Miguel Bergasa es un experto en miradas, no sólo porque ocultan o muestran personalidades sino porque desvelan cuándo se cuestiona, se huye, se desconfía o se teme. A lo largo de los últimos treinta años, este fotógrafo pamplonés, que comenzó a trabajar en los setenta y ha presentado exposiciones en España, Marruecos o Paraguay, ha viajado por Brasil, Bolivia, Perú, Chile, Cuba, Ecuador, Uruguay y Paraguay, Panamá y México retratando en diversos reportajes la vida cotidiana de los carniceros de Bolivia, los mennonitas paraguayos o los mexicanos que celebran cada 1 de noviembre el Día de los Muertos, de coyas, quechas y aimaras andinos, de guaraníes paraguayos, de mulatos caribeños y de europeos establecidos en el Chaco.
Los hombres y mujeres que tomó como modelos posan frontalmente, unos en actitud relajada, otros con expresión solemne, con más complicidad que renuencia o más renuencia que complicidad, tras interrumpir sus quehaceres diarios para formar parte de un proyecto estético.
El resultado tiene mucho de antropológico: la mirada del espectador se confronta a la del retratado, y dudamos cuál alcanza mayor peso en estas imágenes, porque ese duelo de miradas, como subraya Osvaldo Salerno, acaba retratando también a quien retrata desde el otro lado de la cámara, a quien no nos mira.
Aunque están presentes en estas imágenes las peculiaridades de los grupos fotografiados, no hay folclore en la obra de Bergasa, que no quiere prestar atención a tipismos sino a diferencias enriquecedoras. En ellas el tiempo parece haberse detenido.
Veintiocho fotografías en blanco y negro representativas de este amplísimo proyecto del navarro pueden contemplarse, desde hoy y hasta el 31 de julio, en la Galería Espaciofoto de la calle Viriato de Madrid. La exposición forma parte del Festival OFF de PHotoEspaña.
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: