Día del Libro 2021: diez libros para encontrarnos

22/04/2021

Mañana, 23 de abril, volveremos a celebrar íntimamente un Día del Libro en el que las lecturas públicas estarán restringidas. Parece que poco ha cambiado respecto al de 2020, pero esta vez sí nos esperan librerías abiertas de par en par. Elegimos diez textos que descubrir o a los que volver:

LLÉVAME A CASA. Jesús Carrasco.

Ella es una mujer silenciosa y él prefiere no hablar. Ella puede regañarle como a un niño. No hace falta darse las gracias ni pedir perdón. Se puede llegar tarde, se puede ignorar al otro aunque no haya nadie más en la habitación.

Jesús Carrasco. Llévame a casaEn sus dos primeras novelas, Intemperie y La tierra que pisamos, consiguió atraparnos en historias estrechamente enlazadas a la tierra pero también al sueño y la imaginación de sus protagonistas; la última, Llévame a casa, la sitúa como aquellas en un contexto familiar, profundizando en la complejidad de las relaciones entre padres e hijos y también en lo que la familia tiene de raíz, de la que se anhela independencia o a la que se desea regresar.

Su protagonista es Juan, que vuelve desde Edimburgo a su pueblo tras la muerte de su padre con la intención de que ese traslado sea temporal, pero las circunstancias le obligarán a permanecer junto a una madre con la que, vida y distancia por medio, apenas tiene nada en común. Esta trama habla, en definitiva, de dilemas morales en tiempos de encrucijadas.

EL DON DE LA SIESTA. NOTAS SOBRE EL CUERPO, LA CASA Y EL TIEMPO. Miguel Ángel Hernández.

Es el placer del instante, del momento en el que todo se frena.

Los seguidores en Twitter de Miguel Ángel Hernández sois sabedores de su querencia, literal, artística y literaria, por la siesta. A ella le ha dedicado un ensayo casi igual de placentero que un buen sueño, El don de la siesta, en el que reflexiona sobre su relación con la economía y la productividad, sobre ilustres siesteros, la presencia de ese descanso en el arte y la literatura o su posible rol en nuestro bienestar, partiendo de su personal experiencia. Si aún asociáis siesta y pereza, desafiad creencias y leed.

LA GENTE NO EXISTE. Laura Ferrero.

Las palabras con las que trataba de convocarle no eran más que una manera definitiva de enterrarlo.

A Laura Ferrero la conocimos de la mano de su libro de relatos (vitales e intimistas) Piscinas vacías y, aunque su novela posterior Qué vas a hacer con el resto de tu vida, con estilo y temática similar a aquel, también nos satisfizo, echábamos de menos un regreso a los cuentos. Llegó este año, con La gente no existe, un compendio de historias en las que esta autora catalana ha pretendido narrar lo que no suele decirse en materia de amor y desamor, necesidades, culpas y expectativas.

Mantiene la misma intuición que en sus libros anteriores respecto a las vidas ajenas y similar delicadeza a la hora de envolvernos en ellas.

EL TERCER PAÍS. Karina Sainz Borgo.

A los quince años hice mi primera necropsia.

Otro regreso que esperábamos atentas es el de Karina Sainz, tras La hija de la española. En su nueva novela también hay tragedia, pero de tintes más clásicos, y suspense y ecos de la literatura de maestros como Borges. Nos sitúa en un territorio de frontera por el que transita Angustias Romero, huyendo junto a su marido y sus bebés de la peste. Los niños mueren, han de ser enterrados en un cementerio ilegal y Romero afrontará el abandono del padre, se enfrentará al poder de la violencia y la pérdida de valor de la vida.

Karina Sainz Borgo. El Tercer País

EL COMENSAL. Gabriela Ybarra.

Cuentan que en mi familia siempre se sienta un comensal de más en cada comida. Es invisible, pero está ahí. Tiene plato, vaso y cubiertos. De vez en cuando aparece, proyecta su sombra sobre la mesa y borra a alguno de los presentes.

Así comienza El comensal, obra de Gabriela Ybarra justamente bien recibida allá por 2015 que hablaba de la muerte, de los modos en que se hace presente y de su impacto en los vivos, a partir de la propia experiencia de la autora (su abuelo fue asesinado por ETA en 1977 y su madre falleció a causa de un cáncer en 2011). Ambos episodios los reconstruye sin ahorrar emoción pero también sin acentuarla, convirtiendo el dolor en relato valioso y no en materia digna de esconderse.

EL OLVIDO QUE SEREMOS. Héctor Abad Faciolince.

No sé en qué momento la sed de justicia pasa esa frontera peligrosa en que se convierte también en una tentación de martirio.

Parece que se cuece la presentación en serie de esta novela, que Trueba ya hizo película. Abad Faciolince nos ofrece la biografía novelada de su padre, llamado también Héctor Abad, médico colombiano que fue activista por los Derechos Humanos y que, por esa razón, fue asesinado.

Este es un relato de violencia, la que ha marcado la historia reciente de su país, pero también de homenaje hacia un hombre esencialmente bueno y empático. El escritor ha explicado que con este libro quiso intentar ese imposible que es la resurrección del padre, por la vía de transformarlo en alguien tan vivo como un personaje de ficción.

NORMAS DE CORTESÍA. Amor Towles.

¿Acaso los cuencos de naranjas no pueden ser hermosos?

El espíritu refinado y nostálgico que Amor Towles desplegaba en Un caballero en Moscú (que perfectamente podía titularse El último caballero), también se hacía presente en la primera obra de este escritor americano: Normas de cortesía.

Cambia el escenario (nos lleva a Nueva York, en los años posteriores a la Gran Depresión), pero mantiene sus personajes magnéticos, su genial atención a los detalles, la sofisticación de su mirada… y su gusto por las buenas maneras, incluso en las situaciones más complicadas.

Amor Towles. Normas de cortesía

EL REVÉS DE LA TRAMA. Graham Greene.

No soy de esos hombres que se meten en líos, Padre. Soy soso y cobarde.

Las novelas de Graham Greeen tienen en común sumergirnos en las zonas de sombra de funcionarios y espías, y de los matrimonios; plantear qué significa traicionarse a uno mismo y a los demás y cuánto tiene de sacrificio el amor. Esos asuntos se mantienen en El revés de la trama, una de las historias en las que de forma más clara se inspiró en su propia experiencia en la guerra de Sierra Leona. Le Carré la calificó como cima de la literatura mundial.

FERIA. Ana Iris Simón.

Tendré que recordarte que eres nieto de familia postal, bisnieto de campesinos y feriantes, tataranieto de carabinero exiliado y de quincallera, y que sientas entonces que eres heredero de una raza mítica.

Ana Iris Simón nació en una familia de feriantes cuyo negocio, y sustento, decayó a medida que se asentaban en nuestra cultura y ocio otras ferias: las de los egos. Conoció una infancia rural, y creció escuchando los relatos de sus abuelos; nos ofrece así una visión, directa e informada, de tiempos que se fueron, naturales e incorrectos, de los que es absurdo renegar. Tanto como caer en la idealización.

OTRA VIDA POR VIVIR. Theodor Kallifatides.

Nadie atraviesa un ancho río sin mojarse los pies.

Terminamos este repaso con un relato breve, pero hondo: el del deambular del escritor griego Theodor Kallifatides por una crisis creativa. Bloqueado ante el folio en blanco, decidió vender su estudio de siempre, en Estocolmo, para retirarse en su país y encontrar allí, quizá, de nuevo la inspiración. Da pie este texto, en el fondo una meditación personal, a reflexionar sobre las maneras de dar sentido a la vida y el trabajo, los males de Europa hoy y la aceptación del paso del tiempo.

Ana Iris Simón. Feria

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