Sigues a un creador desde sus comienzos, y sus obras, a lo largo de los años, terminan poniendo imágenes, música o palabras a los hitos de tu biografía. Hay artistas con los que secretamente y a distancia compartes intimidad. Si además coincides generacionalmente, la relación se intensifica por las correspondencias históricas y culturales; y tanto sus avances, como sus silencios, se hacen tuyos, adheridos sin remedio a los hitos de tu vida.
En mi caso siento esa unión generacional y afectiva con la obra de Laura Torrado, a la que he ido siguiendo desde sus comienzos. De pronto han pasado dos décadas y me cuesta reconocer que haya pasado tanto tiempo desde que en los 90 hizo sus primeras obras; en parte por pudor…porque visitar su retrospectiva, supone también hacerme preguntas, revisar mi propia memoria, los sucesos y preocupaciones que se encadenaron a piezas suyas muy concretas. Si además coincide que su obra tiene vocación atemporal, de tiempo detenido, de reflexión fragmentaria del yo… el efecto espejo crece en el visitante aunque sea su primera vez ante este imaginario.
En el marco de PHotoEspaña, y comisariada por Mariano Navarro, la Sala Canal de Isabel IIdedica a Laura Torrado una exposición que indaga en el universo que la artista ha desplegado en fotografía, video, instalación, dibujo y performance a lo largo de su carrera. El comisario, con buen criterio, evita el criterio cronológico organizando ha organizado un recorrido temático ascendente desde la planta baja de la torre hasta el interior del vaso, que se corona con una pieza sonora en la cúspide.
Un recorrido sensorial que entrelaza sus temas (el autorretrato, las contradicciones de la identidad femenina, la fragilidad del existir, el yo disociado…) con su relación con los materiales (en la que siempre ha privilegiado lo cambiante frente a lo estable y definido). En la estupenda entrevista que le hizo Alicia Murría, recogida en el catálogo, Laura expresa esa preferencia por lo discontinuo: “trabajar sobre la idea de lo cambiante, y también una búsqueda de economía de medios, algo que a lo largo de los años ha estado siempre presente en mi trabajo, y especialmente al principio, la utilización de materiales ligeros, que no pesasen, que no constituyesen un lastre… Hay tantos objetos a nuestro alrededor, me cuesta hacer cosas con idea de permanencia. Me parece una idea ajena… Nosotros, como materia, no perduramos, eso es la vida, y crear objetos con la intención de que perduren me parece contradictorio con nuestra naturaleza”.
Aunque sus ideas puedan materializarse en fotografías, videos o instalación, esta forma final que nos entrega, es solo una pequeña parte de su proceso creativo que ha podido tener por origen una performance privada y un trabajo del cuerpo con el material…de los que nos ofrece solo fragmentos que el espectador completa e interpreta llevándoselos a él.
En el catálogo Mariano Navarro lo explica de esta manera: “Su sistema narrativo, crucial para calar en sus profundidades, se desarrolla de manera fragmentaria, alternando o combinando la expresión verbal coherente con la gesticulación, el grito y la algarabía del juego, hasta componer dramaturgias quebradas de lasque se desprenden la nostalgia, la estupefacción dolorida y el silencio.”
Por otra parte, las piezas resultantes están muy bien resueltas técnicamente y consiguen un original equilibrio entre esa idea abierta y quebrada, y la definición final de las obras que generan imágenes de una visualidad y una evocación embriagadoras. Tan solo en los vídeos se abandona a una forma más abocetada, más relajada, de un modo muy consciente, como si éstos funcionaran como puentes con ese trabajo suyo previo de trance irracional movido por las pulsiones, ensayos e intuiciones.
Esa búsqueda intuitiva del “lado oscuro” esta recogida perfectamente en el titulo de la muestra: La oscuridad natural de las cosas, toda una declaración de intenciones. Una frase que Mariano Navarro toma prestada a Baudelaire, y que alude a esa porción oculta de la realidad, de la sombra, que solo algunos artistas se atreven a afrontar. Dice Mariano Navarro: “son la lucidez y la conciencia de sí, que lleva al artista, en este caso a una artista mujer a una figuración imaginaria contemporánea que alumbra cuanto de oscuro hay en sí misma, para así dar luz a las sombras fantasmáticas que oculta el espectador”.
Decía María Zambrano que “lo que no pasa por el corazón nace muerto”, y su intento de implantar el método de la “razón poética” buscaba recuperar una aproximación al conocimiento que no desdeñara las pulsiones irracionales con las que convivimos. El trabajo que Laura Torrado bien podría inspirarse en el método de Zambrano, pues a través del símbolo y las metáforas remueve las entrañas de lo que nos cuesta admitir: el paso del tiempo y la decrepitud, la fragilidad del amor, la heridas de la soledad y del dolor, la esclavitud de las convenciones sociales… el lado tanático de nuestra existencia…
“Laura Torrado. La oscuridad natural de las cosas”
SALA DE EXPOSICIONES CANAL DE ISABEL II
C/ Santa Engracia 125, Madrid
Horario: de martes a sábado de 11:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 20:30 h. Domingos y festivos de 11:00 a 14:00 h. Lunes cerrado
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