Sempere, una geometría personal

Guillermo de Osma conmemora su centenario

Madrid,

Este año se cumplen cien desde el nacimiento en Onil (Alicante) de Eusebio Sempere, una de las figuras fundamentales del arte cinético en España, que basó su poética en la luz y el color y que cultivó una creación, en palabras del crítico Vicente Aguilera Cerni, con infinitas derivadas: Es un arte a la vez concreto, poético, lógico e incluso, urbanístico.

Autor de acuarelas, gouaches, relieves luminosos, collages, pinturas, móviles, esculturas y proyectos interdisciplinares, viajó en dos ocasiones a París y ambas supusieron un punto de inflexión en su trayectoria. En la primera, en 1948-1949 y con el apoyo del Sindicato Español Universitario, trabajó allí en composiciones que se inclinaban a lo abstracto sin alcanzar plenamente la ausencia de motivos reconocibles, bajo la influencia de Mondrian, Matisse, Kandinsky o Braque, a quienes visitaba en sus talleres. En aquel tiempo, además, coincidió con autores españoles como Chillida o Palazuelo.

Eusebio Sempere. Homenaje a Fra Angelico, 1962
Eusebio Sempere. Homenaje a Fra Angelico, 1962

No mucho más tarde, en 1950 y tras un periodo en Valencia donde no logró el favor de la crítica, regresó a su refugio francés. En aquella segunda fase parisina, el contacto con Auguste Herbin, Josef Albers, Sonia Delaunay o la artista cubana Loló Soldevilla lo llevó a distanciarse de manera definitiva de la figuración, centrándose en una abstracción que en sus trabajos sería cada vez más pura y, paulatinamente, más hondamente basada en la geometría: llevó a cabo dibujos sintéticos, estructuras con dos o más planos superpuestos, a modo de celosías, y también otras composiciones lineales ejecutadas sobre papel o a través del collage, el relieve y el óleo. Estas obras supondrían un avance de los móviles y otras esculturas cinéticas que más tarde, a partir de los años sesenta, empezó a producir en metal.

Participó, asimismo, en diversas ediciones del Salon des réalités nouvelles, espacio donde, en 1955, mostró al público relieves luminosos móviles y un manifiesto en el que hacía referencia a la luz como elemento con el que construir un diálogo poético a través del tiempo. Dichas piezas, claramente cinéticas, las exhibió en el mismo año en que tuvo lugar la que se considera exposición inaugural de esa corriente: “Le mouvement”, en la Galería Denise René.

Ante las dificultades de la vida en la capital francesa, y dado su creciente interés por el avance de las vanguardias en nuestro país, regresó a Madrid al iniciarse justamente el año 1960, en la época de mayor auge de nuestro informalismo. Se vinculó al Grupo Parpalló, promovido por el citado Aguilera Cerni para conectar la creación artística valenciana con el panorama internacional, tras la interrupción causada por la Guerra Civil, y se sumó, de su mano, a la Primera exposición conjunta de arte normativo español y, a continuación, a la trigésima Bienal de Venecia (1960) y a la sexta de São Paulo (1961). Dos años después, en 1963, una beca de la Fundación Ford le permitió viajar por Estados Unidos, donde expuso en 1964 y 1966 en la sala Bertha Schaefer de Nueva York, además de participar en colectivas en el MoMA; en este tiempo, la Galería Juana Mordó lo representaba en España y le dedicó una muestra retrospectiva en 1965; también Fernando Zóbel lo incluyó en la inauguración del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, en 1966.

En esos años, tanto sus piezas escultóricas como las pictóricas evolucionaron hacia el apogeo de la geometría, el cinetismo y el arte óptico, en viva conjunción y conforme a un estilo claramente identificable. Sus procesos de trabajo eran siempre meticulosos y elaboraba línea por línea, atendiendo a una regla personal y célebre de desarrollar unas superficies sutiles y poéticas, pero contundentes y ricas, en las que la interacción de la línea y el color con la luz resultara vital; abordaba el alicantino sus esculturas como pinturas en tres dimensiones.

Con motivo de su centenario, la Galería Guillermo de Osma, que en anteriores ocasiones ha acogido ya obra de Sempere en el marco de proyectos dedicados a la abstracción en España, exhibirá desde el 6 de febrero cerca de cuarenta de sus piezas de los años cincuenta y sesenta. Serán collages, gouaches y óleos -la mitad de ellos procedentes de los fondos del coleccionista americano Edward Helig, y expuestos ahora al público unidos por primera vez- y una escultura giratoria, Órgano, que sonará familiar a los asiduos a la Fundación Juan March: para este espacio la realizó, a gran escala, y allí puede contemplarse.

Se acompañará la muestra, como siempre en las de este espacio, de un catálogo que incorporará un ensayo del comisario Osbel Suárez.

En paralelo, y hasta el 23 de julio, el Museo de la Universidad de Alicante alberga el proyecto “La luz de Sempere”: ofrece 26 trabajos suyos en los fondos de esta institución, una selección de la obra gráfica que el centro pudo adquirir en 1997 gracias a la generosidad del galerista Fernando Silió. Las piezas escogidas lo han sido por su carácter representativo de la andadura del autor y de las ciudades relevantes en su vida (Onil, Valencia, París, Madrid, Cuenca y Alicante) y se completan con documentos, fotografías y publicaciones.

Eusebio Sempere. Composición, hacia 1955
Eusebio Sempere. Composición, hacia 1955

 

Eusebio Sempere. Órgano
Eusebio Sempere. Órgano

 

 

“Sempere. De París a Madrid 1950-1965”

GALERÍA GUILLERMO DE OSMA

c/ Claudio Coello, 4

Madrid

Desde el 6 de febrero de 2023

 

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