Maes nos hizo cómplices de los espías

La National Gallery le dedica su primera muestra británica

Londres,

Tras el obligado retraso debido a la pandemia, la National Gallery londinense ha reabierto al público “Nicolaes Maes: Dutch Master of the Golden Age”, la primera exhibición dedicada al pintor en el Reino Unido. Se trata de una antología que traza la trayectoria de uno de los artistas holandeses más exitosos de su tiempo (la segunda mitad del siglo XVII) y que también hace hincapié en su talento como valedor, y uno de los mejores marchantes, de su propio trabajo. Alumno favorito de Rembrandt durante algún tiempo, supo labrarse camino al margen de su maestro y podemos decir que allanó el camino a Vermeer en muchos de sus avances.

Son casi medio centenar los trabajos que comprende esta retrospectiva, entre pinturas y dibujos procedentes de diversas colecciones públicas y privadas, y se estructuran a lo largo de tres salas que corresponden a otros tantos periodos en la carrera del artista. Maes inició su trayectoria como pintor de escenas históricas y bíblicas pero pronto se zambulló en la representación de estampas cotidianas, por las que hoy lo conocemos mejor. Ya en sus últimas décadas alcanzaría fama como retratista, siendo uno de los más cotizados de los Países Bajos en aquel siglo XVII.

Podremos comprobar en Londres hasta qué punto la influencia de Rembrandt resultó decisiva en sus comienzos: en escenas, como decíamos, de temáticas históricas y bíblicas que pueden verse en la primera sala de la muestra, entre ellas su magnífico Cristo bendiciendo a los niños a gran escala, que forma parte de la colección permanente del museo británico y que deja ver los sofisticados efectos lumínicos que le enseñó su mentor; de hecho, se cree que pudo realizarlo cuando aún aprendía en su taller o muy poco después. Entre las obras bíblicas reunidas, podemos destacar asimismo la Adoración de los pastores llegada del Getty Museum de Los Ángeles o el Sacrificio de Isaac, procedente de la Queen’s University de Kingston, en Canadá. Para este último reelaboró una pintura anterior y con el mismo tema a cargo de Rembrandt, pero incorporando una diferencia notable: Maes eligió representar el dramático instante previo a la interrupción del sacrificio, cuando un ángel detiene la mano de Abraham. El carácter pictórico del autor comenzaba a atisbarse, más allá de influencias, en esta fase temprana.

En la segunda sala de la exposición nos aguardan algunas de las composiciones más célebres de Maes: sus pinturas de género. Tras abandonar Ámsterdam, donde se formó junto al autor de La lección de anatomía del doctor Jan Deijman, para regresar a su ciudad natal, Dordrecht, nuestro pintor pasó a centrarse en la ejecución de escenas cotidianas, varias de ellas dedicadas a mirones, a intrusos espiando. Tres de ellas se muestran en Londres y en estas el protagonista rompe “la cuarta pared”, dirigiéndose directamente al espectador; suele esconderse al pie de una escalera o cubre sus labios con un dedo, implorando la conservación de su secreto. A través de la perspectiva y del diseño cuidadoso de los espacios interiores, llevaba a cabo ingeniosas composiciones que llaman hoy nuestra atención por su modernidad, al quedar convertido el espectador prácticamente en voyeur.

En una de estas obras, procedente de Apsley House, encontramos una sirvienta que parece estar descuidando su deber de cuidar a unos niños mientras su amante se inclina hacia una ventana abierta. Normalmente, en estos trabajos quienes solían espiar eran amas de casa, pero a Londres han llegado las excepciones: en la obra prestada por la Guildhall Art Gallery, el entrometido es otro sirviente agazapado en la escalera, y la señora del hogar, el objeto de su curiosidad.

También se muestran en Trafalgar Square algunos estudios de esas figuras que escuchan, llegados del Boijmans Van Beuningen de Rotterdam, y otros hermosos preparatorios trazados con tiza roja.

Nicolaes Maes. The Eavesdropper, hacia 1656. The Wellington Collection, Apsley House. © Historic England Photo Library
Nicolaes Maes. The Eavesdropper, hacia 1656. The Wellington Collection, Apsley House. © Historic England Photo Library

Espiar puede ser un acto cotidiano, pero Maes también prestó atención a otras tareas más canónicamente diarias, la mayoría de ellas con modelos femeninos. Retrató a costureras, encajeras, vendedores ambulantes, lecheras… y a una ladrona que vacía los bolsillos a un durmiente mientras, como es habitual en la producción de este artista, se dirige al espectador implorando silencio. Es posible que, en estas imágenes, buscara transmitir mensajes morales (subrayando la virtud subyacente en el cumplimiento de las labores domésticas o burlándose de quienes se excedían en sus deberes o los descuidaban), pero siempre manifestaba sus moralejas de manera alegre.

Corría 1673 cuando Maes regresó a Ámsterdam e inició esa prolífica etapa en la que se convertiría en uno de los retratistas más buscados de su tiempo, llevando a cabo hasta 900 retratos, cifra muy extensa en comparación con la de sus pinturas de historia y sus escenas de género que, en cualquier caso, prueba que el autor era consciente del lado comercial de su trabajo. A esa vertiente de su producción se dedica la tercera y última sala de la exhibición, en la que además podremos repasar la evolución de la moda a fines del siglo XVII; en sus trabajos de entonces se sirvió de fondos extravagantes para acompañar las poses heroicas de sus modelos. Podemos fijarnos en Retrato de un niño como cazador, en el que el pequeño, con traje clásico, posa con un pájaro en la mano y un perro saltando a su lado, o en Retrato de niña con ciervo, en la que esta viste de azul brillante y se nos presenta de pie en medio de un bosque, disponiendo su brazo sobre ese ciervo. En general, el viaje de Maes hacia el retrato se enmarca en una tendencia general a finales del siglo XVII proclive a un estilo más decorativo y fulgurante.

Algunos de estos retratos de la sala final se exhiben en sus marcos originales que, en ocasiones, incluyen imágenes que aluden a la vida del modelo (y es raro que pervivan). Cuatro de los reunidos en la National Gallery pertenecen a la misma familia y todos presentan, justamente, sus marcos primeros: los de Simon, Beatrix, Dirk y Maria Magdalena van Alphen. Realizados hacia 1677, son reflejo de las aspiraciones de las clases holandesas más pudientes del siglo XVII.

Nicolaes Maes. The Eavesdropper, 1655. Harold Samuel Collection, Mansion House © Guildhall Art Gallery, City of London
Nicolaes Maes. The Eavesdropper, 1655. Harold Samuel Collection, Mansion House © Guildhall Art Gallery, City of London

 

Nicolas Maes. Portrait of a Girl with a Deer, hacia 1671. Colección privada
Nicolas Maes. Portrait of a Girl with a Deer, hacia 1671. Colección privada

 

 

“Nicolaes Maes: Dutch Master of the Golden Age”

NATIONAL GALLERY

Trafalgar Square

Londres

Hasta el 20 de septiembre de 2020

 

 

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