La Ribot, objetos y cuerpos en uso

Alcalá 31 muestra una decena de sus proyectos

Madrid,

Cuerpos, objetos y el mismo espacio se convierten en dispositivos de uso en la última muestra de La Ribot, que desde mañana puede visitarse en Alcalá 31. “A escala humana” recoge, bajo el comisariado de Olivier Kaeser, algunos de los proyectos fundamentales de su carrera en los que, como es sabido, el espectador se queda solo en la superficie si elige únicamente recorrer y contemplar: es propósito de esta artista invitarnos a reflexionar sobre cómo nos relacionamos, dentro y fuera de las salas de exposiciones, con nuestra propia fisicidad, con las cosas y con los lugares; unos vínculos que, en sus palabras, pueden ser geométricos, filosóficos, sentimentales, catastróficos, narrativos, inesperados y siempre poéticos.

A la hora de ponerlos sobre la mesa (sobre el suelo, las paredes, las vitrinas, sobre sillas) entrelaza plástica y coreografía, mirada y acción, porque su producción nace, en el fondo, de continuas colaboraciones y todo en ella es un amasijo de lazos entre personas y conceptos con los que llega a componer todos compactos.

El título de la exhibición tiene que ver con esa constante atención al cuerpo, esquivando magnificaciones: le interesa su rol en la escenificación, las posibilidades del contacto con otros, los citados nexos con espacios y arquitecturas y también la memoria que de él permiten la fotografía y el vídeo, por eso todas las obras en Alcalá 31 involucran corporalidades: la de la artista, las de su equipo o quienes han trabajado con ella y también la del espectador. Ni sillas, ni cartones, ni ropa tienen sentido al margen del que nuestros miembros les den, confiriéndoles voz o movimiento.

Explica Mosser que los trabajos recogidos, datados en las últimas dos décadas, establecen una relación directa, a escala 1:1, con los visitantes/ espectadores (…) y ofrecen la posibilidad de una relación empática entre “observador” y “actuante”, hecha de tensión, cuestionamiento, belleza, fuerza, fragilidad y sentimiento. Cuestiona la artista el valor físico, identitario, social y político del cuerpo humano, incidiendo en sus estados, que son a su vez solitarios, otros, diferentes y colectivos. Su obra es una formidable oda a la libertad, al valor y a la acción: “sé tú mismo y lánzate”, parece decirnos.

La Ribot. "A escala humana". Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel
La Ribot. “A escala humana”. Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel

La que inicia el recorrido, y será activada en la tarde del sábado, 19 de febrero, es la versión en castellano de Laughing hole (ha desarrollado otras en inglés y japonés). En una performance de seis horas de duración, que conecta danza, teatro y texto, tres mujeres darán a conocer entre carcajadas amplificadas las palabras contenidas tras los cartones ahora boca abajo: contienen mensajes aparentemente inconexos pero de cariz político, tan irónicos como universales, y sus risas moverán aún más a la reflexión (Agujero brutal, Muere aquí, Anónimo en Guantánamo, Arriba extranjeros o Fiesta en Gaza serán algunos de los textos).

A continuación, el proyecto Walk the Chair (2010) nos invita a hacer nuestras sillas plegables de madera, tan sencillas como prácticas, pirograbadas con frases que hablan de movimiento, participación y revoluciones y que remiten a referentes intelectuales de La Ribot (de Isadora Duncan a Pina Bausch -su Café Müller es inspiración directa-, entre otras pensadoras, coreógrafas, bailarinas…). Para leerlas al completo tendremos que manipularlas, convirtiéndonos en intérpretes de esas piezas y también en parte de la historia que les otorga valor.

La Ribot. "A escala humana". Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel
La Ribot. “A escala humana”. Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel

O podremos simplemente sentarnos en ellas y contemplar el despliegue de otra performance, LaBOLA (2022), ideada específicamente para el espacio de Alcalá 31 pero basada en el discurso que la artista ofreció al recibir el León de Oro en la Bienal de Danza de Venecia en 2020: Yo me imagino que podríamos estar todos bailando sin parar, todo el rato, todos a la vez, y haciendo más o menos lo mismo, transformándonos continuamente, pasando por todo tipo de experiencias; partiendo, por ejemplo, de nosotros mismos, intercambiándonos las camisas, los pantalones, los gorros; intercambiándonos los zapatos, las toallas y los vestidos, las formas; intercambiándonos las barrigas, los pelos, las narices, los muslos de pollo, las calaveras, los pelos de camello, las faldas largas, los chubasqueros, las alfombras, las mesas y las sillas, los cigarrillos y las escobas, la música y las luces, los libros, las fregonas y los cuchillos; intercambiar los cuerpos y las vidas, las historias y las mentiras, las mujeres y los hombres; intercambiar los cuernos, las quejas y los culos; intercambiar el nombre, la cara y los pasaportes.

El trío La Ribot Ensemble danza componiendo un todo, una bola, cediéndose entre sí en su tránsito ropas, objetos y, por tanto, identidades: su actuación deviene metáfora de otra esfera, un mundo en constante transformación y siempre provisional.

La Ribot. "A escala humana". Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel
La Ribot. “A escala humana”. Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel

Sobre el suelo que el trío pisa se proyecta, por cierto, Despliegue, un vídeo que nos presenta a la artista interviniendo otro suelo valiéndose de objetos que evocan su propio mundo artístico, conforme a esa noción, habitual en su trayectoria (y presente en otras piezas de esta muestra), del cuerpo como operador de cámara. Se filmó La Ribot en dos planos secuencia utilizando dos dispositivos: uno en el techo y otro manejado por ella misma; nos hace con ellos partícipes de objetos, textos y gestos propios de sus primeras Piezas distinguidas y de algunas de sus experimentaciones con los límites de la danza. Hablando de esas Piezas distinguidas, durante la próxima semana se ejecutará aquí la número 45, en la que una pareja vestida de gala se asienta, rodeados de silencio, sobre una tela de terciopelo azul, generando una escena a medio camino entre lo teatral y lo pictórico en la que, nuevamente, las identidades se diluyen.

En el piso superior del edificio de Palacios nos espera la filmación Rojo, desarrollada en el confinamiento, por encargo de Max Estrella y en su estudio ginebrino. En plano secuencia, muestra interiores en ese tono, aparentemente en miniatura pero sin ninguna modificación de escala. Pueden parecer los entresijos de un cuerpo o de un corazón, hasta que la grabación se abre a la ciudad, vacía entonces.

Contemplaremos asimismo cuadernos y documentación que nos sumergen en los métodos de trabajo de esta autora desde hace cerca de cuarenta años: indicaciones, dibujos o partituras coloreadas en las que ha preparado el desarrollo de sus performances, mezclando referencias creativas y vitales; también la serie fotográfica Otra Narcisa, compuesta de centenares de polaroids de sus zonas íntimas realizadas durante años, condensándose en una única secuencia el paso del tiempo.

La Ribot. "A escala humana". Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel
La Ribot. “A escala humana”. Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel

Veremos igualmente sillas descartadas, por mayores o menores taras, que encuentran aquí su sitio y dan lugar a Walk the Bastards (2017). La unión es su fuerza: Estas sillas se pueden ver como defectuosas o sin interés -cuenta La Ribot- algunas de ellas están cojas, otras sirvieron de modelo, otras están reparadas y otras tienen citas erróneas, pero reunidas revelan una nueva identidad que fue marginada o ignorada y en grupo recuperan su sentido evocador de vida. Pueden ser leídas, pueden cogerse; uno puede sentarse en ellas y observar la vida, pero no deben nunca ser separadas del grupo y, sobre todo, no hay que abandonarlas solas. De nuevas sillas apilables, con cariz literario, también se compone Walk the Authors: a estas las dota de voz autónoma como soporte de relatos verídicos, vividos o escuchados.

Entre los proyectos más poéticos de esta exposición, se encuentra por último el vídeo Cuarto de oro, realizado junto a Cristina Hoyos: una cámara en su cuerpo la registró mientras danzaba, en su propia casa, desarrollando diecinueve grabaciones tentativas a partir de las cuales todo serían variaciones. Bailaba Hoyos en el salón, alternando calma y pasión y dejándonos ver fotografías y libros que forman parte de su intimidad.

La Ribot. "A escala humana". Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel
La Ribot. “A escala humana”. Sala Alcalá 31. Comunidad de Madrid. Fotografía: Guillermo Gumiel

 

 

 

La Ribot. “A escala humana”

SALA ALCALÁ 31

c/ Alcalá, 31

Madrid

Del 19 de febrero al 3 de abril de 2022

 

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