“Mi única conexión con la vida son estos garabatos”
No se sabe cómo surge la necesidad de crear, cuándo nace el artista, el poeta… Sea como sea, uno reconoce los ojos de Jonas Mekas el cineasta en las palabras escritas por un joven lituano varios años antes de tropezar con su primera cámara de cine. En los relatos de aquellos años de huída, aflora el carácter vanguardista, creativo e irreverente del que, una década después, desde su trabajo como realizador y su actividad en la revista Film Culture, sentaría las bases estéticas del cine underground norteamericano y fundaría el New American Cinema Group junto a nombres como el de John Cassavetes, Robert Frank o Andy Warhol.
Cuando en 2011 se publicó el catálogo “Correspondencia(s)”, a hilo de la exposición “Todas la cartas. Correspondencias fílmicas” llevada a cabo por el CCCB. Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, advertíamos sobre la maravilla cinematográfica de esos ejercicios epistolares entre realizadores. Destacaba especialmente la filmación de lo doméstico en esas cartas audiovisuales que Jonas Mekas enviaba a Jose Luis Guerín. En perfecta sintonía con sus films-diario –Walden (1969), Lost, Lost,Lost (1975), o Outtakes from the Life of a Happy Man (2013), entre otros- aquellas breves cartas-película suponían verdaderas clases maestras de cómo registrar la vida a través de una lente. Ahora, gracias a la traducción y publicación de “Ningún lugar a donde ir “ en la editorial La caja negra, tenemos sus diarios escritos en plena Segunda Guerra Mundial, entre el año 1944 cuando huye de su Lituania natal por motivos políticos y 1955, cuando tras un inhumano éxodo europeo llega en barco a lo que serían sus primeros años en un difícil y desolador Brooklin. Un testimonio íntimo donde se mezclan humor y nostalgia. Un incansable y continuo registrar el mundo donde el solo ejercicio de nombrar y construir relato sirve como asidero a la vida. Frente al sinsentido de la guerra, la persecución, los campos de concentración, el hambre, el miedo, “las lilas comienzan a abrirse. El pasto crece aquí y allá con timidez, verde”. Leyendo Ningún lugar adonde ir el lector asiste a la formulación de toda una poética: palabras, imágenes, vida… Al fin y al cabo es lo mismo: arte en sus diferentes formas.
TÍTULO: Ningún lugar adonde ir
AUTOR: Jonas Mekas
TRADUCCIÓN: Leonel Livchits
EDITORIAL: La caja negra
COLECCIÓN: Synesthesia
PÁGINAS: 440 pp.
PRECIO: 28 euros
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