Nuevos versos: cinco jóvenes poetas españoles que incorporar a la librería

12/04/2016

El pasado 21 de marzo se celebró el Día Mundial de la Poesía, y ya sabéis, cuando es necesario un día para cualquier cosa, no suele ser buena señal: lo tiene el libro, por supuesto, pero no la novela, o la prosa en general. Aunque no haya que fiarse demasiado de cualquier estadística, las que maneja el Gremio de Editores de España desvelan que solo el 1% de los lectores lee poemas; un porcentaje cuatro veces mayor lee ensayos y solo un 0,1% lee obras teatrales, algún día hablaremos de esto. Eso sí, sabemos de buena tinta que el raquítico porcentaje, sea o no realmente tan raquítico, es muy fiel al género; ya decía Lorca que la poesía no quería adeptos sino amantes.

¿Por qué ese desapego? ¿Nos echa para atrás la posible falta de una narración, el adentrarnos quizá en interioridades emocionales, nos parece elitista, puede que difícil, críptica? ¿Debe incentivarse mucho más su lectura desde etapas tempranas, en las familias y las escuelas? Si sois de los que seguís proponiéndoos cada 1 de enero leer más poesía en los años entrantes, o queréis renovar vuestra biblioteca, os proponemos buscar trabajos de estos jóvenes autores (hemos elegido cinco, pero prometemos ampliar en próximos artículos). Porque puede que no sea mayoritaria, pero la necesidad de escribir y leer poesía no tiene fecha de caducidad.

 

 

Elena Medel. Chatterton. Poetas españolesELENA MEDEL

Aquello en lo que te fijas cuando salimos por las noches

Mi madre me enseñó que la mejor forma de pasar por la

vida era renunciando a la propiedad particular.

Ella me convenció de que podría transformar los balbuceos

en música de cámara, con mis zapatos.

Tus zapatos son mágicos, me dijo. Pierde uno y ganarás un marido. 

Vende dos y ante ti se revolverán las semillas de tu reino.

Y yo susurraba: mi reino eterno. Junto a él.

Decidí que los compraría de colores para camuflar mi identidad,

sobrios si aspiro a desvelar mis secretos.

No tacones ni zapatos planos ni aerodinamismo; le quiero

suciamente. He descubierto que pasos-pequeños

conducen a una-mujer-seria-con-dos-rayas-absortas.

Descalza, de puntillas, vuelvo a tener diez años y a morirme

por dentro de tanta soledad.

 

La poeta cordobesa (poeta, que no poetisa) Elena Medel acaba de superar la treintena y es, ya desde hace años, una voz fundamental entre nuestros poetas actuales. Obtuvo el premio Loewe a la Creación Joven por Chatterton y algunos de sus poemas más celebrados, siempre de creación pausada, están dedicados al desencanto que llega con la edad y con las circunstancias sociales y laborales que conocen los de su generación. Su primer libro data de 2002 y se llamaba Mi primer bikini: luego llegaron Vacaciones, Tara, Un soplo en el corazón, el citado Chatterton  y Un día negro en una casa de mentira, una recopilación de su obra entre 1998 y 2014. También ha publicado un ensayo: El mundo mago. Una vida con Antonio Machado, es directora de Eñe y editora de La Bella Varsovia.

 

BÁRBARA BUTRAGUEÑO

Debe usted saberlo

yo nací lejos del umbral

desconozco, así, su gesto

el canto sereno

con el que otros hablan

las grandes palabras

que a una se le ahuecan

como pájaros mojados

en la boca

 

durante años he visto hombres

que manejaban con premura el diccionario

y conocían el sentido exacto

de la palabra culpa

 

y les bastaba

 

pero a mí, que el vocablo se me enquista

y me cava el pecho como un descendimiento

todo me parece un vagar empedernido

por el líquido articular del dígase amor propio

dígase egoísmo

dígase umbral eterno entre las cosas.

 

De la misma quinta que Elena Medel, Bárbara Butragueño es, además de poeta, ilustradora y abogada, y con solo diecinueve años recibió el Premio Adonáis por Naufragios diminutos. Le seguirían otros galardones con sus siguientes poemarios: No sabes nada del viento, Incendiario y Casa útero, su último trabajo. Forma parte de la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, y como podéis intuir por este poema, le interesa la noción de justicia. En su obra trata de combinar claridad y belleza, busca ser entendida sin caer en un lenguaje demasiado directo.

 

Javier Vicedo. Ventanas a ninguna parte.  Poetas españolesJAVIER VICEDO ALÓS

No hace falta, no intentemos la palabra

ni los gestos hacia el ánimo,

sólo podéis acompañarme

como yo os acompaño a vosotros.

 

Que ya nadie prometa una mano junto a otra,

el universo es una mano que tiembla a solas.

 

Este castellonense ha sido reconocido con el el IV Premio de poesía Bancaja de Creación y el II Premio de poesía Joven de RNE y lo podéis encontrar en Ventanas a ninguna parte, La última distancia, Días rotos y El azul silencio del hombre. También autor teatral, Vicedo cultiva un estilo directo a la hora de hablar de silencios y de las incapacidades del hombre en la percepción de sí mismo y de su entorno.

 

PABLO GARCÍA CASADO

Ginebra besos

me dices que la cama de tu cuarto
está sin hacer que bajaste y todas
las tiendas estaban cerradas que hoy

es domingo que ayer sábado dijimos
muchas cosas mucho amor ginebra besos
que si tengo algo de pan o de ternura

que prestarte

 

El amor es el gran tema cultivado por este poeta cordobés del 72, autor de Calentura, El poema de Jane, Las afueras, El mapa de América o Dinero. En sus poemas, cuyo estilo ha mantenido con los años, encontramos narraciones, elipsis y cierta evocación al cine.

 

ANTONIO LUCAS

Fuera de sitio

Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:

                              unas pocas palabras, unos seres exactos,

                              unas horas muy lisas, una playa (quizá)

                              donde el daño no acecha.

                              Imagina la vida como no lo es ahora.

                              No quiero decir como algo perfecto,

                              sino un resplandor, cierto abril de muy lejos.

                              Un tributo al azar, sin otro destino que el

                              confín fugitivo de un eco sin rostro.

                              Y después, cualquier cosa.

                              Con qué precisión va la edad hilvanando

                              el espino, y qué extraña urgencia de ir en pie

                              hasta la ola. Celebrar lentamente,

                              que aniquilé mi huella. Mi escritura de hombre.

                              Mi certeza de surco.

 

Lo leéis en El mundo y muchos también conocéis sus Desengaños, premiados por Loewe, donde hacía verso la caída de todo lo que era sólido, como diría Muñoz Molina, desde un enfoque tanto íntimo como social: habla del derrumbe posterior a una ruptura sentimental y a una crisis, nuestra crisis, económica y social. También es autor de Antes del mundo, Lucernario, Las máscaras, Los mundos contrarios y Vidas de santos.

 

 

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