El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, junto al secretario de Estado del ramo, Jordi Martí, y la directora general del Libro, del Cómic y de la Lectura, María José Gálvez, así como el presidente de la Asociación Sectorial del Cómic, Alejandro Casasola, presentaron la semana pasada el Libro Blanco del Cómic en España, concebido como el estudio más amplio que se ha realizado sobre este sector en nuestro país.
Este documento se ha llevado a cabo con la colaboración de más de 650 profesionales y tiene como fin, entre otros, dar forma a nuevas acciones encaminadas a establecer ayudas específicas para los creadores de cómic, a que este llegue a nuevos públicos y a la formación de jóvenes lectores. Es fruto de más de tres años de trabajo y esboza las fortalezas, fragilidades y posibles oportunidades futuras de este campo en cuanto a su consolidación como industria y expresión cultural.
Hablando de cifras, el Libro Blanco del Cómic destaca el hecho de que la del cómic es una industria con un grado de profesionalización muy elevado en el sector editorial español, integrando a más de un millar de creadores, más de ochenta editoriales, dos centenares de librerías y 1.500 empleos especializados. Se publican en nuestro país más de 4.600 novedades anualmente, que generan una facturación cercana a 130 millones de euros: el 7% del mercado editorial español, sin incluir los libros de texto.
En cuanto al perfil de los creadores, el 78% de ellos son hombres frente a un 20% de mujeres, y el 67% se concentra en un intervalo de edad de 33 a 52 años. El 71% cuenta con estudios universitarios, el 58% ha cursado formación artística especializada y, en cuanto a los idiomas en que trabajan, el 94% ha publicado en castellano, el 22% en catalán, el 8% en euskera, el 8% en gallego y el 4% en valenciano.
El informe también incide en que solo el 21% de los creadores asegura que la totalidad de sus ingresos procede de su actividad en el cómic, pese al creciente prestigio de su obra en mercados extensos como el norteamericano y el francobelga. En cuanto a los traductores, el 98% de ellos trabaja por cuenta propia y los idiomas a los que traducen son habitualmente el español y el catalán. Entre los idiomas internacionales desde los que más se traduce figuran el inglés, el japonés y el francés; en todo caso, más de la mitad (el 52%) de estos profesionales considera que su remuneración por los encargos de cómic es mala o muy mala.
En un último capítulo, este estudio pone de manifiesto el papel del cómic en el fomento de la lectura infantil y juvenil y su rol como impulsor de otras industrias culturales, como el cine o los videojuegos, para los que viene siendo, cada vez más, fuente de inspiración.
También recalca que, pese al reconocimiento creciente y la calidad de la producción de los creadores españoles, las obras traducidas a partir de idiomas internacionales son mayoría en el mercado español: más del 85% de los títulos publicados, siendo mayoritarios los contenidos originados en Estados Unidos, Japón y Francia.
Otros retos son la presencia femenina en esta actividad, aún minoritaria; la fuga de talento; la regulación de la inteligencia artificial; la creación de una titulación específica para los creadores de cómic; la mejora de la presencia del cómic en las bibliotecas públicas o la conservación de sus publicaciones artísticas.
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