Nono Bandera, miel de abeja

Antes de ponerse a trabajar, Nono Bandera no acude tanto a tiendas de materiales relacionados con artes plásticas como a rastros, mercadillos o tiendas de objetos de segunda mano, de mercancías de bajo precio. Este artista malagueño se ha apropiado de objetos e imágenes que pueden ser consumidas por todo tipo de público y que en ocasiones suponen copias de aficionado anónimo, de mala calidad o escaso gusto, de piezas de arte clásico (las habréis visto, quizá, en salas de espera de bancos, dentistas o en ciertas viviendas) para cuestionar qué se entiende por arte, y por qué.

Para su séptima exposición individual en la galería madrileña Espacio Mínimo, abierta hasta el 16 de mayo, Bandera ha seleccionado catorce trabajos recientes de su serie Love Letters, que comenzó a desarrollar en 2013 y que ha venido ampliando de forma continua desde entonces. Relacionada con su anterior conjunto de óleos Patchwork, Love Letters consta de ensamblajes de cartas de amor y manuscritos antiguos que el andaluz interviene desde la ironía para subrayar las grietas de la oposición estricta entre lo sagrado y lo profano y entre la alta y la baja cultura. Así, lienzos manipulados y papeles viejos nos ofrecen, previo paso por sus manos, lecturas distintas a las originales.

El papel del artista consiste en seleccionar, descontextualizar, combinar e intervenir para generar una realidad artística nueva a partir de “lo ya hecho”, en interpretar lo recopilado desde un enfoque personal.

Su actitud implica cierto sarcasmo sobre determinados estereotipos vinculados a lo íntimo, a la familia o el sexo, recurso aquí para la provocación, y sobre clichés estéticos trasnochados o convencionalismos asociados a la representación pictórica.

Las fuentes iconográficas de las que Nono Bandera se sirve son muy variadas, y su experiencia vital, emocional, continúa constituyendo una de sus principales referencias. El propio artista entiende el amor, la muerte y la vida como los tres temas fundamentales abordados en la Historia del Arte y considera imprescindible conocer lo que otros creadores plantearon en torno a esos asuntos para no caer en la repetición sin sentido que nada aporta. Quizá por esa razón, el arte popular y las ilustraciones antiguas que incorporaban tratados científicos son dos de sus constantes referencias, junto a la novela negra o la ciencia ficción.

En este caso, las cartas de amor que ha empleado para Love Letters forman parte de la correspondencia de una pareja desconocida que se escribió entre los años treinta y los setenta, a veces desde el cariño, en otras ocasiones, desde el reproche. El artista ha mezclado con ellas estampas de santos y otros elementos más o menos curiosos o irreverentes.

Para Nono, el arte es en sí mismo un gran cadáver exquisito compuesto de grandes dosis de amor, de vida y de muerte, una reescritura antigua como la que está presente en su trabajo Miel de abeja, que da título a la exhibición de Espacio Mínimo y que presenta a miembros de una misma familia arrodillados sobre una alfombra de Teresa Lanceta y citando frases tomadas del movimiento Fluxus. Ya Duchamp, cuyo espíritu corrosivo inspira a Bandera, opinaba que el arte era un juego entre los hombres de todas las épocas.