Nicolás de Lekuona, breve y diverso

Vivió sólo 24 años, únicamente cuatro pudo dedicarlos en pleno a su producción artística y pese a ello podemos calificar a Nicolás de Lekuona como un creador prolífico que cultivó técnicas y estilos muy diversos. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián y en la Escuela de Aparejadores de Madrid, participó intensamente de la actividad cultural madrileña durante la República (fue miembro de la tertulia del Café Pombo) y comenzó entonces a participar en exposiciones colectivas, llegando a hacerse con el segundo premio en la Exposición de Artistas Noveles Guipuzcoanos de 1933.

En 1934 presentó sus fotografías junto a las esculturas de Jorge Oteiza y las pinturas de Narciso Balenciaga en la exposición presentada en el Kursaal de San Sebastián. Más tarde trabajó, de nuevo en la capital donostiarra, junto al arquitecto Florentino Morocoa realizando viviendas funcionales muy cercanas a la arquitectura del GATEPAC mientras desarrollaba su producción propia en su casa de Ordizia hasta que fue reclutado por el Ejército Nacional y falleció durante la Guerra Civil, en Frúniz, en 1937.

Si en un primer momento se dejó influir por la Escuela de Vallecas, más tarde se interesó por el Surrealismo y el Constructivismo a la hora de abordar, desde un punto de vista onírico, asuntos existenciales. Desde el primer tratamiento realista de sus obras, depuró sus figuras haciéndolas más estilizadas y ondulantes y se acercó en ocasiones al Expresionismo de José Gutiérrez Solana.

El entorno y el mundo femenino, la muerte o la guerra, fueron temas fundamentales de sus representaciones arquitectónicas, dibujos, pinturas, collage, carteles, fotografías y fotomontajes; también de sus poemas y sus fotocalquídeas.

La Galería Guillermo de Osma inaugurará el próximo jueves, 9 de abril, una exposición antológica del artista compuesta por sesenta obras entre óleos, dibujos, collages, fotografías y fotomontajes. Piezas en estos dos últimos formatos salen a la venta por primera vez en la sala madrileña.

En palabras de la experta Adelina Moya, su producción es “tan diversa como breve en su tiempo de realización”. En ella dio muestras de una sensibilidad abierta y libre, de su voluntad de experimentar y de su admiración por renovadores del momento como Alberto Sánchez, Benjamín Palencia, Maruja Mallo o José Moreno Villa, cuyas obras debió conocer en Madrid.

En sus pinturas encontramos figuras antropomorfas, minerales y orgánicas, alusiones a las piedras.

En cuanto a la fotografía de Lekuona, ésta destaca por su modernidad, al ofrecer escorzos, encuadres cenitales, picados y juegos de texturas que remiten a los que practicaban Ródchenko, Moholy-Nagy y la Bauhaus. Cultivó la fotografía desde la infancia, retratando escenas urbanas y objetos cotidianos, así como a familiares y amigos. Poco a poco, su trabajo fue incorporando distintas influencias, especialmente del cine expresionista alemán, con sus contrastes de luces y sombras.

Sus fotocollages y fotomontajes son escasos en número, pero se los considera entre los ejemplos más destacables de esta disciplina internacionalmente: el vasco recortaba fotografías de deportistas, bailarinas, nadadoras, desnudos femeninos, piernas, brazos, animales, arquitecturas, y las pegaba dando lugar a composiciones muy originales de una muy personal carga poética. Frente a la intencionalidad política y de crítica social que otros autores contemporáneos daban a estos trabajos, Lekuona subrayaba su dimensión estética y les confirió un carácter más íntimo.

Coincidiendo con esta muestra, la Galería Guillermo de Osma edita un catálogo con textos del experto Ismael Manterota en el que se recogerán todas las obras que componen la muestra.