La bibliofilia del Marqués de Santillana y la apoteosis de Jorge Inglés

Museo del Prado y Biblioteca Nacional repasan su labor como promotor de la cultura

Madrid,

Entre las personalidades del siglo XV que destacaron en Castilla por su atención a la cultura, en sus registros diversos (desde el cultivo de la poesía y de la historia de la literatura a la bibliofilia y la promoción de las artes), es imprescindible mencionar a Íñigo López de Mendoza, el marqués de Santillana.

Nacido en la localidad palentina de Carrión de los Condes en 1398 y fallecido en Guadalajara sesenta años después, es probable que no saliera nunca de la península Ibérica, pero desde su palacio en esta última ciudad encargó obras que dieron testimonio de su cosmopolitismo y de su buen conocimiento de las novedades gestadas tanto en Flandes como en Italia: encomendó pinturas a Jorge Inglés, pintor de formación quizá germana, y recurrió a agentes y redes de intercambio a la hora de hacerse con libros de lujo que, además de por su contenido, valoraría por su riqueza material y artística y como expresión de prestigio. Competiría, en ese afán coleccionista, con otros bibliófilos de su tiempo, como Alfonso el Magnánimo, Íñigo de Dávalos o Nuño de Guzmán.

Con objeto de revisar su labor como promotor cultural y justamente bibliófilo, el Museo del Prado y la Biblioteca Nacional de España han inaugurado hoy, conjuntamente, la muestra “El marqués de Santillana. Imágenes y letras”, en cuya preparación comenzaron a trabajar hace años Javier Docampo y Fernando Villaseñor, ambos especialistas en libros medievales. Tras el reciente fallecimiento de ambos, a quienes la exposición quiere también homenajear, han seguido su estela Joan Molina, Jefe del Departamento de Pintura Gótica de la pinacoteca e Isabel Ruiz de Elvira, Directora del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la BNE.

El centro de la presentación de esta exhibición en el Prado lo ocupa el citado Jorge Inglés, encargado de llevar a cabo, desde 1455, tres conjuntos pictóricos para la iglesia del hospital de San Salvador de Buitrago de Lozoya (Madrid), una institución caritativa que el propio marqués fundó para la salvación de su alma. Se trata del célebre Retablo de los Gozos de Santa María, que habría de disponerse en el altar mayor y fue depositado en el Museo hace una década, y dos trípticos, uno dedicado a tres santos caballeros y el otro a tres santos franciscanos, que se situarían en los altares laterales. Del primero formaría parte el excepcional San Jorge y el dragón que ha llegado a la exposición y que destaca por la elegancia de su armadura de acero blanco y la extravagancia del ser, verde esmeralda, que pisa.

La elección de Inglés, activo en las dos décadas transcurridas entre 1455 y 1475, es digna de atención: es poco lo que de este autor se sabe, y su mismo origen es confuso, pero su obra trasluce una evidente atención al valor escultórico de las figuras, a los contornos de los rostros y a la expresividad de la iluminación, rasgos que lo acercan a pintores germánicos que, unos años antes, habían traducido los modelos flamencos de los maestros Van der Weyden o Campin.

Jorge Inglés. Retablo de los Gozos de santa María (detalle), hacia 1455. Museo Nacional del Prado. Depósito de Almudena de Arteaga y del Alcázar, XX duquesa del Infantado, e Iván de Arteaga y del Alcázar, XV marqués de Ariza
Jorge Inglés. Retablo de los Gozos de santa María (detalle), hacia 1455. Museo Nacional del Prado. Depósito de Almudena de Arteaga y del Alcázar, XX duquesa del Infantado, e Iván de Arteaga y del Alcázar, XV marqués de Ariza

Al margen de sus trabajos para Buitrago, de Inglés solo se han conservado el Retablo de San Jerónimo de la localidad vallisoletana de La Mejorada y el de la Virgen de Villasandino (Burgos), del que ahora se exponen tres tablas datadas hacia 1470-1480. Fue desmontado en siglos posteriores y la mayoría de sus compartimentos se reinstalaron en un retablo dieciochesco que aún forma parte de ese templo, pero estas tablas que ahora se nos muestran quedaron desgajadas y llegaron al mercado. Subrayan, en todo caso, el rol de la Virgen, san Joaquín y santa Ana en el plan de salvación de Cristo y dicho retablo burgalés lo presidía, como el de los Gozos, una talla de la Virgen con el Niño, esta vez sentada y flanqueada por dos ángeles.

Completa la exhibición, en la sala 57 del edificio Villanueva, un examen a la pasión bibliófila y literaria del marqués que, como decíamos, culmina en la Biblioteca Nacional. Sufragó la producción de cancioneros que recogieron algunos de sus poemas y que regaló a otros aristócratas, transmitiendo así su erudición pero, además, tejiendo alianzas; veremos uno seguramente concebido para su sobrino Gómez Manrique en el que se incluyen los Gozos de la Virgen, transcritos en el retablo del mismo nombre, y se emplean los colores heráldicos de los Mendoza en las iniciales miniadas.

Maestro del Paulo Diácono (iluminador). Fedón, Platón, hacia 1450-1455. Biblioteca Nacional de España
Maestro del Paulo Diácono (iluminador). Fedón, Platón, hacia 1450-1455. Biblioteca Nacional de España

De la biblioteca de Íñigo López de Mendoza, quizá la más significativa del siglo XV en manos privadas en Castilla, nos han llegado cerca de un centenar de tomos, en su mayoría conservados en la BNE y digitalizados. Poseyó manuscritos iluminados en diversos centros especializados, de Toledo a Florencia, incluyendo códices decorados por miniaturistas anónimos que encarnaron un nuevo naturalismo de raíz flamenca, entre ellos el Maestro del Paulo Diácono, que pobló sus orlas de animales y figuras y se distinguió por los pliegues quebrados de sus ángeles, en la línea de los de Inglés. Dominó también aquella estética norteña el Maestro de Brianda de Luna: su orla y su figura de Juan II en la capital parecen remitir a las imágenes de miniaturistas borgoñones.

Como dijimos, en ocasiones aristócratas cultos establecidos en el extranjero le proporcionaron joyas: Íñigo de Dávalos, adelantábamos que bibliófilo como él, le hizo llegar desde Nápoles una traducción al italiano del clásico latino Historia de Alejandro Magno, con una inicial decorada en bianchi girari (hojas y ramas blancas enlazadas sobre un fondo de color) y dos ángeles en grisalla que añadiría, ya en Castilla, el Maestro de Brianda de Luna; deducimos, por tanto, que el conocimiento de la pintura flamenca en el entorno del marqués era previo al encargo fundamental a Inglés del retablo de Buitrago.

Orlas así, bianchi girari y pobladas de animales, ángeles, putti y algunos emblemas del noble, enmarcan igualmente el texto inicial de cuatro manuscritos italianos: su decoración se debe a Francesco di Antonio del Chierico, el Maestro de la Farsalia Trivulziana y el Miniaturista del marqués de Santillana, que trabajaron para el librero y mercader Vespasiano da Bisticci, quien a su vez suministró manuscritos a clientes tan distinguidos como los Médici. El marqués accedió a él con la mediación de Nuño de Guzmán.

Adquirió asimismo, López de Mendoza, libros antiguos de cuidada encuadernación o decoración, como el Libro de Alexandre, una de las primeras obras literarias en castellano: su ejemplar contaba con cubiertas gofradas en piel sobre tabla de estilo mudéjar. También fue suyo el manuscrito de La Fiorita, de Giudice da Bologna, enciclopedia moralizante copiada en Italia a fines del siglo XIV a la que, algunas décadas después, se añadieron piezas como un sutil dibujo de una dama evocador de Pisanello.

De este último contemplaremos en el Prado medallas con retratos de Alfonso el Magnánimo e Iñigo de Dávalos cuyos reversos contienen alegorías. Para ellos, y para otros amantes del libro humanista, se desempeñaron igualmente Francesco di Antonio del Chierico o el Maestro de la Farsalia Trivulziana; su labor pone de manifiesto, como ha subrayado hoy Molina, lo sensuales y sofisticadas que pueden ser las páginas.

EL GOZO DEL RETABLO DE JORGE INGLÉS

Realizado, seguramente, entre 1455 y 1475, su tipología difiere de la de la mayoría de los retablos góticos, estructurados a partir de una imagen central a la que rodean escenas narrativas. Consta de un registro horizontal, en el que aparecen los retratos de los comitentes orantes flanqueando a la Virgen con el Niño, y una gran tabla superior con doce ángeles portando filacterias en las que están escritos los Gozos que el propio marqués dedicó a la Virgen. El conjunto lo completan, en el bancal, las figuras en tres cuartos de los Padres de la Iglesia Occidental: los santos Gregorio, Jerónimo, Agustín y Ambrosio.

En lo estrictamente pictórico, los modelos inaugurados en los Países Bajos hacia 1420-1430 se hacen muy presentes, en los valores escultóricos y lumínicos y en los relieves acentuados, pero el vigor del dibujo y de los trazos de los rostros convierten a Inglés, sea cual sea su lugar de nacimiento, en un intérprete, más que en un representante, de aquellas fórmulas, seguramente formado en el área germánica.

Jorge Inglés. Retablo de los Gozos de santa María (detalle), hacia 1455. Museo Nacional del Prado. Depósito de Almudena de Arteaga y del Alcázar, XX duquesa del Infantado, e Iván de Arteaga y del Alcázar, XV marqués de Ariza
Jorge Inglés. Retablo de los Gozos de santa María, hacia 1455. Museo Nacional del Prado. Depósito de Almudena de Arteaga y del Alcázar, XX duquesa del Infantado, e Iván de Arteaga y del Alcázar, XV marqués de Ariza

 

 

 

“El Marqués de Santillana. Imágenes y letras”

MUSEO NACIONAL DEL PRADO

Paseo del Prado, s/n

Madrid

Del 4 de octubre de 2022 al 8 de enero de 2023

 

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