¿QUÉ ES UNA HABITACIÓN PROPIA?
Aparte de la novela más emblemática de Virginia Woolf, el último recorrido temático por sus colecciones que nos ofrece el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza coincidiendo con la celebración, el pasado 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer.
¿QUÉ OBRAS LO COMPONEN?
Se trata de una quincena de trabajos seleccionados porque pueden invitarnos a reflexionar sobre la presencia de lo doméstico en el arte y sobre las formas de habitar una casa desde un enfoque subjetivo y vinculado a la perspectiva de género.
Se fechan en épocas diversas: veremos pintura flamenca del siglo XVI, holandesa del XVII y francesa del XVIII; obras románticas, impresionistas y simbolistas, fauvistas o del realismo americano de entreguerras. A través de ellas, podemos prestar atención a la división histórica de los roles de género.
Se trata de El nacimiento de la Virgen, de Jan de Beer; Retrato de una dama hilando, de Maerten van Heemskerck; Las cosquillas, de Pietro Longhi; Rincón de una biblioteca, de Jan Jansz. van der Heyden; Retrato de un hombre leyendo un documento, de Gerard ter Borch; Interior con una mujer cosiendo y un niño, de Pieter Hendricksz. de Hooch; El tamborilero desobediente, de Nicolas Maes; La toilet, de François Boucher; Objetos para un rato de ocio, de William Michael Harnett; El duque de Orleans mostrando a su amante, de Eugène Delacroix; El espejo psiqué, de Berthe Morisot; El lector, de Ferdinand Hodler; Las estampas, de Henri Manguin; Calle de Nueva York con luna, de Georgia O’Keeffe y la célebre Habitación de hotel de Hopper.
¿POR QUÉ UNA HABITACIÓN PROPIA?
Ese fue el título, como muchos sabéis, del libro de Virginia Woolf surgido de las conferencias que en 1928 la británica pronunció en el Newnham College y en el Girton College. Hoy Una habitación propia se ha convertido en emblema de la reivindicación de los derechos de la mujer en el siglo pasado y en piedra de toque del estudio de los espacios de creación y producción cultural de las mujeres a lo largo de la historia.
Woolf concluía que la falta de vida privada en las mujeres ha ocasionado sus dificultades para generar producción cultural: ¿A qué se dedicaron nuestras madres para no poder dejarnos ninguna riqueza? ¿A empolvarse la nariz? ¿A mirar escaparates? ¿A exhibirse al sol en Montecarlo? Había varias fotografías en la repisa de la chimenea. La madre de Mary —si el retrato era de ella— quizá fue una holgazana en sus ratos libres (se casó con un ministro de la Iglesia y tuvo trece hijos), pero, en tal caso, su vida alegre y disipada había dejado muy pocas huellas de placer en sus facciones. Era una mujer de su casa: una señora mayor, con un chal de cuadros sujeto con un camafeo. (…) Ahora bien, si hubiera montado un negocio, si se hubiera dedicado a la fabricación de seda artificial (…) su hija y yo esa noche estaríamos tranquilamente sentadas hablando de arqueología, de botánica, de antropología, de física, de la naturaleza del átomo, de matemáticas, de astronomía, de relatividad o de geografía.
PARA MÁS INFORMACIÓN:
www.museothyssen.org