Emilia Pardo Bazán como emblema moderno

20/05/2021

El centenario de la muerte de Galdós quedó parcialmente mutilado por la pandemia, pero el de su buena conocida Emilia Pardo Bazán sí podrá encontrarnos, con todas las prevenciones, en la calle. En solo unas semanas, el próximo 9 de junio, la Biblioteca Nacional abrirá la que será su gran exposición conmemorativa: “El reto de la modernidad” nos acercará a la vida y la obra de la escritora gallega y también al contexto, histórico y literario, que conoció, el del último tercio del siglo XIX y las primeras décadas del XX.

Se hará hincapié en la dimensión europea de su trabajo y en la relevancia de Pardo Bazán como intelectual en el más amplio sentido de la palabra: como novelista que contribuyó a la renovación de la ficción, que ya en vida sería traducida a diez idiomas; como periodista cultural atenta al panorama político y como historiadora de la literatura, dramaturga, cuentista y además empresaria, pues puso en marcha una revista y una editorial (Nuevo Teatro Crítico y La Biblioteca de la Mujer), que contribuyeron poderosamente a la difusión en nuestro país de Dostoievski, Tolstoi o Turguéniev y ofrecieron, asimismo, traducciones al español de textos de John Stuart Mill y August Bebel, además de hacerse eco de los debates en torno al feminismo que surgían entonces en Francia y Reino Unido.

Pardo Bazán utilizó abiertamente ese término, el de feminismo, logrando para esta cuestión una consideración pública considerable, y también abordó en sus textos asuntos que no han perdido vigencia, como el de la profesionalización del escritor, la gestión de oficio y celebridad para aquellos que alcanzaban la fama o la misma respetabilidad del adjetivo feminista.

La muestra también recordará su galleguismo cosmopolita, su posicionamiento como católica y carlista y su proyección pública en la España de la Restauración, y contará con dos centenares de libros impresos, manuscritos, grabados y fotografías que proceden de los fondos de la propia Biblioteca Nacional y también de otras instituciones.

Francisco GOÑI. Doña Emilia Pardo Bazán. Madrid, 19 16. (Archivo fotográfico Francisco de Goñi y Soler, depositado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara)
Francisco Goñi. Doña Emilia Pardo Bazán. Madrid, 1916. Archivo fotográfico Francisco de Goñi y Soler, depositado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara
Gamonal. Retrato de Emilia Pardo Bazán, 1921. La Esfera
Gamonal. Retrato de Emilia Pardo Bazán, 1921. La Esfera

DE MARINEDA A PARÍS

Nacida en una familia rica, formada y liberal, la misma Emilia recordó que en su infancia solía leer todo lo que caía en sus manos y que pronto se lanzó a escribir poesía. Contrajo matrimonio a sus 16, con José Quiroga y Pérez Deza, muy poco antes de que la Gloriosa destronará a Isabel II y su padre fuera elegido diputado en Cortes; la escritora y su marido adoptarían entonces una entregada militancia en el carlismo al tiempo que trabajaba en sus primeros libros y entablaba relación con Menéndez Pelayo y con intelectuales krausistas. En definitiva, desde su misma juventud quiso imbuirse de razones que le permitieran contemplar el mundo desde distintas perspectivas.

El reconocimiento público le llegó de la mano de la novela La tribuna y de los ensayos que reunió en La cuestión palpitante, donde participó en las controversias sobre Zola y su naturalismo, pero la gran celebridad se la dieron Los pazos de Ulloa y La Madre Naturaleza, que alabó Clarín. Muy poco después se separó amistosamente de Quiroga y emprendió una vida nueva, a medio camino entre Madrid y París: su fama supuso un reto, al ser inusual entre las mujeres escritoras, y ella misma cultivó una imagen potente.

Presente en los círculos literarios de la capital, e impulsora de sus propias tertulias en la calle San Bernardo, en la década de 1880 escribiría sus obras más valientes en lo relativo a la situación de las mujeres en el fin de siglo. La muerte de su padre, en 1890, la sumió en una profunda tristeza, pero su herencia le permitió fundar la editorial y la revista de las que hablábamos, y también iniciar la construcción de las Torres de Meirás, a las que nunca llamaría pazo.

En 1898 no permanecería ajena a los debates sobre la guerra de Cuba y la pérdida de las últimas colonias españolas: fue la única mujer invitada por Joaquín Costa a sumarse a su encuesta Oligarquía y caciquismo. No sería aceptada, sin embargo, por la Real Academia cuando presentó su candidatura de ingreso, oficialmente, en 1912, pero la negativa no fue para ella del todo un fracaso: tuvo tiempo para iniciar un nuevo camino literario cercano al modernismo y el decadentismo que tendría sus obras cumbre en La Quimera o Dulce Dueño, esta última para muchos su última gran novela. Se le resistiría, sin embargo, el teatro.

En la exhibición de la BNE no faltarán las referencias a Meirás, el escenario justamente de La Quimera y de lo que Pardo Bazán entendía por bello y bueno. Allí decía encontrar tranquilidad, libertad e impulso creativo y ella misma, junto a su madre, se involucró en el diseño de su arquitectura.

 

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