Isamu Noguchi y la escultura como experiencia vital

El Zentrum Paul Klee examina su producción al completo

Berna,

Diseñó escenografías, lámparas, muebles, jardines o parques infantiles, pero amplió también nuestro concepto de escultura, no pensando tanto en que su trabajo llegase a galerías o museos como en su aplicación social.

Isamu Noguchi nació en Los Ángeles en 1904; su padre era el poeta japonés Yonejiro Noguchi, y su madre, la periodista y educadora estadounidense Léonie Gilmour. Residió tanto en Estados Unidos como en Japón, y también en varios países europeos, tomando inspiración de culturas pasadas y presentes: podemos apreciar ecos en sus trabajos de los jardines nipones, los montículos artificiales propios de las culturas prehistóricas de América del Norte, el arte abstracto de principios del siglo XX o el movimiento surrealista. Los materiales que empleó fueron igualmente diversos, en relación con el lugar donde se hallara: entre ellos se encontraban la piedra, la madera, el metal, el plástico, la cerámica, el papel o los componentes eléctricos y para manipularlos utilizó desde técnicas propias de la artesanía tradicional hasta modernos procedimientos industriales.

De las décadas de los cuarenta y los cincuenta datan sus muebles que hoy consideramos clásicos, como sus lámparas hechas con papel washi japonés y bambú o sus esculturas de luz; al plantearlos, no estableció jerarquías entre artes finas y aplicadas: ante todo, buscaba crear objetos y espacios que pudieran ser percibidos de forma distinta en función del desplazamiento del espectador.

Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee
Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee
Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee
Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee

La primera muestra que repasa las distintas vertientes de la trayectoria de Noguchi, organizada por el Zentrum Paul Klee de Berna, el Barbican Centre de Londres y el Museum Ludwig de Colonia, puede visitarse ahora en el primer espacio suizo. Organizada en colaboración con LaM – Lille Métropole y la Isamu Noguchi Foundation de Nueva York, se inicia mostrando sus retratos de los años veinte, enmarcados en sus inicios figurativos; destaca el autorretrato Face Dish, el que realizó del muralista mexicano José Clemente Orozco, el que dedicó a Soekarno, el primer presidente de la Indonesia independiente o el de Michio Itō, una de sus amistades vinculadas a la danza. Este último remite a una máscara del teatro japonés Noh. También se relacionó con las bailarinas y coreógrafas Ruth Page y Martha Graham y se encargó de escenografías y vestuario para sus producciones.

Gracias a una beca de la Fundación Guggenheim, el artista pudo viajar a París en marzo de 1927, cuando contaba 23 años. Durante seis meses, sería allí asistente de Constantin Brancusi, cuyas obras había descubierto y admirado previamente en una exposición en Nueva York: el rumano se encontraba en la búsqueda de un idioma plástico a la vez universal y atemporal y en sus esculturas abstractas conjugaba formas arcaicas y materiales naturales. De él aprendió mucho Noguchi en cuestiones técnicas, y en lo relativo al empleo de ciertas herramientas, pero sobre todo en cuanto a los modos en que una escultura puede operar en el espacio.

Esta colaboración con el escultor dio forma a la obra que desarrollaría Noguchi en esa estancia parisina: de él tomó el uso de las superficies pulidas y las formas biomórficas, además de ciertas propuestas abstractas que luego trasladaría a la madera, el metal o la piedra. Pero, a su regreso a América, se distanció conscientemente de esa influencia, buscando alcanzar madurez e independencia por caminos propios.

La década de los treinta, y la Gran Depresión, le permitieron conocer de primera mano las desigualdades propias de la sociedad estadounidense. Las dificultades financieras le llevaron a abandonar su estudio, y no recibió apoyo de la Works Progress Administration (WPA), que sí ayudó a otros artistas, así que tuvo que valerse por entero por sí mismo. En aquel tiempo pretendía “encontrar una manera de esculpir que tuviera significado humano sin ser realista, que fuera abstracta y a la vez socialmente relevante”. Comprometido en la lucha contra el racismo, se ocupó de la escenografía de una danza de Erick Hawkins sobre la lucha de John Brown contra la esclavitud y, tras el ataque a Pearl Harbor en 1941, cuando los japoneses y los estadounidenses de origen japonés que vivían en Estados Unidos eran cada vez peor vistos, recaló voluntariamente unos meses en un campo de encarcelamiento en Poston, Arizona.

El ambiente deprimente del lugar y su paisaje desértico dejarían huella en la obra de Noguchi, en trabajos como Time Lock y Double Red Mountain. Su relieve This Tortured Earth llevó asimismo, por título original, War Tortured Earth y se inspiró en una fotografía aérea de un desierto africano con cráteres causados por bombas, pero el paisaje horadado simbolizaba sobre todo el maltrato a la población durante las guerras.

No fueron pocos los trabajos en los que Noguchi expresó sus inquietudes políticas: Monument to Heroes, elaborado con huesos, está dedicado a los pilotos de la Segunda Guerra Mundial y lo imaginó como una columna conmemorativa en la cima de una montaña. El viento movería sus objetos, que colgaban como un esqueleto en el cilindro, en el que sería una especie de canto fúnebre por los caídos.

Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee
Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee

En la concepción japonesa del arte, encontró seguramente la validez de la reducción formal y el manejo perfeccionado de herramientas y materiales naturales que había aprendido de Brancusi. Viajó a China vía Moscú en 1930 (para continuar después al país de su padre) y allí, durante siete meses, estudió la pintura tradicional en tinta, así como vías para su transformación contemporánea, llevando a cabo dibujos caligráficos.

En los jardines de los monasterios y templos de Kioto, reconoció la conexión entre el arte y la vida que él ansiaba lograr: piedras, extensiones de grava, musgo, plantas y agua componen un todo unificado en el que las personas pueden sumergirse por completo; vio en ellos Noguchi obras de arte totales que beneficiaban a la sociedad y se dio cuenta de que lo que de verdad le llenaría era esculpir los espacios en los que vivimos y trabajamos, en lugar de producir esculturas individuales para galerías o museos.

Él mismo se encargó de diseñar jardines y parques infantiles, como el del complejo de la UNESCO en París, en el que trabajó a finales de los cincuenta: en él unificó lo orgánico y lo geométrico. Además, tras aprender de varios ceramistas japoneses, llevó a cabo allí cerámicas de fines lúdicos que no podrían ser más distintas a las que realizaría algo después en Nueva York, con metales plegados: si en Asia se valía de materiales de la tierra, como cerámica y piedra, en Nueva York preferiría emplear aluminio y métodos de fabricación industrial.

Como dijimos, no solo aquel continente lo inspiró: conoció Stonehenge y los menhires de Carnac y los mencionados montículos de las culturas prehistóricas americanas son la base de un gran proyecto que dejó inacabado y que podemos considerar visionario; hablamos de Sculpture to Be Seen from Mars (1947), antes titulado Memorial to Man. Constituía su visión del ataque atómico en Hiroshima y Nagasaki, una visión apocalíptica de la destrucción y la extinción humana.

Le dejaría huella, igualmente, el sitio astronómico de Jantar Mantar de Jaipur, que reúne una colección de instrumentos astronómicos del siglo XVIII, dispuestos como pequeños edificios en un parque. El artista reconoció en ellos una síntesis de las que entonces eran las últimas investigaciones espaciales y tecnológicas con formas geométricas reducidas y en adelante se inspiraría en este rincón indio para sus propios esquemas de jardines y parques.

Además de estudiar culturas históricas, Noguchi respondió a la realidad contemporánea; sus exploraciones abarcaron tanto el espacio como las estructuras moleculares del mundo, la tecnología y la ciencia. Creía en el poder de estas últimas para mejorar la vida y en los roles de los materiales industriales para configurar espacios.

En 1929 conoció al arquitecto Buckminster Fuller, que le llevó a desarrollar esas ideas y a quien retrató en bronce cromado. Presentó a Noguchi conceptos científicos, como la teoría de la relatividad de Einstein; lo adentró en el uso de cromo y aluminio y viajaron a menudo juntos por Estados Unidos. Tiempo después, en los cuarenta, tuvo la oportunidad de conectar con surrealistas llegados de Europa, cuyas formas biomórficas abstractas también lo atrajeron: como resultado produjo sus Esculturas entrelazadas, en las que los elementos óseos remiten a las monstruosas figuras de hueso de Pablo Picasso y las escenas oníricas de Tanguy. También se relacionan con las experiencias de guerra de Noguchi, pueden montarse y desmontarse y transmiten la sensación de incertidumbre e impotencia propia de aquella época.

Desde la década de 1960 en adelante, exploraría asimismo el contraste entre las superficies lisas y la piedra tosca. Pasó el verano de 1962 en Italia y visitó las canteras de Henraux en Querceta: el mármol y la maquinaria allí disponible le llevaría a desarrollar nuevas formas y tratamientos superficiales en una serie de suaves esculturas de mármol pulido, como Ding Dong Bat, que se ensamblan en parte a partir de diferentes tipos de mármol y que ejecutó junto a otros trabajos toscamente labrados. Más tarde, combinó superficies pulidas y áreas en bruto en piezas como The Inner Stone, generando con ellas una sensación de tensión.

En muchos aspectos, la idea de espacio escultórico de Noguchi encontró su expresión ideal, en todo caso, en el diseño de parques infantiles. Los niños pueden activarlos como espacios animados, como los bailarines sus escenarios o los adultos los jardines de paseo de Japón, y pueden entenderse como metáforas utópicas, en las que los pequeños reclaman indirectamente un espacio para relacionarse de forma más directa con la naturaleza. Para Noguchi, simbolizaban asimismo la interacción entre la escultura y la materia prima, un mundo sin jerarquías.

Los primeros los ideó en los treinta y podemos destacar Play Mountain y Contoured Playground, hechos únicamente de formaciones de tierra, sin equipamiento para el juego. El terreno en sí se transforma en escultura y los usuarios debían diseñar sus propios dispositivos, ya que el uso del espacio no estaba predeterminado por el autor. Como él mismo afirmó, anhelo llevar la escultura a un contacto directo con la experiencia común de vivir.

Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee
Isamu Noguchi. Zentrum Paul Klee

 

 

Isamu Noguchi

ZENTRUM PAUL KLEE

Monument im Fruchtland 3

Berna

Del 23 de septiembre de 2022 al 8 de enero de 2023

 

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