Stanley Kubrick, lo pensado y lo filmado

21/12/2021

Tras un extenso periplo internacional que ha congregado a millón y medio de espectadores, el Círculo de Bellas Artes acaba de presentar en Madrid “Stanley Kubrick. The Exhibition”, extensa exposición dedicada al cineasta neoyorquino, de cuyo fallecimiento se cumplieron en 2019 dos décadas (coincidiendo con la llegada de esta misma muestra al CCCB barcelonés).

En su infancia no se adaptó a la disciplina de estudios escolar, pero sí quedó atrapado por la lectura, por el ajedrez, determinante en sus futuros modos de organizarse y también por la fotografía, que le enseñó a narrar a través de imágenes y le facilitó su primer empleo, en la revista Look. Llevó a cabo espléndidas instantáneas, aún no demasiado conocidas, del metro neoyorquino, siendo su primera foto el meritorio retrato de un quiosquero apesadumbrado tras la muerte de Roosevelt.

Como director debutó en su veintena, a principios de los cincuenta, de la mano de diversos documentales y cortos previos a su primer trabajo de ficción: Miedo y deseo (1953), un drama bélico; ese género, el de la guerra, fue uno de los que más frecuentó, aunque no se cite a menudo. Después llegarían El beso del asesino, que compartía protagonista con la anterior (Frank Silvera) y Atraco perfecto, la primera gran obra de Kubrick producida de forma independiente, junto a James B. Harris. Recrea el robo a un hipódromo desde el enfoque del cine negro y bajo la influencia de grandes como John Huston o Fritz Lang, avanzando rasgos que serían sello del cineasta en sus grandes producciones posteriores, como su elevada meticulosidad, su control absoluto de todo el proceso creativo (basta fijarse en los detallados planos de rodaje), los retranqueos narrativos y su escasísimo temor a la generación de controversias. Poco amigo de los festejos hollywoodienses y de prodigarse en los medios, la prensa le atribuyó por eso una personalidad fría y obsesiva con la que él no se identificaba.

Con esos primeros pasos se inicia esta antología: un recorrido por su filmografía que repasa todos los géneros que cultivó y su evolución desde su aprendizaje como fotógrafo hasta su eclosión como cineasta en los sesenta y los setenta, deteniéndose especialmente en una docena de largos pero también desvelando aquellos de sus proyectos que no llegaron a ver la luz (como el dedicado a Napoleón, en cuya preparación avanzó mucho, y de hecho se avista sobre él una miniserie) y otros de su autoría que, sin embargo, materializaron otros directores (es el caso de Inteligencia Artificial, que él no rodó al considerar que no contaba con los medios adecuados pero retomó Steven Spielberg en 2001). A través de cerca de cuarenta audiovisuales, objetos y material de archivo y de parte de la correspondencia que mantuvo con los talentos de los que supo rodearse, descubrimos al Kubrick más exigente y perfeccionista, al creador disciplinado y al artista pasional.

"Stanley Kubrick. The Exhibition". Círculo de Bellas Artes
“Stanley Kubrick. The Exhibition”. Círculo de Bellas Artes
"Stanley Kubrick. The Exhibition". Círculo de Bellas Artes
“Stanley Kubrick. The Exhibition”. Círculo de Bellas Artes

La exhibición, comisariada en Madrid por Isabel Sánchez, suele hacer guiños a aquellas ciudades por donde pasa y en este caso se hace hincapié en el rodaje en la región de Espartaco, relevante dado que Kubrick no solía viajar y desarrolló la mayor parte de su obra en Reino Unido; en Londres residió cerca de la mitad de su carrera. Podremos ver sus planes de rodaje, imágenes de la filmación de la batalla final en Colmenar Viejo y declaraciones de los dos profesionales españoles que sumó a su equipo, así como entrevistas a Molina Foix, traductor de cinco de sus películas y a Mario Camus, director de doblaje de La chaqueta metálica. Con Espartaco, por cierto, devino Kubrick el director más joven en hacerse cargo de una superproducción épica y en su realización pudo tomar conciencia de la importancia de la libertad creativa a raíz de sus roces con Kirk Douglas, proponiéndose desde entonces trabajar con absoluta independencia (el actor lo llamó, por cierto, un mierda con talento).

El bloque más extenso del recorrido, que gustará a los amantes de la escenografía y la anécdota y que comienza y acaba hablando de deseo, se centra por tanto en esa docena de largos de los que hablábamos, desde aquel primer filme de aprendizaje, precisamente Miedo y deseo, hasta la película que no llegó a terminar y que dedicó a los tiras y aflojas de un largo matrimonio y sobre todo al peso de los pensamientos y los sueños en la vida cotidiana: Eyes Wide Shut, la que consideramos su obra testamentaria. En Madrid contemplaremos las máscaras de su orgía final.

En el camino repasaremos esas incursiones tempranas en el género negro de la mano de El beso del asesino y Atraco perfecto; la relevancia de la antibelicista Senderos de gloria, que le trajo su primer choque con la censura y también su primer éxito comercial o sus propósitos al hacerse cargo de Lolita, película de la que la muestra destaca tres aspectos: la voluntad de Kubrick de convertir a Sue Lyon en una estrella juvenil, sus conversaciones con Vladimir Nabokov para la adaptación y la polémica general que generó el filme por las mismas razones que la causó la novela. La literatura, por cierto, fue fuente habitual de inspiración de Kubrick: en novelas se basan once de sus obras.

Levantó igualmente ampollas, aunque por razones diferentes y poco después, Dr. Strangelove (en nuestro país Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú?), una farsa llena de ironía sobre las paranoias desatadas en la Guerra Fría que se estrenó al poco de solventarse la crisis de los misiles en Cuba. En ella Peter Sellers interpretaba nada menos que a tres personajes, tres versiones de un único ser humano con un descomunal talento para hilvanar su propia destrucción.

Especial protagonismo cobran el fondo y las formas de 2001: Una odisea en el espacio, capaz de suscitar tantas interpretaciones como espectadores la vean; podremos contemplar, junto a maquetas, disfraces y una recreación de HAL 9000, materiales sobre este filme procedentes del archivo de Kubrick. También examina el Círculo la que algunos consideraron en su momento la película más inmoral de la filmografía de este autor, La naranja mecánica, con elementos escenográficos que remiten a la personalidad complejísima del personaje de Alex DeLarge. Su violencia, muy distinta a los ojos actuales que a los de hace medio siglo, ha opacado en cierto modo las reflexiones más hondas sobre la cuestión del libre albedrío frente al control de las autoridades a las que puede dar lugar ese relato.

"Stanley Kubrick. The Exhibition". Círculo de Bellas Artes
“Stanley Kubrick. The Exhibition”. Círculo de Bellas Artes

Hay que recordar que el propio director quiso retirar de la circulación este filme en Gran Bretaña, dado que algunos sucesos de la crónica negra de los primeros años setenta tenían sospechosos parecidos con algunas escenas, tan diametralmente distintas a las de Barry Lindon, por otras razones revolucionaria.

De esta última la muestra subraya el hecho de que solo se iluminara con luz natural y a través de velas, así como la extrema atención de Kubrick a que todos los detalles de escenografía, maquillaje y vestimenta estuvieran fielmente ambientados, como ocurrió también en sus no materializados esfuerzos por rodar aquella historia de Napoleón, cuya figura lo sedujo por lo que tenía de intensamente racional y emocional. Ponen punto y final a este repaso fílmico El resplandor, en sentido estricto la única obra de terror de Kubrick, aunque rompa con las claves iconográficas habituales de este género para abrirlo a múltiples lecturas por parte del público; La chaqueta metálica, que se refiere igualmente a la violencia incentivada desde las altas esferas y, aunque ambientada en Vietnam, se rodó en Inglaterra dado el pánico del genio a los aviones, así como la mencionada obra final Eyes Wide Shut, infidelidad de pensamiento, palabra u omisión.

"Stanley Kubrick. The Exhibition". Círculo de Bellas Artes
“Stanley Kubrick. The Exhibition”. Círculo de Bellas Artes

El propósito último de este proyecto, según han señalado hoy sus responsables, es acompañar el visionado de la filmografía de Kubrick por parte de quienes aún la desconocen, ojalá que también por los más jóvenes. Por eso el próximo día 26 arrancará allí un ciclo de cine del que formarán parte casi todas las películas estudiadas en la muestra.

"Stanley Kubrick. The Exhibition". Círculo de Bellas Artes
“Stanley Kubrick. The Exhibition”. Círculo de Bellas Artes

 

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