Hace casi cinco años, en 2012, comenzaron en Gante los trabajos para restaurar La Adoración del Cordero Místico de los Van Eyck, un proceso al que aún le restan para culminar unos dos años, pues su desenlace está previsto para 2019. Dirige la intervención el Koninklijk Instituut voor het Kunstpatrimonium (KIK), aunque las obras en sí se están llevando a cabo en el Museo de Bellas Artes de Gante (MSK), donde ocho restauradores trabajan a jornada completa para tratar de devolver los paneles del políptico a su esplendor original.
Los dirigen los expertos Bart Devolder y Livia Depuydt, y el MSK nos invita a contemplar en directo cómo avanzan los trabajos (a razón de unos cuatro centímetros de pintura diarios) y qué técnicas se están empleando en la restauración, en la que, por cierto, se ha descubierto que la obra se repintó en el s. XVII, con motivo de otra intervención. Si llegáramos al museo en algún momento de descanso, podemos ver en qué estado se encuentran los paneles tras un cristal.
Pero Gante se ha volcado con esta obra maestra de los Van Eyck y el MSK no es el único espacio donde podemos conocer a fondo sus misterios: la mayor parte del políptico (dos terceras de sus partes) podemos verlos aún en la Catedral de San Bavón, que ha sustituido por reproducciones en blanco y negro las tablas que faltan, y el centro cultural Caermersklooster nos ofrece una exhibición permanente sobre las técnicas pictóricas que los Van Eyck emplearon en el políptico y sobre el simbolismo presente en sus temas.
Si sois incondicionales de la dinastía flamenca, podéis adquirir un ticket combinado para visitar la Catedral de San Bavón, el Museo de Bellas Artes y el Caermersklooster. Puede adquirirse en cualquiera de estos espacios y cuesta 12 euros.
MEDIO SIGLO EN PAZ
Realizado en 1432 por Jan y Hubert van Eyck y considerado una obra maestra de la primitiva pintura flamenca, el políptico de Gante, formado por veinte tablas, no ha tenido una vida plácida: sobrevivió a las guerras de religión, cayó con Napoleón en manos francesas y fue reclamado en la Segunda Guerra Mundial por los nazis. Hace ya más de cincuenta años que, al fin, descansa tranquilamente en su lugar de origen: la Catedral de San Bavón, pero la tabla de los Jueces Justos es una reproducción, pues el original fue robado en 1934.
Su panel mayor y más logrado es el del Cordero Místico, motivo que aparece en el centro de la escena sobre un altar, con su sangre brotando del pecho y llenando un cáliz que simboliza a Cristo y su sacrificio en la cruz.
Sobre él se encuentra la paloma representativa del Espíritu Santo y, en torno a él, varios ángeles. Algunos de ellos portan instrumentos alusivos a la Pasión, como clavos, una columna, la cruz… y otros, incensarios. Frente al grupo central encontramos una fuente de bronce con un vástago de oro rematado con la escultura de un ángel: se trata de la fuente de la vida, y su agua ofrece vida eterna. Si el grupo anterior se refería a la Eucaristía, esta fuente remite al Bautismo.
Rodean la fuente, arrodillados en semicírculos, los doce profetas y catorce apóstoles (con Matías, Pablo y Bernabé, y sin Judas). Tras ellos se encuentran los patriarcas —uno de ellos podría inspirarse en el poeta Virgilio—, papas y obispos y dos grupos de santos mártires, entre hombres y mujeres.
Encargaron el retablo Judocus Vijd y su esposa Elisabeth Borluut (retratados a izquierda y derecha del panel central), para decorar una capilla privada.
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