María Villacorta, tiempo y profundidad en Puente Viesgo

A los conocedores del panorama expositivo en Cantabria les resultará seguramente familiar la obra de María Villacorta, artista santanderina que trabaja con objetos y materiales en los que se aprecian los efectos del paso del tiempo y de la erosión, tengan origen natural o industrial, conforme a procesos relacionados con la acumulación, asociada a la sedimentación, y con la alquimia. El centro temático de su producción son los nexos entre el ser humano y la naturaleza, en un sentido tanto utilitario como simbólico; cuando esta autora se sumaba a nuestros Fichados, hace ahora dos años, nos explicaba que haber residido en el medio rural ha moldeado sus sentidos y la percepción de una porosidad entre el cuerpo y el paisaje: Observar el entorno es como respirar, hacia dentro y hacia fuera; formula un espejo donde podemos vernos a nosotros mismos que, al transcribirlo en el proceso creativo, revela la intimidad y su conexión con lo universal.

Uno de mis objetivos como artista es darle voz a la naturaleza silenciosa (su mecánica es una cuestión de equilibrio y simbiosis), de forma que el trabajo se convierte en una traducción subjetiva y metafórica que describe a través del gesto abstracto su profundidad, pero también sus aullidos y la doble cara de la moneda en la contradicción humana en la gestión de los recursos. En la conformación de ese lenguaje, en el puente entre el pensamiento y la materialización, me interesa la dualidad de las cosas, la complejidad de los procesos de la naturaleza y la alquimia de sus elementos, los paralelismos con la condición humana y la simbología perdida de la herencia cultural.

María Villacorta. Huella y erosión. Fotografía: Miguel de Arriba
María Villacorta. Huella y erosión. Fotografía: Miguel de Arriba

Hasta el próximo 30 de noviembre, Villacorta ofrece en el Centro de Arte Rupestre Alberto I de Mónaco de Puente Viesgo (Cantabria), bajo el comisariado de Miriam Vallejo, la exposición “Tiempo y profundidad”: cuenta con medio centenar de pinturas y esculturas en las que la artista ha tratado de enlazar pasado y presente desde sus mismos materiales; en el caso de las primeras, hierro reciclado (muy presente en su carrera) y distintos tipos de papel sobre los que, una vez más, ha buscado evidenciar las huellas del paso del tiempo. Se trata de elementos, en teoría, bastantes opuestos en sus características, pero que al unirse dan lugar a una suerte de piel consistente que revela sus matices y texturas diversos en la luz y la distancia. Los signos que generan, de manera entre azarosa e intencionada, remiten para Villacorta a los trazos de las pinturas prehistóricas.

En cuanto a las esculturas, las ha llevado a cabo con metales igualmente reciclados; al intervenir sobre ellos, parece haberles concedido la textura de la piedra, de nuevo en referencia a las superficies que son soporte de las pinturas rupestres y que vienen a conectarnos con nuestros antepasados. En un último término, el objetivo de Villacorta en esta propuesta es justamente incidir en nuestros vínculos, y los del arte contemporáneo, con los gestos desplegados por nuestros ancestros en las cuevas; proponer un reconocimiento con ellos que habrá de ser intuitivo y que desarrolla a través de la práctica de una arqueología de la consciencia.

María Villacorta. Grafías de cristal
María Villacorta. Grafías de cristal

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