Land art bajo el techo de la Galería Elvira González

La sala muestra obras de Ackling, Long y Schlosser

R. ACKLING / R. LONG / A. SCHLOSSER

Calle del General Castaños, 3, 28004 Madrid Del 24 de marzo al 16 de mayo de 2015

Madrid,
Vista de la exposición R. ACKLING / R. LONG / A. SCHLOSSER
Vista de la exposición R. ACKLING / R. LONG / A. SCHLOSSER

Nació a finales de los años setenta y cambió galerías y museos por naturaleza: los paisajes abiertos, sobre todo de Utah, Nuevo México o Nevada, y también las tormentas o el viento fueron el escenario, y también la materia prima del Land Art, que tuvo en Walter de Maria, Robert Smithson, James Turrell, Michael Heizer, Christo y Jeanne-Claude, Nancy Holt, Richard Long o Andy Goldsworthy a sus principales representantes.

El surgimiento de este movimiento, cuyas obras fundamentales se crearon en exteriores bajo la influencia de los elementos y por esa razón sometidas a la erosión, debe contextualizarse en el marco de la tendencia en los años sesenta y setenta de intentar romper con los procedimientos de producción y salida al mercado del objeto artístico tradicional. Lo mismo pretendieron el happening, la performance o el arte povera recurriendo al cuerpo o al empleo de materiales humildes, y el Land Art intentó lograrlo a través de earthworks: obras que modifican nuestra percepción del paisaje, a partir del que generan emociones plásticas en el espectador, sensaciones que se pretenden intensas y que llaman nuestra atención sobre las complejas relaciones entre hombre y tierra en el mundo contemporáneo, sobre el deterioro del medio ambiente y sobre las posibilidades derivadas de la interacción del artista con la naturaleza.

Vista de la exposición R. ACKLING / R. LONG / A. SCHLOSSER
Vista de la exposición R. ACKLING / R. LONG / A. SCHLOSSER

En el caso de los tres artistas que hasta el 16 de mayo exponen en la Galería Elvira González de Madrid, esa finalidad se intentó lograr mediante el paseo por el campo, el andar en el paisaje, un territorio del que previamente se apropiaron emocionalmente para reinterpretarlo después a partir de sus sensibilidades particulares. La huella es, de hecho, un testimonio de esa reinterpretación y un recuerdo de que todos comenzamos a construir “nuestro” mundo a partir de la acción del caminar, dificultosa al comienzo de nuestras vidas y mecánica después. La experiencia del recorrido se convierte, de este modo, en obra de arte capaz de hacerse presente en un espacio sin ocuparlo, puediendo evocar una ausencia, otra de las grandes preocupaciones de los artistas ligados al llamado arte de la tierra. Por eso Long afirmó que su arte era el propio acto de caminar, un arte del movimiento, la ligereza y la libertad. Ese gesto simple y radical lo retomaría su acompañante Hamish Fulton.

La muestra de Elvira González recuerda cómo a fines de los setenta Roger Ackling, fallecido el año pasado, comenzó a encontrar madera que encontraba en sus paseos para quemarla utilizando la luz del sol y una lente que tostaba esa madera dando lugar a un dibujo.

De Long veremos testimonios de sus caminatas por paisajes remotos (en algunos le acompañó Ackling). Recogía en ellas ramas o rocas; estas últimas son una conocida seña de identidad de su trabajo y rememoran el empleo de la piedra en la época romana para marcar caminos.

A Adolfo Schlosser no solemos asociarlo al Land Art, pero para llevar a cabo sus esculturas de cera de abeja, adobe, rama de abedul o algas (varias presentes en esta exposición), solía acudir a la naturaleza, a su cabaña-taller, donde encontraba concentración e inspiración en el paisaje. Calvo Serraller se refirió a él como un peregrino artístico que marcha a su aire y se refugia siempre en lugares agrestes, cuevas, cabañas…

 

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