Miel en los ojos de Jasmine Trinca. En abril llegaba a España, para volar de los cines poquito después (una pena), Miel, la última película dirigida por Valeria Golino. La interpretaba, con el punto justo de dulzura y carácter, Jasmine Trinca, que encarnaba a una joven solitaria y tímida dedicada a facilitar la muerte a enfermos terminales. Al conocer al señor Grimaldi, que desea morir por enfermedad no física, sino del alma, el personaje de Miel-su paradójico nombre de servicio-se plantea si su actividad debe tener, o no, reglas.
La obra de Golino nos gustó porque no caía en excesos melodramáticos a la hora de abordar un asunto tan complicado como la eutanasia, y tampoco tomaba postura: derrochaba empatía respecto a la situación de todos los enfermos, incluido Grimaldi, de sus familiares, y de la propia Miel, y dejaba a la valoración del espectador las posibles conclusiones.
Aunque a priori el tema pueda pareceros sombrío o no atraeros demasiado, vedla si tenéis la oportunidad porque se trata de una película muy vitalista, diferente y con momentos llenos de poesía.
La reconfirmación de Toni Servillo fuera de Italia. Aunque La gran belleza cosechara opiniones contrapuestas (¿no son más fiables las películas que lo hacen que las sólo despiertan alabanzas?), la interpretación de Toni Servillo entonces no dejaba lugar a dudas: nos encontramos ante un actor terriblemente elegante capaz de convertirse en un veraz político de oficio o en un niquelado filósofo loco y brillante con un simple giro de ojos, una mueca: su rostro es elástico.
Aunque son muy distintas, tanto o más que la película de Sorrentino nos sedujo Viva la libertá, una oda al libre albedrío que habla de política sin la pesadez con la que habitualmente se hace, y sobre todo de las múltiples opciones de cambiar nuestra vida que, aunque no lo creamos, todos tenemos, de la posibilidad de abrir nuevos caminos.
Brillante Wes Anderson. Mañana El Grand Hotel Budapest y Wes Anderson pueden ser oscarizados, pero si no lo son, no importa. En lo visual, seguramente estamos ante la peli más divertida y lograda de este director británico, todo un espectáculo. Es cierto que el argumento no es brillante-en realidad, prácticamente no hay tal-pero disfrutamos tanto siguiendo las aventuras del conserje Gustave y el botones Zero y evocando formas y maneras de la Europa de comienzos de siglo, que nos da lo mismo. En El Grand Hotel Budapest hay tebeo, literatura, y una veintena de estrellas de Hollywood que debieron pasárselo en grande rodando.
La delicadeza de Ida. Hay que felicitarse cuando una película en blanco y negro no complaciente, muy silenciosa, en la que los gestos hablan más que las palabras, logra ser reconocida con premios internacionales, y más aún cuando procede de un país periférico en lo que a producción de cine se refiere. En Ida, Pawel Pawlikowski abre las heridas del Holocausto al recordar la colaboración de algunos polacos con el régimen nazi, pero de manera muy sutil: a través de una novicia, a la vez madura e inocente, que rastrea sus orígenes judíos.
La fotografía es espectacular y por ella está nominada al Óscar. Ida también podría llevarse el Premio a la Mejor Película de Habla No Inglesa y, por esa razón, algunas salas la están rescatando, aún hay oportunidad para verla.
Salgado, un fotógrafo humanista. La sal de la tierra es uno de los documentales que más nos han gustado este año y que os recomendamos tanto si os interesa como si no la fotografía de este brasileño, porque Salgado no sólo explica su experiencia profesional, también las implicaciones en su personalidad de las catástrofes humanas y naturales de las que fue testigo. Lo dirige Wim Wenders (garantía de calidad) y la actividad fotográfica queda aquí convertida en un camino físico, espiritual y artístico.
El regreso de Michael Keaton. Volvió el héroe: Keaton ha reaparecido a lo Gloria Swanson en Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), lo último de González Iñárritu, una obra coral pero centrada en las debilidades de la estrella venida a menos Riggan Thompson. La película es arriesgada-sus mecanismos narrativos y su uso del plano secuencia pueden llegar a resultar mareantes- pero esos mismos motivos convierten Birdman en una película especial.
Os gustará si antes lo hicieron otros filmes que abordan el mundo del cine, o del teatro, desde dentro (qué ocurre con las vidas personales de los actores mientras trabajan, qué hay entre bambalinas) pero, a su vez, el sello de Iñárritu y el buen trabajo de unos secundarios que no lo son tanto, como Edward Norton, Naomi Watts o Emma Stone, en estado de gracia, hacen que Birdman no se parezca a ninguna otra película.
El año de los genios británicos. No somos capaces de elegir – otros lo harán mañana – entre The Imitation Game (Descifrando enigma) y La teoría del todo; ya sabéis, las historias de los esfuerzos del matemático Alan Turing por interceptar las comunicaciones alemanas durante la II Guerra Mundial y el triste final de sus días y la de la enorme fábula de superación de Stephen Hawking, y su complicada vida familiar paralela. Tampoco podríamos escoger entre el buen trabajo de los dos actores que los han encarnado: Benedict Cumberbatch como superdotado insoportable, torturado y entrañable, y Eddy Redmayne, inquietante por el enorme parecido a Hawking tras la caracterización.
En cualquier caso, ambas son pelis memorables, en sí mismas y por lo que tienen de homenaje a los científicos que las han inspirado (en el caso de Turing, se ha hecho demasiado de rogar).
Catarsis en la pantalla. ¿Por qué a casi todos gusta Relatos Salvajes? Seguramente porque todos podemos empatizar con alguno de los protagonistas de los seis cortos que componen esta película, casi salvaje, de Damián Szifron; personajes bajo presión con una mala suerte puntual o persistente que terminan perdiendo los estribos.
Al ser historias independientes (en lo narrativo, que no en su temática) no todas nos resultan igual de interesantes, y en muchos casos se roza o se supera la exageración, pero…el conjunto sí que funciona como retrato de la peor cara de la condición humana, de nuestros límites y pérdidas de control. Es difícil de clasificar, pero el efecto catártico-creemos-es uno de sus principales valores.
Sueño de invierno turco e intimista. Un actor retirado, su hermana, recién divorciada, y su mujer, con la que vive en creciente tensión, protagonizan el filme turco Winter Sleep, una peli sobre la insatisfacción vital en la que la aridez interior de los personajes tiene su eco en la estepa turca fría y nevada que los rodea. Esta obra de Nuri Bilge Ceylan, que puede recordaros a Érase una vez en Anatolia, también de este director, plantea una reflexión sobre la incomunicación familiar y de pareja, el aislamiento, la amargura como forma de vida. El tratamiento del sonido y de la luz favorece esos mensajes; estética y ética.
No quiero volver a ver a Bárbara. No conocíamos a Carlos Vermut antes de Magical Girl, y esta historia compleja, con enigmas brotando a cada paso, sobre historias extraordinarias de gente ordinaria, nos ha sorprendido. Seguramente lo mejor de la peli son las personalidades ricas de sus personajes, sus capas, que nunca se nos desvelan del todo: como espectadores, debemos crear imaginar lo que no sabemos.
Ni Barbara, ni su fiel profesor, ni el padre devoto de su hija enferma son buenos ni malos, pero sin comerlo ni beberlo, y sólo por ayudar, están metidos en el fango. Como dijo Barbara Lennie al recoger su Goya por este papel, Magical Girl es una bajada a los abismos.
Y vamos a mojarnos con nuestras previsiones para los Óscar, aunque no tenemos buenas dotes adivinatorias: diríamos que el premio a la Mejor Película puede ser para Boyhood; que Richard Linklater o Wes Anderson, nos inclinamos más por el primero, podría ser Mejor Director; apostamos por Cumberbatch o Redmayne como mejor actor (el papel de Steve Carell en Foxcatcher es igualmente complejo, y muy oscuro, pero intuimos que esta vez este premio va a ser para un inglés) y Julianne Moore podría ser Mejor Actriz por Siempre Alice.
Como secundarios, apostamos por J.K.Simmons por la ensimisma Whiplash y por Patricia Arquette por Boyhood, y quizá Ida se llevé el Premio a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Mañana veremos.