Nancy Spero y el arte como acto de rebelión

Humlebaek, 02/01/2020

Tras su paso este verano por el Museum Folkwang de Essen y, hasta el 5 de enero de 2020, por el Nordiska Akvarellmuseet sueco, el Louisiana Museum of Modern Art danés abrirá el día 23 la primera exhibición dedicada al trabajo de Nancy Spero en ese país cuando se han cumplido diez años desde el fallecimiento de la artista estadounidense. Contará con setenta y cinco trabajos, entre pintura, obra en papel y una gran instalación centrados, como fue habitual en su trayectoria, en la guerra, la repulsa de la violencia y las injusticias que perviven en la relación entre sexos: Spero fue pionera del feminismo en los sesenta y siempre se consideró una creadora política que se servía del arte para manifestar su postura ante los problemas sociales.

En su iconografía predominan las figuras femeninas que revisan tipos tradicionales para relacionarlos con tópicos actuales, y entre sus técnicas destacan el dibujo y el collage, no necesariamente en pequeños formatos.

De esta gira de Spero por tres museos escandinavos forman parte dos de sus Paris Black Paintings, grandes escenas en las que vemos amantes dispuestos sobre fondos oscuros, aparentemente aislados del mundo. Las llevó a cabo en la capital francesa entre 1959 y 1964, como reflejo de su actitud hacia la vida en aquel periodo.

Más adelante, la Guerra de Vietnam impondría un giro radical a su producción: en sus War Series (1966-1970), formadas por más de un centenar de obras, denunció implacablemente la crueldad de la contienda, no sobre lienzo, sino sobre papel, decisión que distinguió sus trabajos, de forma deliberada, de los de sus contemporáneos masculinos. Su labor como activista, como decíamos, fue más allá del pacifismo: participó en un sinfín de iniciativas del movimiento feminista y en 1972 cofundó la A.I.R. Gallery en Nueva York, la primera sala en exponer únicamente a mujeres artistas.

Nancy Spero en el Louisiana Museum of Modern Art

Por aquellos años, entre 1969 y 1973, también trabajó intensamente con el dramaturgo, actor y teórico teatral francés Antonin Artaud, creador del llamado Teatro de la crueldad, y en dos de sus series plásticas tomó sus citas, fusionándolas con motivos tanto geométricos como figurativos. Pero la cuestión femenina ganó progresivamente peso en su producción, hasta el punto de que, desde 1972, año en que como decíamos había echado a andar la A.I.R. Gallery, Spero solo representaba mujeres, actualizando sus imágenes del pasado. Una de las obras más significativas en la que abordó la opresión sobre el sexo femenino fue Torture of Woman (1976), friso horizontal donde combinó esas representaciones de mujeres con fragmentos de texto relativos a torturas en regímenes autoritarios. En aquella década, la mecanografía, el collage y la impresión manual se habían convertido ya en sus técnicas predilectas.

A mediados de los ochenta, sin embargo, Spero decidió prescindir de los textos para concentrarse en la representación de mujeres y en los vínculos en sus iconos pasados y presentes, en los nexos entre el arte y el mito, entre la feminidad, la moda y la publicidad. Sus modelos ya no aparecen como víctimas, sino como sujetos celebrantes, practicando danzas de autodeterminación entre geometrías de colores brillantes. Estos trabajos son el eje de la fase creativa más larga de Spero: la que desarrolló entre 1985 y 2002.

Hablamos de la presencia en esta muestra de una gran instalación: se trata de Maypole: Take No Prisoners, el proyecto que en 2007, dos años antes de fallecer, llevó a la 52ª edición de la Bienal de Venecia. Completa un círculo vital y creativo: su idea inicial, un palo de mayo del que cuelgan cintas con cabezas grabadas, estaba presente en un dibujo datado cuarenta años antes y perteneciente a sus War Series. Podemos entenderlo como un ejemplo último de la energía con la que Spero se pronunció siempre contra la injusticia; ya en 1985 formuló que consideraba su arte como un acto de rebelión.