Noah Baumbach y Greta Gerwig son director y protagonista, y también guionistas, de Frances Ha, película ya alabada en los festivales de Toronto y Vancouver que hoy mismo se ha estrenado en los cines españoles y que, en la línea de Oh Boy y también en blanco y negro, capta los pasos hacia adelante y hacia atrás en la entrada en la edad adulta de una joven neoyorquina, sin narrar casi nada pero contándolo casi todo.
Ella es increíblemente genuina (al estilo de los personajes del cine de la Nouvelle Vague), reacia al compromiso, parece mayor pero no adulta, sus tortillas se quedan en revueltos, encuentra divertido jugar a las peleas y encadena pequeños fracasos profesionales y decepciones personales (convenientemente suavizados con mentiras u omisiones de cara a la galería) hasta que, despedida de su trabajo de bailarina suplente y liberada a la fuerza de su dependencia hacia su mejor amiga, comienza a ver la luz y a disfrutar de su incipiente madurez.
Frances Ha se mueve entre la comedia y el drama y se estructura en secuencias breves y diálogos cortantes y directos que hablan de sentimientos y de caminos vitales con una fluidez que recuerda en ocasiones al Manhattan de Woody Allen, filme con el que comparte rasgos de comedia sofisticada, sobre todo en sus inicios.
Frances no dice lo que se espera, baila raro, lleva una vida nómada y parece querer huir permanentemente hacia adelante; es tierna, frágil y contradictoria (como todos, pero sin molestarse en ocultarlo). Sin dejar de ser consciente de sus altibajos y de sus dificultades para llegar a fin de mes, o quizá precisamente por ello y por tener poco que perder, disfruta de la vida con optimismo y viaja a París para leer a Proust en francés. Sus crisis vitales internas contrastan con el físico contundente, proporcionado y sólido de Gerwig, musa del mumblecore que interpreta a la perfección su personaje.
La película supone un intento de retrato de una generación, la que se acerca a los treinta, y también de una época en la que cada uno debe buscar su camino, y su dinero, porque ya no hay sendas marcadas ni fortunas esperándonos.
Para los amantes de la música: la banda sonora la pone Dean Wareham, líder de Luna, Galaxie 500 y Dean & Britta y un habitual en las películas de Baumbach, como compositor o como actor.
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