Corazón silencioso, familia, muerte y contención

04/09/2015

Corazón silencioso

 

Nos vamos acostumbrando a recibir en las salas cada pocos meses películas con la eutanasia como tema principal o secundario, y lo cierto es que cada una de ellas lo ha abordado desde una perspectiva diferente, y por eso enriquecedora: entre las más recientes, la delicada Miel o la comedia La fiesta de despedida, que desdramatizaba el asunto poniéndole ternura.

Corazón silencioso

Hoy llega a los cines la muy nórdica Corazón silencioso, que lleva el sello del correcto y contenido Bille August, y por eso también el de las atmósferas de Ingmar Bergman (August trasladó al cine su guion para Las buenas intenciones y a menudo se le considera su heredero). Aquí asistimos a lo que quiere ser, precisamente, una fiesta de despedida: un fin de semana en que una familia se reúne en torno a la madre del clan, que ha decidido dejar de vivir antes de que una enfermedad degenerativa le imposibilite valerse por sí misma. Marido, hijas y parejas de ellas conocen la decisión y en principio la respetan, pero conforme avanza la trama la diferente fragilidad de cada uno de ellos y la salida a la luz de algunos secretos familiares van haciendo más difícil la aceptación del adiós.

Asistimos entonces a un fresco de reacciones que ponen en cuestión la supuesta serenidad con que parecía vivirse el momento: los silencios incómodos se convierten o en carcajadas o en desesperación; los aparentemente más fuertes se desinflan, los inmaduros crecen y quienes parecían más débiles son quienes acaban comportándose con la mayor fortaleza; de un modo u otro, ese fin de semana supone una catarsis, o un viaje iniciático, para todos.

La historia es sólida; pese al drama del que da cuenta, nunca es lacrimógena ni cede a excesos emocionales, y las interpretaciones resultan perfectamente creíbles en un filme que podría haber quedado del todo arruinado de no haberlo sido: por lo muy delicado del asunto, lograr convencer era cuestión de detalles, de no añadir sollozos o gritos de más y de mucha contención, precisamente el punto fuerte de August. Muy recomendable.

 

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