Casebere, arquitecto antes que fotógrafo

Presenta su trabajo reciente en Sean Kelly

Nueva York,

Lleva cuarenta años explorando las posibilidades de la fotografía a la hora de crear ficciones, documentando las posibilidades de esta disciplina al fabricar realidades en contraposición con sus evidentes usos para dar testimonio y exponer verdades. Podemos considerar sus imágenes como simulacros a medio camino entre lo poético y lo político: habitualmente toma en su estudio fotos de maquetas, de composición e iluminación minuciosamente preparadas (a veces, con procedimientos cinematográficos) componiendo pastorales con múltiples referencias a la historia de la cultura. Hal Foster considera que Casebere usurpa la realidad para exponer lo que él denomina “una psicopatología de la vida cotidiana”.

Otras veces ha dirigido su atención hacia zonas urbanas deterioradas, afectadas por fenómenos naturales, ya que la arquitectura es uno de sus intereses recurrentes: una de sus series más célebres está dedicada a casas de playa, y para aquel proyecto llegó a diseñar una de verdad. Ahora ha recuperado esa vocación constructiva para los trabajos recientes que presenta, desde el pasado 13 de diciembre, en su octava exposición individual en la Sean Kelly Gallery de Nueva York: “On the Water’s Edge”.

James Casebere. Orange House on Water, 2019
James Casebere. Orange House on Water, 2019
James Casebere. Santa Teresa White Duplex, 2019
James Casebere. Santa Teresa White Duplex, 2019
James Casebere. Blue House on Water #2, 2018
James Casebere. Blue House on Water #2, 2018

En sus nuevas obras ha continuado estudiando las intersecciones entre escultura, arquitectura y fotografía, pero ya no presenta tanto edificios e interiores captados sobre todo en estructuras previamente existentes, como era habitual en su anterior producción, sino que, desde un enfoque conceptual sustancialmente distinto, ha optado por elaborar construcciones propias para fotografiarlas después, previo proceso de activación o encendido.

Tomando como fuentes la historia del arte en un sentido amplio y los lenguajes cinematográfico y arquitectónico, ha llevado a cabo estructuras del tamaño aproximado de una mesa con materiales simples y formas esenciales. Hay que recordar que en la serie de fotografías inmediatamente anterior a la que ahora exhibe en Sean Kelly, Casebere se inspiró en los espacios de Luis Barragán para crear imágenes que abrazaban su uso tan cálido como reflexivo del espacio, el color y la luz; en este reciente cuerpo de trabajo sigue haciendo guiños al legado del mexicano, pero también se acuerda de Paul Rudolph y sus visionarias viviendas de mediados del siglo pasado en Florida y del brutalismo, y reimagina tanto el contexto como el contenido de las estructuras originales.

En Nueva York encontraremos instantáneas de espacios tanto públicos como privados en las que edificios de diseño geométrico y paleta cromática rica y vibrante se nos muestran, a la vez, concretos y abstractos; se trata de construcciones abiertas, a veces inacabadas, que evocan tipologías muy concretas vinculadas a la historia del urbanismo y del desarrollo humano, como cabañas o baños. Ni utópicas ni distópicas, estas fotografías buscan proponer nuevas vías de apreciación de la belleza y, también, una punzada de incertidumbre ante retos que ya todos conocemos bien: contemplaremos pabellones inundados en los que Casebere encuentra plasmaciones del ingenio humano frente al calentamiento global.

Demanda con estos trabajos evitar la resignación frente al futuro desconocido y reconoce que estas estructuras tienen mucho que ver con su alta valoración de la virtud de la tenacidad y con la cada vez más necesaria capacidad de adaptación y de optimismo: cuenta que hay en torno a ellas una atmósfera lúdica y que expresan lo que el ser humano tiene de indomable. También le evocan, esos esqueletos arquitectónicos entre aguas, las primeras criaturas que emergieron del mar y vivieron en tierra firme.

Anteriormente analizó, y algo de aquellas intenciones pervive aquí, la casa como símbolo de la utopía de felicidad emanada de la sociedad contemporánea norteamericana. Siempre prescinde de figuras humanas, como es habitual en la fotografía de arquitectura, y tiende a contraponer lo indiscutible del entorno natural que nos rodea frente a lo vulnerable del techo levantado sobre nuestras cabezas y del propio crecimiento económico del que hemos terminado dependiendo. Desde 2005, también ha abordado en sus trabajos las relaciones entre Oriente y Occidente, la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos o los problemas de las prisiones militares secretas de su país.

A sus numerosos galardones (ha recibido tres de la National Endowment for the Arts, tres de la Fundación para las Artes de Nueva York y uno de la John Memorial Guggenheim Memorial Foundation), el artista ha sumado este año la beca Abigail Cohen de la Academia Americana en Roma y, a partir del 21 de diciembre, presentará también su trabajo en la muestra colectiva “Paradise Lost – Gazing at Contemporary Urban Civilization and its Metaphor”, en el JUT Art Museum de Taipei, en Taiwan.

 

 

James Casebere. “On the Water´s Edge”

SEAN KELLY GALLERY

475 Tenth Avenue

Nueva York

Del 13 de diciembre de 2019 al 25 de enero de 2020

 

 

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