Maggie O´ Farrell: lo que aparece cuando desaparecen

01/06/2017

Maggie O´ Farrell. La extraña desaparición de Esme Lennox¿Recordáis Agosto, la película y obra teatral basada en un texto de Tracy Letts en el que la desaparición, y después muerte, de un padre de familia despertaba un magma de discusiones y de verdades dichas a gritos?

Los tres libros de la escritora escocesa Maggie O´Farrell que hasta ahora se han traducido al castellano también vertebran su trama en desapariciones y en la complejidad de cualquier familia, y tienen en común su fondo tierno, tanto como inquietante. Es obvio que responden a intereses constantes de la autora, pero pese a su relación evidente no podemos decir que se trate de un tema con variaciones al modo musical sino de narraciones sólidas y con entidad propia, tan redondas como sus personajes: ninguno de ellos es plano y cada uno esconde sus secretos. Ella va desvelándolos muy poco a poco, jugando con los tiempos y con nuestra intriga.

Las dos primeras novelas en llegar a nuestro idioma las editó Salamandra y fueron La extraña desaparición de Esme Lennox e Instrucciones para una ola de calor. En la primera quien se daba a la fuga era la misteriosa tía Esme, tras más de seis décadas internada en un psiquiátrico. Nada sabía de ella Iris, su sobrina, encargada ahora de encontrarla y también de desvelar las terribles razones de su internamiento desde los dieciséis, y sobre todo, las del silencio familiar. Se trataba de una novela breve pero densa, porque se adentraba en las terribles consecuencias que puede causar el cumplimiento rígido de las convenciones sociales, en el entorno teóricamente cálido de la familia, para quien se sale de la norma. Esta es una historia dolorosa y salvaje sobre lo que pesan los recuerdos, los efectos violentos de la indiferencia familiar y lo cara que puede pagarse, en según qué ambientes, una mínima libertad. Aquí ya daba cuenta O´Farrell de un estilo narrativo basado en el manejo ágil de los tiempos que ha culminado en el más difícil todavía de su último libro.

Nos da por pensar que, si viviese hoy, Irène Némirovsky podría haber narrado, a su manera, una historia parecida.

En Instrucciones para una ola de calor quien salía de casa (teóricamente a comprar la prensa) y no regresaba era Robert Riordan. Nos presentó otro drama familiar contado a ritmo de thriller en el que, al principio, casi nada es lo que parece. La clave para encontrar a Riordan, la llave, la posee de nuevo su propia familia, que guarda secretos macerados con el paso de los años, de silencios y elipsis, hasta que una canícula exasperante los hace brotar.

Maggie O´ Farrell. Tiene que ser aquíEl tesoro informativo lo retiene la madre, pero en torno a su misterio y al de la propia desaparición afloran en cascada problemas matrimoniales, odios hacia la madrastra, desencantos con la vida laboral y dudas sobre hasta dónde hablar, comprometerse o hasta dónde ceder. Todas ellos han madurado, como sabe señalar sin obviedades la escritora, a partir de la incomunicación mantenida en el tiempo. Además esta novela apuntaba, quizá con mayor claridad que las otras dos, a cuestiones generacionales: al modo de enfrentarse a los problemas de una quinta cuyo comportamiento ya no obedece, al menos de forma estricta, a patrones ni rígidos ni religiosos.

Y es posible que la obra más lograda de O´Farrell, el compendio de las virtudes de las anteriores, lo encontremos en Tiene que ser aquí, esta editada por Libros del Asteroide. Nos ha recordado, por su estructura y por el talento de la escritora al hablar de los afectos con mucha honestidad, a Canciones de amor a quemarropa de Nickolas Butler. Los miembros, niños y adultos, de una familia trazan de forma personalísima, en presente y en pasado, el camino que les ha llevado a donde están, con sus luces y sus sombras.

Aquí también hay desapariciones, una no consumada (la de Claudette, una actriz harta de las servidumbres de su profesión y empeñada en vivir de las experiencias y no de las apariencias) y otra trágica (la de Nicola, una joven profesora universitaria que murió en circunstancias poco claras). Ellas marcan el pasado y el presente de Daniel, huérfano de madre desde joven, hijo de padre indiferente, enganchado al alcohol y padre amantísimo. Tiene que ser aquí habla de nuestras fuerzas y nuestras debilidades.

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