Con motivo de la inauguración de la Trienal de Arte y Arquitectura de Brujas, volamos hasta la ciudad flamenca y os proponemos acompañarnos en un recorrido que aúna pasado, presente y futuro. Viajamos a “la ciudad líquida”.
Si en la pasada edición (2015) se reflexionó acerca de la urbanización global y el punto de partida para hacerlo fue qué ocurriría si los cinco millones de visitantes que recibe la ciudad decidieran quedarse en ella, en esta ocasión el asunto sobre el que los artistas invitados han desarrollado sus propuestas es el de “ciudad líquida”, partiendo de la idea desarrollada por el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman sobre los continuos cambios sociales y económicos derivados, en buena parte, de la globalización. El pensador elaboró una teoría acerca de cómo, a pesar de las adversidades, las personas somos flexibles y capaces de adaptarnos a todos esos cambios. La movilidad, el fluir, la metáfora del elemento líquido en nuestra sociedad tal y como la desarrolla Bauman es aplicable también a la arquitectura y al uso del espacio público y así es como, a partir de sus investigaciones, y bajo la premisa de conectar a los habitantes con la ciudad –entre ellos y también, por qué no, creando algún tipo de relación con los visitantes–, los comisarios Till-Holger Borchert y Michel Dewilde comenzaron a gestar la presente edición de la Trienal.
No es difícil trasladar la metáfora de la ciudad líquida a una urbe como Brujas, en la que el agua es un elemento inherente, unido a su historia y a su desarrollo económico y que es hoy en día, además, uno de sus grandes atractivos turísticos. Para trazar un recorrido por la Trienal no hay una ruta que resulte mejor que otra, puesto que las piezas se encuentran bastante dispersas en lo que es el centro de la ciudad y algo más hacia el norte, con lo que dependerá mucho si la idea es darse un atracón de un día o, quizás, una opción más interesante sea la de salir a su encuentro al tiempo que se visitan, de forma más relajada, otros espacios de la ciudad.
Algunos de los proyectos seleccionados para esta Trienal no son instalaciones urbanas pero podemos conocerlos bien en la exposición que acoge el Poortersloge (Logia de los burgueses). Allí también encontraremos más información sobre todos los artistas participantes y sus proyectos. Empezar aquí el recorrido puede ser una buena idea para tener una visión global de lo que después encontraremos por las calles, pero si disponéis de más de un día para disfrutar la Trienal nuestra recomendación es madrugar para conocer las propuestas localizadas más al sur, la del nigeriano afincado en Ámsterdam Nlé Kunlé Adeyemi y la del belga Peter van Driessche para Atelier4. Se encuentran en la zona próxima al beaterio y a las callejuelas céntricas más turísticas, por eso la experiencia de atravesar esa parte de la ciudad con la brisa de primera hora y la solitaria presencia de los cisnes es muchísimo más placentera…, aunque siempre hay que tener en cuenta los horarios de visita en el caso de que queráis acceder al interior de las instalaciones. La primera parada la hacemos en la Mine Floating School, en el Minne Water Park. Se trata de un edificio móvil, sostenible y fuente de inspiración para diseñar soluciones de energía renovables alternativas, relacionadas con la recuperación de tierras. Consta de un aula, a la que acudirán a dar clase los alumnos de varios colegios de Brujas, un espacio de exposición y, claro, un punto de encuentro con el agua. Por su parte, el estudio de arquitectura Atelier4 plantea una nueva forma de urbanismo surgido de la necesidad de pensar soluciones habitables compatibles con la progresiva subida del nivel del agua. Infinity es una estructura vertical dentro de un estanque en Oud Sint-Jan, que consiste en una sucesión de cápsulas de madera apiladas en forma de torre; unidades en las que vivir y trabajar que irán liberándose, pasando a ser flotantes, una vez que el nivel del agua vaya alcanzando las diferentes alturas.
Ambas propuestas tienen un claro componente social y permiten ese contacto directo con la ciudad líquida.
Sin una referencia tan clara al agua pero sí a lo social y a la búsqueda de conexiones que puede surgir entre brujenses y turistas, el siguiente proyecto que visitamos lleva por título G.O.D. y permite acercarnos a una parte de la historia de la ciudad, conectando el espacio de una de las muchas Casas de Caridad de Brujas, la de San Trudón, con la arquitectura experimental de los hermanos Brosens (Amberes, 1976). La particularidad de estos lugares es que son remansos de paz en la ciudad donde sus inquilinos viven en soledad, pero son al mismo tiempo espacios abiertos y frecuentados por los turistas. En esa dualidad entre lo privado y lo público, los Brosens han colocado, en medio de un patio ajardinado, una instalación pensada para desarrollar distintos grados de relación con el espacio y sus habitantes, en función de la participación que en cada momento estos quieran tener.
Volvemos a la realidad de las calles y salimos en busca del agua y del pabellón de los arquitectos selgascano (José Selgas y Lucía Cano). Lo encontramos, sin dificultad, en Coupure, flotando ingrávido en el canal como un faro de luz y color que llama irremediablemente nuestra atención. Lo que de lejos puede parecer una estructura hinchable es un perfecto juego entre volumen y tensión de los materiales con una finalidad lúdica y de disfrute. Se trata de un pabellón y una plataforma desde la que saltar al agua, para refrescarse o como puro divertimento. En realidad estar dentro de él ya lo es. Los españoles han conseguido un espacio llamativo e interesante construido con plástico translúcido que cambia con la luz del sol virando del rosa al naranja. Es, sin duda, uno de los grandes atractivos de la Trienal y, previsiblemente, uno de los que mejor funcionará con el propósito de servir como lugar de reunión.
No muy lejos de allí, en el Vismarkt, o Mercado de Pescado, encontramos otra de las piezas, a nuestro juicio, más interesantes de las presentadas este año. Es Brug, el puente de ida y vuelta (permite alcanzar la otra orilla pero debes regresar por el mismo sitio) concebido por el escultor Jaroslaw Kozakiewicz como lugar de encuentro, en el que coincidir con otros está prácticamente asegurado. El artista hace referencia con su obra a la imagen (un tanto comercial) de Brujas como ciudad para enamorados y plantea en su estructura metálica el uso de un sistema proporcional en el que cada punto de intersección de dos líneas refiere a un punto de un rostro humano. Cada esquina y cada conexión son una instantánea de un movimiento; dos caras se unen y se reúnen en un beso.
Tras este breve momento de romanticismo, el pasaje abovedado de la Blinde-Ezelstraat (o calle del asno ciego) nos transporta de nuevo a la Brujas del pasado, la del rico patrimonio cultural, y nos sitúa en la plaza Burg, en cuyos edificios podemos contemplar todos los estilos arquitectónicos, del románico de la iglesia del San Basilio, al gótico del ayuntamiento (uno de los más antiguos de los Países Bajos que serviría de inspiración para otros como los de Lovaina o Bruselas), el renacimiento en la Antigua Escribanía, el barroco del Prebostazgo y el neoclasicismo de la casa señorial del Franconato de Brujas. Hasta septiembre, el catálogo arquitectónico se verá ampliado con el pabellón de madera y vidrio diseñado por Wesley Meuris, un espacio para hablar de arquitectura, infraestructura y urbanización, que es también un lugar donde pararse a descansar o charlar. El título, UrbanModeL hace referencia a un sistema de modelado gráfico (Unified Modeling Language) que se utiliza para clasificar procesos y presentarlos esquemáticamente, con el que Meuris ha desarrollado su proyecto.
En este punto decidimos callejear un poco para salir del bullicio y volver al fluir del canal. La siguiente obra que hallaremos junto al agua es una escultura de John Powers que también nos remite al pasado, a una historia que conecta con la contemporaneidad a través de un relato y de uno de los símbolos de la ciudad: los cisnes. Cuenta una leyenda del siglo XV que Pieter Lanchals, consejero del archiduque Maximiliano de Austria, que al parecer recaudaba mucho para embarcarse en múltiples contiendas, fue decapitado por los brujenses en una revuelta por los privilegios de la ciudad. En recuerdo de su leal servidor, el archiduque decretó que siempre debía haber cisnes en los canales. La pieza de Powers, compuesta por bloques de construcción negros, lleva por título Lanchals y se eleva quince metros hacia el cielo en forma de cuello de cisne.
Ahora sí, regresamos hacia la Jan van Eyckplein, visita obligada en la ciudad e indispensable si queremos ver la exposición dentro del Poortersloge. Ya desde lejos, si hemos llegado hasta aquí siguiendo la ribera del canal, habremos divisado Skyscraper, la gran ballena de plástico que emerge del agua ante la escultura dedicada al pintor van Eyck (por cierto, recordad reservar un rato para visitar a los primitivos flamencos en el Museo Groeninge). Es un trabajo de StudioKCA con el que alertan del problema universal de la contaminación y plantean una reflexión sobre el uso del plástico y las consecuencias que tiene su acumulación en los océanos. En este caso, el gigantesco animal está construido a partir de residuos recogidos en las playas de Hawái.
Si cuando estéis por allí necesitáis hacer una parada para reponer energía, no descartéis entrar en Blackbird, una deliciosa cafetería en el número siete de esa misma plazoleta.
Tras la pausa, ponemos rumbo al último tramo del recorrido, en el que ya no nos separaremos del agua. Si tenéis suerte con el tiempo, basta con que no llueva, disfrutareis mucho la parada en The Floating Island, cerca del puente Snaggaardbrug. Es obra del estudio de arquitectura coreano OBBA y nos propone una experiencia relajante sobre una plataforma flotante de 100m² con un “cerramiento” a modo de cortinas hechas con gruesas cuerdas de color blanco, en la que podemos sentarnos, tumbarnos, e incluso columpiarnos, propiciando de una manera natural y fluida el contacto con los que, como nosotros, se encuentren allí y eliminando la barrera entre la calle y el canal. Tú decides si quieres mezclarte o solo mirar, jugar o relajarte, y cómo eliges conectar con el agua, con la arquitectura que flanquea el canal y, en definitiva, con la ciudad. Esta es otra de nuestras intervenciones preferidas.
Debemos continuar. Unos metros más adelante, sobre el mismo canal Langerei, a la altura del Duinenbrug, reposa Acheron I, la potente escultura flotante de Renato Nicolodi que remite al inframundo y materializa la conexión entre la vida y la muerte. Casi enfrente, por el lado de Potterierei, encontramos el acceso al Grootseminarie, que alberga en el interior de la iglesia una exposición con obras del FRAC Orléans donde se exploran las relaciones entre arte y arquitectura desde los años cincuenta hasta la actualidad. La muestra forma parte del programa de la Trienal, que en cada edición invita a participar a un centro internacional.
El último esfuerzo os aseguramos que merece la pena. Cuando uno llega a House of Time, el lugar en el que el grupo alemán Raumlabor está desarrollando su proyecto, le dan ganas de ponerse a trabajar con ellos… House of Time es, en realidad, un proyecto a pequeña escala y largo plazo, en el que se desarrollan talleres para conectar a los jóvenes de Brujas. Bajo lemas como “change your life now” o “live now, this is the moment” la invitación a no dejar pasar la vida instalados en la rutina pone en valor el trabajo colaborativo y la motivación para crear, sin dejar de explorar ni aprender.
Para acabar os hacemos un par de sugerencias a tener en cuenta a la hora de buscar alojamiento. Los amantes del diseño al más puro estilo AD no os perdáis el recoleto Van Cleef Boutique Hotel. Si luce el sol seréis la envidia de los que os vean disfrutando en su terraza al otro lado del canal, solo accesible para huéspedes. Otra estupenda opción, a tan solo unos pasos de distancia de la anterior, es el Bed&Breakfast Maison Amodio, que también puede presumir de decoración y quietud. No obstante, toda la información práctica para preprarar una escapada a Brujas podéis encontrarla aquí.
Trienal de Brujas 2018. “La ciudad líquida”
Del 5 de mayo al 16 de septiembre de 2018
Existe la posibilidad de contratar visitas guiadas con una amplia variedad de modalidades
Más información en www.triennalebrugge.be y en www.visitbruges.be