La exposición que la Comunidad de Madrid ha brindado a Juan Muñoz ha sido la más visitada en el terreno de las artes plásticas entre las programadas en la Sala Alcalá 31, con cerca de 80.000 espectadores. La muestra “Todo lo que veo me sobrevivirá“, que ha homenajeado al escultor en el 70º aniversario de su nacimiento, ha reunido algunas de sus piezas emblemáticas de la década de los noventa.
Comisariado por Manuel Segade, ahora director del Reina Sofía, el recorrido estaba concebido como un establecimiento de instalaciones y ha destacado por contar con proyectos como Plaza, obra procedente del Kunstsammlung K21 Dusseldorf que no se había visto en España desde que, justamente, el MNCARS le dedicara una exposición en el Palacio de Velázquez en 1996. Compuesta por 27 figuras humanas de rasgos orientales en actitud hilarante, a ella se han sumado en Alcalá 31 otros trabajos como Dos centinelas sobre el suelo óptico (1990), cuyo parqué perspectivo recibía a los espectadores en la entrada de la exposición, o Barco con motor III (1990), en el que Muñoz reflexionó sobre la fatalidad del destino.
Esta exhibición tiene ahora continuidad en la que el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles dedica también a Juan Muñoz y a su producción durante los ochenta, abierta hasta el 7 de enero. Bajo el título de “En la hora violeta”, recupera muchas de sus primeras obras, que anticipan posteriores reflexiones conceptuales y exigencias técnicas. Su primera exposición individual se celebró en la galería Fernando Vijande de Madrid en 1984, una propuesta que se reconstruye parcialmente también en el atrio del CA2M.
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