Bajo la influencia tanto del expresionismo austriaco como del romanticismo nórdico, Herbert Brandl, nacido en 1959 en Graz, viene trabajando desde sus comienzos en pinturas de gran formato y al óleo en las que nos presenta paisajes casi abstractos y dominados por sus atmósferas, cargadas de dramatismo y potencia expresiva. Es también autor de naturalezas muertas y desnudos femeninos y, en unas y otros, ha empleado masas de pigmento empastado en un sentido dinámico y ha estrechado lazos con los intereses y la estética de Gerhard Richter, Martin Kippenberger, Albert Oehlen y, sobre todo, Helmut Dorner.
Trabaja aplicando capas superpuestas de óleo diluido, con la consistencia de acuarelas o aguadas que conceden a sus obras transparencias y quizá una cercanía, aún más acentuada, a la naturaleza; próximas las suyas, como decíamos, a la noción de lo sublime manejada por los románticos nórdicos, idealistas, frente a la carnalidad de los pintores ligados a ese movimiento en el Mediterráneo.
La acumulación, densa, del pigmento diluido y el empleo de la espátula sobre ese materia, menos fluida, origina accidentes que pasan a integrarse en las capas de lectura de sus cuadros: sus motivos parecen flotar suspendidos sin formas definidas. En su obra narran la luz y el color; se sirve Brandl de un variadísimo elenco de tonos de la paleta (de rojos vivos a ocres y grises); en cuanto a la iluminación, suave, tiene mucho que ver con ella que sus pinturas nunca resulten estáticas, pese a que ponga, teóricamente el artista, todos sus elementos sobre la mesa, sobre el lienzo.
Las montañas, motivo frecuentísimo en su trabajo y enseña centroeuropea, se nos muestran prácticamente como ilusiones ópticas, como explosiones de color y espectáculos naturales; así lo hemos visto, desde finales de los noventa, en sus frecuentísimas imágenes dedicadas a los Alpes.
Algunos de esos trabajos forman parte, hasta marzo del año que viene en Kunsthaus Graz, de su muestra monográfica “Tomorrow”, título elegido por transmitir el tono esencial, conflictivo, de la producción de Brandl, que se describe a sí mismo como “pesimista apasionado”. Como ese término, sus pinturas contienen promesa y ambigüedad, elusión y grandiosidad; también conflicto e incertidumbre.
La muestra hace hincapié en los procesos de trabajo del austriaco, que entrelazan observación, imaginación y pensamiento; más de una vez ha explicado que sus recuerdos de infancia, dibujos animados incluidos, le sirven como impulso creativo, junto a fotografías, imágenes de televisión, cámaras web e imágenes actuales extraídas de Internet. Esas referencias fluyen, condensadas, abstraídas o borradas, en pinturas con una dimensión casi apocalíptica que son también una invitación exacerbada a la contemplación pausada y no mediatizada.
Se presentan en Graz pinturas, abstractas y figurativas, y esculturas que dialogan con trabajos de Edelgard Gerngross y Thomas Baumann y con el espacio de la Kunsthaus, con el que podremos llegar a establecer conexiones biográficas, conceptuales o materiales. Hay que recordar que este centro, sin colecciones propias, fue diseñado por Peter Cook y Colin Fournier y simula el aspecto de un organismo azul de ojos extraños; su fachada consta de paneles que reproducen imágenes en movimiento y forman parte de un sistema de comunicación del museo con la ciudad en la que el artista nació.
Herbert Brandl. “TOMORROW”
Lendkai 1
Graz
Del 23 de octubre de 2020 al 7 de marzo de 2021
