Juan Hidalgo, el gozo de lo raro

Promoción del Arte presenta en Tabacalera su mayor muestra

Madrid,

Mi madre me contó que cuando estaba en La Mancha con sus padres y hermanos, de pequeña, pedían en la tienda “el algo” después de hacer una compra –deme usted el algo, decían– y el tendero les daba unas pastillas de limón, unas habas secas, algo. Yo también les doy este algo.

El algo que Juan Hidalgo nos dio hasta su muerte el pasado febrero se condensa ahora en Tabacalera, en la muestra “Juan Hidalgo & etcétera”, una antología del artista que no es una retrospectiva cronológica, como ha subrayado su comisario Fernando Castro Flórez, sino una exaltación de la libertad creativa que manejó desde el principio hasta el final un autor injustamente reconocido hasta hace solo unos años, y también expuesto de modo muy fragmentado.

"Juan Hidalgo & etcétera" en Tabacalera. Promoción del Arte
“Juan Hidalgo & etcétera” en Tabacalera. Promoción del Arte

La exhibición comenzó a plantearse con él y ha sido organizada con la asesoría de Carlos Astiárraga, el mejor conocedor de su obra, y con la colaboración del CAAM de Las Palmas, que cuenta con la mayor colección de este artista, también músico y, en cualquier caso, creador difícil de clasificar. José María Parreño lo calificó como un poeta raro y un músico diferente: hay que recordar que, en los cincuenta, fue pionero de la electroacústica; también discípulo de John Cage. Varias de sus composiciones forman parte de la muestra (alguna inédita, como Perhaps).

La última exposición importante en Madrid en que pudimos ver obra de Hidalgo no era una individual, sino el repaso a la trayectoria del grupo Zaj que el Museo Reina Sofía planteó en 1996, coincidiendo prácticamente con su disolución. Hidalgo, junto con Walter Marchetti, puso en marcha este colectivo en 1964 para introducir en nuestro país las prácticas performativas y vinculadas al happening, al campo de la experiencia y a John Cage. A él se sumarían Esther Ferrer, José Luis Castillejo, Manolo Millares, Tomás Marco Manuel Cortés y Ramón Barce.

En un primer momento, estos autores siguieron de cerca el movimiento Fluxus (ambas corrientes tenían en común su atención a lo inmediato y cotidiano y su negación de los límites entre disciplinas), pero no llegaron a converger: forma parte de esta exhibición el testimonio gráfico de su negativa a Vostell de participar en una muestra común en 1970. Desde su comienzo, un panel con sus fotografías recoge la deuda reconocida de Hidalgo (como de todo el grupo Zaj) con Eric Satie, el futurista Marinetti, Duchamp, Buenaventura Durruti y el citado Cage.

"Juan Hidalgo & etcétera" en Tabacalera. Promoción del Arte
“Juan Hidalgo & etcétera” en Tabacalera. Promoción del Arte

Todas las obras que forman parte de la muestra (fotografías, aunque él no fuera fotógrafo; instalaciones, que a él no le gustaba llamar así; objetos, composiciones…) nos hablan de un heterodoxo: Castro Flórez se ha referido a Hidalgo como una anomalía historiográfica, un autor adelantado a su tiempo que hubo de realizar una travesía en el desierto y que no aparece incluido, por esa incomodidad resbaladiza, en los manuales de arte contemporáneo empleados por la mayoría de los estudiantes, por más que hoy se le haya convertido en mito de la postvanguardia española.

Veremos sus primeras imágenes, más conceptuales, en blanco y negro; muchas más tardías en un festivo color, el vídeo donde relata su Viaje a Argel invitado por José Luis Castillejo (uno de los primeros ejemplos de poesía visual española), fotos inéditas que suponen el making of de su serie Hombre, mujer y mano, realizada junto a Esther Ferrer y Nacho Criado, y, sobre todo, múltiples juegos elaborados con materiales sencillos y cotidianos (él nunca tuvo a mano suntuosidades) que nos hablan de su concepción absolutamente vital y lúdica, nunca pretenciosa, de la creación: de un arte que debía acompañar, divertir y hacer sentir. En uno de los textos de la muestra (no excesivos, pero sí significativos) dice Hidalgo que para él el arte es estar en casa un domingo por la mañana, con sandalias, camiseta y calzoncillos.

"Juan Hidalgo & etcétera" en Tabacalera. Promoción del Arte
“Juan Hidalgo & etcétera” en Tabacalera. Promoción del Arte

Sus probables domingos es lo que vemos aquí: juego, deseo y sexo con formas múltiples, humor, ironía y ternura respecto a lo canario, pañuelos femeninos, corbatas masculinas, papeleras y dedos fálicos, sillas sencillas de Ayacata, guantes de fregar de colores, perros, viajes, secretos ocultos en cajas de resonancias duchampianas, algún volcán de la tierra, pianos que son festivos y también un elemento de cuestionamiento y un viaje musical mediante composiciones que él concebía como acciones en el tiempo y el espacio, suspiros congelados en instantes de plástico. Era un músico (excepcional) liberado de la disciplina aprendida.

Tan de tú a tú y tan desprejuiciadamente abordaba el arte, riéndose de las ansias de calidad (cacalidad), que quiso que sus cenizas en una urna se convirtieran en obra, no presente en la exposición pero sí en el catálogo, dado su carácter íntimo.

El montaje –ha explicado Castro Flórez– ha querido seguir el juego a Hidalgo sin ponerse por encima de sus intenciones ni sobreexplicar  lo que demanda ser sobre todo experimentado.

Dado su reconocimiento relativamente reciente, es mucho lo que queda por estudiar sobre su obra, sobre todo en su vertiente musical, poética, de archivo, en la influencia en su trayectoria de la meditación oriental… (y bastantes las exposiciones a las que podría seguir dando lugar). Astiárraga tantea las posibilidades de establecer una fundación o casa-museo en Ayacata, de articular becas de investigación… y se espera que sean los jóvenes críticos e historiadores –quienes realmente han favorecido su revalorización– los que continúen ahondando en su figura.

 

“Juan Hidalgo & etcétera”

TABACALERA. PROMOCIÓN DEL ARTE

c/ Embajadores, 51

Madrid

Del 21 de septiembre al 11 de noviembre de 2018

 

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