Anticipándose a la antológica que el Museo Reina Sofía le brindará a partir de noviembre y a su próxima exposición en el Palacete del Embarcadero de Santander, la Torre de Don Borja de Santillana del Mar dedica una muestra a Juan Uslé, nacido en la localidad también cántabra de Hazas de Cesto en 1954. La comisaría su hija, la artista Vicky Uslé, lleva por título “Un viaje paralelo” y se centra en una vertiente no demasiado difundida de su producción: las acuarelas en pequeño formato.
Se trata de piezas realizadas en los últimos treinta y cinco años (forman parte del conjunto algunos acrílicos y collages) y, según ha explicado el propio Uslé, las concibió como notas integrantes de un cuaderno de bitácora, del proceso de pensamiento que acompaña a la realización de sus pinturas, que aparejan una preparación previa tan o más mental que puramente técnica: La pintura es un medio lento y estas acuarelas tienen que ver con la reflexión, con profundizar en la experiencia singular y personal y con dar el tiempo necesario a la creación.
Son fruto de sus horas de meditación, pero a su vez albergan atmósferas propias que se distinguen de las alumbradas en el uso de otros géneros, una sensorialidad particular que tiene que ver con el movimiento sutil del pincel, con un ritmo suave y con la plasmación de un imaginario personal del artista que no necesariamente se hace presente en el resto de sus creaciones ni en sus grandes formatos.


Son más de un centenar de trabajos los reunidos en Santillana, llevados a cabo en los traslados de Uslé entre sus dos residencias de Nueva York y Cantabria; proponen en último término una reflexión sobre la relevancia de la labor más pequeña e introspectiva, no por ello parca en lirismo ni en matices, y también, en el contexto de este montaje en la Torre de Don Borja, sobre las posibilidades de la creación contemporánea de entrar en relación con la arquitectura histórica, dando lugar a experiencias sensoriales distintas a las que pueden ofrecer edificios más recientes.
El santanderino acudió a formarse en Bellas Artes a la Escuela de San Carlos de Valencia y, en esta ciudad, descubrió esa otra luz, distinta y complementaria a la del norte, que tenía que ver con sentimientos diferentes e incluso con otras perspectivas de la cultura. En ese periodo alternó la práctica de la pintura y la de la fotografía, que formó parte de su reciente exposición “De luz y sangre” en la Sala Verónicas de Murcia y que él concibe como un territorio especialmente abierto a la subjetividad y la experimentación, pero en su regreso a Cantabria afirmó su voluntad de centrarse en los lienzos, un compromiso refrendado en los ochenta por sucesivas becas y por su asentamiento en Nueva York, junto a Victoria Civera (allí, como dijimos, continúa manteniendo un estudio).
Se han enmarcado sus creaciones en la llamada Nueva Abstracción, una prolongación de la abstracción postpictórica estadounidense que favorece la apertura y la claridad en oposición a las superficies densas de los expresionistas abstractos y que no implica, a diferencia de las composiciones de aquellos, mensajes místicos o religiosos, sino una reivindicación de su propia existencia a través de zonas cromáticas sólidas, absolutas, y no de formas.


Las abstracciones de Uslé han conjugado la geometría y la línea como eje vertebrador con un lirismo asociado, más que a experiencias personales específicas, a modos muy particulares de experimentar el tiempo y la noche (con su luz también propia y una luna que entiende muy evocadora); en definitiva, a modos de atender a circunstancias rutinarias para todos: las piezas que componen algunas de sus series más recientes, tituladas significativamente Alba, Desvelos, Sueños, Soñé que revelabas o El jardín censurado, parecen oscilar entre claridad y oscuridad, en una transición que este autor equipara a los desplazamientos humanos en esa dirección.
Algunas de ellas surgieron de manera más o menos instintiva, en pulsos rápidos, y otras derivaron de procesos más meticulosos y reflexivos, de miradas detenidas. Además, varias de esas series le condujeron de forma clara al resto, porque Uslé trabaja más dejándose guiar por el devenir de su ejercicio de la pintura (en ocasiones, con mucho de fisiológico) que imponiéndose rumbos previamente.

Junto a esa inspiración que parte de lo nocturno, otra nota fundamental en buena parte de su producción reciente y anterior la constituyen los ritmos y latidos, las pulsaciones que conectan su trabajo con la misma vida, en un sentido orgánico y temporal, y que hacen de las pinturas vivencias desprendidas en lienzos; vivencias que, más que emocionales, podemos entender como físicas: hablamos de la respiración o del mismo pálpito, que se deja notar asimismo en esas acuarelas.
Suele referirse Uslé a estas telas como abstracción contaminada, considerando que no existe mayor pureza que la que pueda interpretarse como contaminación absoluta de referencias formales y mentales; los signos y gestos que pueblan sus imágenes parecen estáticos, pero hablamos de manifestaciones de lo que incesantemente muta o se desvanece, como la luz que penetra por una claraboya o los sonidos vagos de la noche. El espectador podrá percibir que procura la captación del tránsito de lo luminoso a lo oscuro y las maneras en que ambos empapan los colores; tiende el artista a acentuar esas dualidades, al igual que en las fotografías que tuvimos oportunidad de conocer en Murcia.
En paralelo a la exposición de Santillana, abierta hasta abril de 2026, pueden contemplarse en la misma sede fondos de la Colección Rucandio: obras de María Blanchard, Jaume Plensa, Juan Genovés, Juan Asensio, Rafael Canogar, Inma Femenía o Juan Muñoz, entre otros muchos. La programación anual de la Torre de Don Borja se basa en muestras de arte contemporáneo, encuentros periódicos con creadores y en visitas a este edificio histórico, catalogado como Bien de Interés Cultural y cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. Después de su reciente rehabilitación, dispone de salas de exposiciones, cuatro bibliotecas, antiguos salones y un jardín. La entrada se realiza siempre en grupos pequeños, favoreciendo que sea una experiencia cercana y cuidada, y el acceso es gratuito, pero es necesario reservar.


Juan Uslé. “Un viaje paralelo”
Plaza Mayor, 7
Santillana del Mar, Cantabria
Del 12 de julio de 2025 al 30 de abril de 2026
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