Diez razones para visitar “Ferran Adrià. Auditando el proceso creativo”

28/10/2014

Ferran Adrià. Auditando el proceso creativo. Fundación Telefónica, 2014 © Fernando Maquieira

Las cosas que no son normales son difíciles de entender. Lo dijo el propio Ferran Adrià durante la presentación ayer, en el Espacio Fundación Telefónica, de la muestra “Ferran Adrià. Auditando el proceso creativo”. No es una exposición “normal”, aunque este centro madrileño nos tenga acostumbrados a propuestas y actividades heterogéneas, por eso os damos las claves que hacen el proyecto interesante para todos los públicos.

1. La mera curiosidad por conocer qué hay detrás de los 1846 platos que a lo largo de sus 25 años de historia ha creado el equipo de elBulli es una buena razón para acercarse a la Fundación Telefónica. Tras el éxito del que es seguramente nuestro cocinero más premiado internacionalmente hay trabajo, disciplina y exigencia, pero también centenares de dibujos, objetos y herramientas.

2. La exposición desafía nuestro concepto de creatividad. En masdearte os hemos hablado de decenas/cientos de exposiciones dedicadas a procesos creativos, pero ninguna de ellas con la gastronomía como protagonista. Si sois reticentes a considerar la cocina como arte y a creer que tras un plato que rompa cánones (helados calientes, cocina sin fuego, mezclas de dulce y salado…) hay análisis, pensamiento y originalidad, ésta puede ser una buena ocasión para desafiar vuestras ideas preconcebidas (las nuestras también). Según Ferran Adrià, ser creativo es no copiar, renovarse constantemente, apostar por la innovación… sea cual sea vuestra experiencia de la muestra, no habréis visto ninguna otra igual.

3. Adrià no sólo disecciona para nosotros las etapas de pensamiento y elaboración de sus platos, también apela al espectador, nos invita a definir nuestro perfil creativo, a tomar conciencia de las posibilidades de acción que no hemos explorado. Por eso, la imagen que se ha utilizado para difundir esta exposición es un dibujo hecho por el propio cocinero con la transcripción a mano de la palabra WHY; ¿por qué no atrevernos a desafiarnos? Adrià y su equipo han tratado de sistematizar una “fórmula de la creatividad” que pueda servir de modelo para otras disciplinas, y también como esquema de autoanálisis válido para encontrar caminos de inspiración individuales. El de elBulli es un modelo único, pero también un modelo válido para quien pretenda mejorar el rendimiento y la eficacia de su empresa, o de sí mismo. El éxito del restaurante se ha forjado también gracias a colaboraciones con diseñadores, científicos, empresarios y artistas.

4. Si tras ver la exposición, no tenéis una idea clara de cómo aplicar a vuestro día a día el mantra de la creatividad, en el Espacio Fundación Telefónica os invitan a no perder la esperanza: la exposición se acompaña de actividades educativas que promueven la participación activa del público y la puesta en valor de los procesos creativos que se dan en todas las disciplinas a partir del trabajo desarrollado en el Bullipedia Lab en torno a la decodificación del genoma culinario. Están destinadas a todos los públicos: niños, jóvenes y adultos.

Ferran Adrià. Auditando el proceso creativo. Fundación Telefónica, 2014 © Fernando Maquieira

5. Mirar y degustar la sucesión de platos que componen el menú de elBulli es una experiencia tan estética como la contemplación de un cuadro. Lo dijo…Richard Hamilton, que visitaba cada año Cala Montjoi. Aunque la gastronomía no sea uno de vuestros intereses, no renunciéis a disfrutar del valor plástico de los murales, centenares de dibujos, objetos y herramientas, proyecciones audiovisuales inmersivas y animaciones que forman parte de “Auditando el proceso creativo”. Y también del propio montaje de la exposición, un guiño a las estructuras reticulares de Hamilton, que, además de cliente, fue gran amigo de Adrià.

6. Además de una posible fuente de inspiración para profesionales de cualquier campo, esta muestra es también un homenaje a los profesionales de la alta cocina, a su capacidad de trabajar en equipo. No fueron cientos sino miles los cocineros que pasaron por elBulli para trabajar muchas horas diarias y equilibrar y sincronizar su esfuerzo y sus ideas fue un ejemplo de eficiencia. El engranaje del equipo también se estudia en la exposición y puede ser válido, al menos en algunos aspectos, para otras empresas u oficios.

7. ¿Habéis visitado alguna otra muestra en la que se desvelaran secretos y pormenores de las fuentes de inspiración de los platos de un maestro? Seguramente no, y hay una razón: impera el misterio. Sin embargo la cultura del silencio no caló en elBulli: en el restaurante cada año se catalogaba y conservaba de manera exhaustiva todo lo que se creaba y siempre se hacía de manera diferente para no caer en la monotonía: fichas, documentos, dibujos, gráficos, hechos a mano, a ordenador o en vídeo. Este registro sistemático de todas las etapas del proceso creativo de elBulli ha sido la base para crear y realizar la auditoría creativa que podemos ver en Telefónica.

8. ¿Tuvisteís ocasión de visitar elBulli mientras permaneció abierto? Fueron pocos los afortunados de disfrutar de la degustación de los platos de Adrià y equipo, de participar de ese momento que él entendía como conversación entre el cocinero y el cliente con 4.000 horas de creatividad detrás. Si no es el caso, esta exposición no os brinda la oportunidad de sentaros a su mesa pero sí de entrar en la cocina, el taller, la mesa de ideas, de conocer casi desde dentro los elementos, fases y agentes que intervienen en la elaboración de un plato, las herramientas y técnicas que se utilizan para cocinarlo y quienes lo elaboran y lo sirven. elBulli, de Cala Montjoi a Fuencarral.

9. Cuando el trabajo se convierte en una pasión (en el caso de Adrià, rayana en la obsesión), los resultados pueden ser brillantes. Tomamos nota.

10. Ferran Adrià no deja de ser una de las grandes figuras de nuestra cocina, tan exigente como disruptivo, y ha contribuido a situar la disciplina gastronómica en un nivel en el que seguramente nunca había estado. Sus esfuerzos por convertir un acto cotidiano en una forma de disfrute próxima a lo sublime merecen reconocimiento.

 

 

 

 

 

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