La Fundación Museo Reina Sofía dona al MNCARS 28 obras, en su mayoría de artistas latinoamericanos

Tras diversos plenos recientes, la Fundación Museo Reina Sofía ha aprobado una serie de adquisiciones y donaciones que completarán las colecciones del centro madrileño: 28 obras de 17 autores se incorporarán a sus fondos, entre pinturas, instalaciones, esculturas o fotolibros, y reforzarán sus líneas de investigación dedicadas a la poesía visual, la experimentación en nuevos medios creativos, las lecturas contemporáneas de Latinoamérica a partir del pasado, la experimentación con las tecnologías de producción de imágenes, el dialogo entre España y Latinoamérica o el arte mesoamericano.

Los trabajos corresponden en su mayoría a artistas latinoamericanos, como la argentina Mercedes Azpilicueta, que se incorpora al acervo del MNCARS de la mano de Abya Yala (Tierra Madura) (2021), un tapiz en el que integró una investigación sobre la figura de Catalina de Erauso, la llamada Monja Alférez (objeto, por cierto, de otro proyecto reciente de Cabello/Carceller), a través de imágenes procedentes de mapas históricos, grabados, archivos y arte del Siglo de Oro. El título de esta propuesta alude al término que designa “América” en la lengua Kuna.

Se suman igualmente al Reina Sofía dos obras de la guatemalteca Margarita Azurdia (Sin título y María), que podremos ver en el Museo, desde el 11 de octubre, en la exposición “Margarita Rita Rica Dinamita”, que se dedicará a esta artista. Se trata de una pintura que llevó a cabo durante los años sesenta, a medio camino entre la cosmovisión maya y la abstracción geométrica internacional, y de una pieza de la serie escultórica Homenaje a Guatemala, donde elaboró un imaginario propio basado en elementos y mitos de la cultura autóctona de su país.

Otra de las nuevas incorporaciones a la Colección es la de la brasileña Lenora de Barros, representante de la poesía visual en Latinoamérica: se ha adquirido Umas, un conjunto compuesto por 65 columnas semanales que realizó en los noventa para el diario brasileño Jornal da Tarde. Jugó con una cuidada maquetación gráfica creada por ella misma y con varios formatos y lenguajes, utilizando el espacio en el periódico para experimentar, dialogar con otros artistas y vincular su producción con las noticias cotidianas.

Y del cubano Carlos Garaicoa, actualmente uno de los artistas latinoamericanos con mayor proyección, se ha comprado Retrato (Europa), una instalación realizada para el proyecto Post Capital. Política, ciudad, dinero, celebrado en septiembre de 2006 en el Palau de la Virreina (Barcelona), y donde se abordó la situación histórica, social y económica de la sociedad tras la caída del Muro de Berlín hasta aquel momento.

El peruano Huanchaco, protagonista de una reciente exhibición en Espacio Valverde, tampoco estaba representado hasta ahora en la Colección del Reina Sofía. Se ha adquirido Manual para hablar con Dios (2018), medio centenar de láminas realizadas con máquina de escribir y dibujo a tinta sobre papel en las que este autor plantea una reinterpretación irónica de las representaciones históricas propias del siglo XIX en Latinoamérica, y también el vídeo Transmisión de rollos telepáticos (2018).

Por su parte, de Eva Lootz la Fundación ha comprado el conjunto Las Lenguas (2020), formado por 42 dibujos sobre papel: se trata de un collage que se integra en una serie de trabajos que Lootz, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1994, llevó a cabo durante el confinamiento abordando cuestiones postcoloniales; y de Jorge Luis Marrero, uno de los artistas más relevantes de entre los nacidos en los setenta en Cuba, se han adquirido las obras performativas Síndrome de Estocolmo II (Ecúmene) (2014) y Síndrome de Estocolmo III (Principio de incertidumbre) (2016), proyectos en los que se vale del humor, la ironía y la parodia para analizar la realidad del arte y del trabajo del creador contemporáneo.

Entre las obras adquiridas por la Fundación del MNCARS también se encuentra el objeto sonoro La corneta (1967-2020), del autor conceptual argentino Luis Pazos, y Lugar de consuelo (2020), registro videográfico de la puesta en escena de una obra performativa del guatemalteco Naufus Ramírez-Figueroa titulada Corazón del Espantapájaros (2016), dedicada a aspectos de la historia reciente de su país.

Se ha aprobado, asimismo, la compra de la instalación Jam Side Up Jam Side Down (1992), de Melanie Smith y Francis Alÿs, en torno a la globalización en México y Latinoamérica, y Glu-Glu, pieza emblemática de la brasileña Amélia Toledo tanto por sus características visuales como por su dimensión participativa.

De Cecilia Vicuña, una de las pioneras del arte conceptual en Chile, se ha comprado la videoanimación Paracas (1983), un poema visual y sonoro en siete escenas que refleja la multiplicidad de lenguajes y soportes en los que esta artista ha trabajado, y del brasileño Luiz Alphonsus se ha adquirido el fotolibro Bares cariocas (1978), junto a una selección de siete fotografías datadas en 1978. El Museo Reina Sofía no contaba hasta ahora con obra de Alphonsus y con él se incrementan sus fondos de fotografías y fotolibros latinoamericanos: entre estas piezas, se adquieren también Entre São Paulo (1974), de Stefania Bril; Brasilia vive! (1960), de Peter Scheier; el fotolibro Auto-photos y nueve fotolitos de Gretta Sarfaty.

Además, llega a la colección del MNCARS Setting a Good Corner (Allegory and Metaphor) (1999), de Bruce Nauman, un vídeo que muestra en tiempo real al artista construyendo la esquina de una valla para su rancho en Pecos, en Nuevo México. Aborda esta pieza asuntos como la forma de representar el tiempo y las condiciones que definen el trabajo de un artista en su estudio.

La Fundación Museo Reina Sofía, por cierto, cumple este año su primera década, periodo en el que su aportación al centro se aproxima a los veinte millones de euros. En la actualidad cuenta con 44 miembros.