Francisco Calvo Serraller
La asombrosa exposición (más propia de un museo) que presenta la Galería Elvira González sobre los dos hermanos González, recoge la copiosa cifra de 95 obras, de las que 78 son dibujos y esculturas pertenecientes a la etapa final de uno de los mejores escultores del siglo XX, Julio González, siendo los 17 dibujos restantes del malogrado Joan, cuya evolución se vio trágicamente truncada a los 40 años.
Galería Elvira González, Madrid
Del 15 de abril al 2 de junio de 2004
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En ambos casos se nos muestra la interesantísima transición de la creación artística de los dos artistas: desde los dibujos de Joan que van del modernismo al “noucentisme” catalán- muy en la senda de Hugué-, hasta la tardía epifanía artística de Julio, que -como suele ocurrir con la creación que se alimenta de la experiencia existencial- encontró la madurez en el último tramo de su vida.
Es emocionante constatar cómo en los dibujos, pasteles de figuras, y en algunas esculturas de sus últimos quince años, florecen trazos rotundos que rompen con la academia. Pero además, la lección que nos deja esta exposición es descubrirnos los complicados entresijos del proceso creador mostrados a través de bocetos, dibujos y el resultado escultórico final, que despeja el malentendido de un apasionante debate, el que suscitado por la corriente crítica formalista, acusaba al artista de llegar a la abstracción a través de la depuración de modelos reales.
