

Madrid

Del 26 de abril al 23 de julio de 2023

 

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