Juana Francés: gesto y vida moderna

El MACA alicantino repasa sus periodos informalista y surrealista

Alicante,

Fue la única mujer que participó en la fundación del grupo El Paso y una investigadora plástica en evolución constante. Juana Francés, nacida en Alicante en 1924, se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde tuvo como maestro a Vázquez Díaz y la huella del andaluz es patente en su producción primera. Becada por el Instituto Francés, finalizó su aprendizaje en París y, recién estrenados los cincuenta, participó en la I Bienal Hispanoamericana de Arte y presentó su primera individual, en la sala Xagra de Madrid.

La obra temprana de la pintora fue figurativa y en ella encontrábamos mujeres, grupos familiares o maternidades trazados con formas geométricas pero también desde un potente lirismo: tomó referencias del surrealismo, el expresionismo, el cubismo y el realismo mágico a la hora de vertebrar un lenguaje propio. Interesada por innovar en lo técnico, trabajó mucho las texturas, en la estela de Cuixart o Jasper Johns y, a partir de su asistencia en 1953 al I Congreso de Arte Abstracto celebrado en la UIMP de Santander, comenzó a ahondar en dicha abstracción, primero desde la citada geometría y después centrándose en lo matérico.

Al año siguiente, en 1954, participaría Francés, junto a Francisco Farreras y Néstor Basterretxea, en la XXVII Bienal de Venecia, cita a la que regresaría en 1960, 1964 y 1966 y, tras dos años de experimentación y búsqueda de nuevos lenguajes en su transición a la abstracción, emprendería en 1956 su etapa informalista.

En ella y en su periodo llamado surrealista se centra “Atravesando la materia de improviso”, la exhibición que desde el pasado marzo dedica a la artista el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante. MACA coincidiendo con el décimo aniversario de su apertura (hay que recordar que Francés legó parte de sus fondos a esta institución: un centenar de piezas entre dibujos, pinturas, cajas, torres, serigrafías y litografías representativas del conjunto de su trayectoria. El resto los donó a museos de Madrid, Zaragoza y Valencia). Se trata de una obra, como decíamos, diversa y en transformación continua, pero tiene como nota común la transmisión de una inquietud existencial: a través de sus temas o de ciertos aspectos compositivos (gesto, materia o color) desprenden sus obras dureza, compromiso o asfixia.

Juana Francés “Atravesando la materia de improviso”
Juana Francés. “Atravesando la materia de improviso” en el MACA de Alicante

La exhibición se ordena en dos secciones: Me interesa la materia como medio, 1956-1963 y ¿Somos ya robots o empieza la función? 1963-1979. La primera nos presenta pinturas abstractas de tonalidades oscuras y muy matéricas: llegó a introducir arenas en la tela y concedía relevancia a la dinámica del gesto como vía de transmisión de inquietudes íntimas. Algunas de estas piezas las expuso en 1956 en el Ateneo de Madrid, donde conocería al escultor Pablo Serrano (que sería su marido) y aquel estudio de nuevos materiales le conduciría a la mencionada fundación de El Paso, colectivo que introdujo las premisas del movimiento informalista y del expresionismo abstracto en nuestro país.

Grises, sienas, tostados, el negro y el blanco y técnicas como el regado o goteado dominan sus composiciones de entonces, expandidas y dinámicas. En un principio trabajó con arenas y tierras de distintos grosores para progresivamente sumar a estas obras materiales de desecho (ladrillo, cerámica, vidrio) o encontrados en la naturaleza; con ellos generaba collages naturalistas que remiten a veces al dadaísmo, otras al arte povera.

En 1961 expondría Juana en el Palais de Beaux-Arts de Bruselas y en 1962 en la Tate, en la colectiva “Modern Spanish Painting”; era prácticamente la única artista española que presentaba su obra en el extranjero en este momento.

De aquel informalismo matérico se alejaría paulatinamente para entrar en una etapa, la que centra la segunda parte de la muestra alicantina, que la propia Francés bautizó como El Hombre y la Ciudad. Desde 1963 hasta los ochenta se interesó por el creciente poder de la tecnología y los medios de comunicación, de cuya paradoja pronto fue consciente: acrecentaban aislamiento y soledades. Formas humanoides devienen rostros monstruosos y a sus lienzos incorporó fragmentos de anteojos, relojes, piezas de radio, tuercas, enchufes, bujías, cables… que componían ensamblajes tecnológicos.

Encontraremos en el recorrido cabezas aprisionadas en cajas que evocan ventanas o edificios, como símbolo de incomunicación y de un muy irónico revés del destino: creaciones salidas de la mano del hombre son las que lo han dejado solo y cosificado en medio del ruido.

 

 

Juana Francés. “Atravesando la materia de improviso”

MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE ALICANTE. MACA

Plaza de Santa María, 3

Alicante

Del 9 de marzo al 6 de junio de 2021

 

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