Seguimos los pasos a Hugo Fontela, uno de nuestros primeros fichados y autor de pinturas a medio camino entre lo abstracto y lo figurativo e inspiradas en paisajes que llaman su atención. Retiene su recuerdo hasta analizarlo, memorizarlo y darle su forma personal en trabajos de aire irreal en la que esa naturaleza inicial había adquirido una nueva apariencia.
Desde mañana, y hasta el 13 de febrero, podremos ver sus trabajos recientes en la Galería Marlborough de Madrid, que exhibe bajo el título de “Pinturas extrañas” una veintena de obras que pueden entenderse como el compendio plástico de los intereses de Fontela durante su estancia en Estados Unidos en la última década: ha residido y trabajado en Manhattan desde 2005, año en el que obtuvo también, antes de cumplir los veinte, el Premio BMW de Pintura.
En estas obras que podemos ver en la que es la primera individual de Fontela en este espacio encontramos de nuevo tergiversaciones de la realidad pero para simplificarla, subrayando, en ese mismo proceso, su esencia compleja.
Pese a que mantienen rasgos característicos que las hacen identificables como obras de este artista asturiano, las pinturas extrañas de Marlborough incorporan, todas, ambigüedades, y apuntan hacia registros que Fontela no ha abordado hasta ahora (y a referencias de autores ligados a la abstracción americana, al grupo El Paso y al neoexpresionismo). De ahí el título de la exposición.
Su gran fuente de inspiración y motivo de trabajo han sido esta vez los muelles abandonados del East River, que le fascinaron desde su llegada a Nueva York. Se encuentran próximos a su estudio y la presencia en sus trabajos de estos últimos diez años ha sido constante, como queda patente en algunas imágenes que Kosme de Barañano asocia a la anonimia y la soledad: “el anónimo mar de la basura en una tierra apocalíptica, construido a pinceladas superpuestas y el poste sin nombre que asoma en un agua de sucia densidad, que chorrea deslavazadas pinceladas”.
Su gran fuente de inspiración y motivo de trabajo han sido esta vez los muelles abandonados del East River
En torno a los muelles hay basuras, vertederos que en las pinturas de Hugo quedan convertidos en símbolo de la ciudad y también en el reflejo del lado más inhóspito y arriesgado de su concepción de la pintura: estas obras son directas, no admiten distracción, mientras que en las pinturas blancas, donde aparecen las aguas y los muelles, se mantiene, en contraste evidente, cierto lirismo, una vertiente poética. Se aproximan, estas últimas, a lo que muchos artistas han dado en llamar pintura-pintura. Estas dos series de trabajos recientes, contrapuestas en casi todo, tienen sin embargo un rasgo básico común: se caracterizan por la pérdida del primer plano y por nuestra dificultad para reconocer su motivo, que, precisamente en y por su disolución, se convierte en tema de cada una de las pinturas.
Se interesa Fontela por los colores del objeto y por las sensaciones pictóricas que pueden generar sus formas o sus volúmenes, no tanto por su representación como tal.
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