Marisa González, entre la tecnología y el testimonio

Una muestra en el Espacio de Promoción del Arte en Tabacalera repasará su trayectoria

Madrid,
Marisa González. Registros domesticados
Marisa González. Registros domesticados

La bilbaína Marisa González es una de las artistas pioneras en nuestro país en el ámbito de la investigación de los nexos entre arte y nuevas tecnologías después de que en 1971 cursara en Chicago un Máster en el Departamento de Sistemas Generativos dirigido por Sonia Sheridan.

En 1975 presentó en el Washington Projects for the Arts su primera videocreación y desde entonces ha mostrado en centenares de muestras individuales y colectivas proyectos a medio camino entre el low tech y el high tech, entre los sistemas de reproducción mecánica y el video.

La serialización de sus trabajos deriva de su uso de programas informáticos a la hora de incidir en nociones como la clonación, la fragmentación o la multiplicación de lo real. En ocasiones atrapa azarosamente imágenes o las captura con un rigor casi científico buscando con ellas invitar al espectador a contemplar la belleza de la simplicidad.

Aproximadamente desde 2002 viene produciéndose un cambio notable en su trabajo, que ha adoptado un tono más comprometido socialmente y ha apostado por el reflejo de los cambios sociales, urbanos y económicos propios de la actual sociedad global en documentos de carácter testimonial. También son características de su producción las referencias al problema de la violencia sobre las mujeres, al valor combativo del lenguaje, la recuperación de la memoria histórica, los transgénicos o los posibles usos de edificios abandonados.

Marisa González. Registros domesticados
Marisa González. Registros domesticados

Es común en sus proyectos la búsqueda de soluciones para responder a problemas actuales y a las eternas preguntas de qué es el arte y qué papel puede desempeñar la creación en el mundo contemporáneo.

A partir del 20 de febrero, Promoción del Arte presenta en Tabacalera “Registros domesticados”, una exhibición que subraya la coherencia de los cerca de 45 años de trayectoria de González analizando la evolución de sus motivaciones temáticas, técnicas y formales.

Entre las piezas expuestas (cerca de un centenar entre nuevas fotografías, videos e instalaciones) podrán verse trabajos colaborativos que hasta ahora no se habían mostrado en España y que se fechan en la etapa de formación de la bilbaína en Estados Unidos, y obras que se articulan en dos ejes: la reivindicación de la memoria colectiva de los procesos laborales y de producción fabril y las desigualdades políticas, económicas, productivas y laborales presentes en la vida cotidiana en el sudeste asiático.

De vuestra interacción como público dependerá la creación en proceso continuo de los trabajos Estación Fax y Anónimos.

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