Lo más nada posible

Alejandro de la Sota, defensor de una visión funcional y pragmática de la arquitectura, formuló el aforismo “Lo más nada posible, con la menor ciencia”, una vuelta de tuerca al conocido “Menos es más” de Mies van der Rohe, en su afán por simplificar, de hecho acabó trabajando únicamente con prefabricados que otorgaban ligereza a sus construcciones.

El artista italiano Andrea Sala, que se formó en la Academia Brera y ha prestado especial atención a las formas y los materiales empleados en los ámbitos del diseño y la arquitectura y al valor que les hemos asignado, buscando hallar en ellos nuevas posibilidades estéticas y funcionales, ha tomado esa fórmula de De la Sota como título de la exposición que hasta el 23 de enero presenta en la Galería Formato Cómodo de Madrid y como clave interpretativa de las obras recientes que presenta en ella, a raíz precisamente de su interés por la arquitectura desarrollada entre los cincuenta y los setenta.

 

En sus palabras: Mi interés está vinculado a los cambios acontecidos en el mundo de la arquitectura en este periodo histórico concreto. No solo se produce un cambio en los procesos constructivos en paralelo al desarrollo industrial de la posguerra, sino que también el propio enfoque proyectual sufre una profunda transformación. De hecho el arquitecto deja de “diseñar” el detalle y comienza casi a ensamblar soluciones tipológicas para las que elige formas y materiales a partir de un catálogo. Es justo en este periodo cuando el arquitecto experimenta y mezcla nuevos elementos y por tanto nuevos materiales. Esta forma de ensamblaje genera nuevas atmósferas: También en las casas de la Sota la arquitectura se desvanece y se transforma en una atmósfera en la que ya no existe invención sino intención. Es la misma atmósfera que se encuentra en la obra de David Hockney quien, en una serie de sus trabajos más conocidos, representa las nuevas casas de Los Ángeles. Me interesa experimentar este proceso creativo/constructivo asociando materiales y terminaciones propias del mundo de la construcción con otros materiales, elegidos a partir de catálogos procedentes de otros ámbitos de aplicación, poniéndolos en relación según su utilización y funciones originales. Se genera de esta manera una superposición de lenguajes que constituye la estética en sí del trabajo.

Entre los trabajos de Sala que exhibe Formato Cómodo, los que manifiestan de forma más clara esa idea de pragmatismo son una serie de vidrios de materiales contrastantes, ya que el arenado dispuesto sobre la superficie de los cristales reproduce las salpicaduras propias de las obras de Hockney y, además, los vidrios son soportados por piezas de madera quemada atendiendo a una técnica antigua empleada en Japón: la pátina carbonizada a través de la oxidación protege la madera del paso del tiempo.

Por su parte, la serie Italia Mattone se compone de bajorrelieves que reflejan ciertos elementos arquitectónicos, como arcos de bella simplicidad. Todos ellos están planteados desde perspectivas irreales y pretenden, en su contemplación, activar el imaginario del espectador, que se nutre de sus experiencias, emociones e ilusiones.

En este sentido, hay que citar a dos artistas fundamentales a la hora de entender la producción de Andrea Sala: el arquitecto alemán Heinrich Tesenow y Giorgio de Chirico. Ambos entendían que el ser humano y la arquitectura debían fusionarse y que la proporción y la composición de la arquitectura son decisión del ser humano, que es a su vez la unidad de medida de los mismos y el sujeto modificador del espacio que lo rodea mediante su propia experiencia e interpretación.

Por último, en la serie de esculturas Venecia Sala ha empleado la técnica del sembrado a la veneciana, nombre dado a un tipo de suelo continuo fabricado en obras. Las placas de sembrado colocadas unas al lado de otras acercan la técnica original a la técnica modular de baldosas, invirtiendo la naturaleza del sembrado/proceso y transformándola en un proceso industrial y no artesanal. Para hacer hincapié en la idea de modularidad, las formas se unen mediante fugas de colores, y, de nuevo, la intervención de un material que es “otro” altera la percepción de una imagen familiar.

Sala ha participado en la última edición de The Armory Show y reside actualmente entre Montreal y Milán.