
NOMBRE: Sergio
APELLIDOS: Rocafort Giménez
LUGAR DE NACIMIENTO: Valencia
FECHA DE NACIMIENTO: 1995
PROFESIÓN: Artista
La abstracción regresa, después de algunas semanas, a nuestros fichados. Hoy os hablamos de la trayectoria y la pintura de Sergio Rocafort, a quien conocimos hace casi tres años en la Galería Shiras de Valencia, con motivo de su muestra “Lejos de la cumbre”. Ofrecía piezas en diferentes formatos dentro de ese lenguaje abstracto, permitiéndonos conocer su manejo de las proporciones y los pormenores, junto a su querencia por los colores puros y las formas austeras, casi ascéticas.
Graduado en Bellas Artes y Máster en Producción Artística por la Politécnica valenciana, Rocafort ha presentado muestras individuales, además de en la Galería Shiras, en L´Espai de Torrent y la Casa de la Cultura de Rafelbunyol, y ha participado en colectivas en espacios como la Galería Álvaro Alcázar de Madrid, la Galería Leucade de Murcia, Las Naves o el Centro Cultural La Nau de Valencia. Asimismo, hemos podido encontrarlo en citas como la Bienal de Valencia Ciutat Bella Oberta, MARTE, ESTAMPA o ART MADRID.
Ha recibido este autor primeros premios en certámenes como el XXXI Certamen de Pintura Calamonte Joven, el XXVII Premio de Pintura Ciutat d’Algemesí, el XXXIII Concurso Nuevos Creadores Benidorm, el VI Premio de Pintura Inspirats pel Botànic, el XVII Concurso de Pintura Juventud Castellón, el XV Premio Climent Muncunill Roca, el IV Concurso de Pintura Rotary Club Valencia Centro, el LII Concurso de Pintura Josep Martí Roca de La Senia, el XXIII Concurso de Artes Plásticas Manolo Valdés, el Premio José Camarón LXXIX Concurso Ciudad de Segorbe, el Premi Josep Ventosa de Pintura d´Andratx, el Premio Josep Ventosa de Pintura d´Andratx 2024, el LXVIII Premio Internacional Tossa de Mar y el III Certamen de Pintura de Maruja Mallo.
Rocafort se suma a nuestros fichados porque queremos saber más de su trabajo con la profundidad y con la luz a la hora de construir sus composiciones, de articular espacios. También de su concepción de la pintura como lugar de conocimiento.
Nos explica que, en sus inicios, su participación en múltiples convocatorias tuvo mucho que ver en su camino hacia la profesionalización: Siempre he tenido claro que quería dedicar mi vida al dibujo y a la pintura. Aproximadamente en 2017, en la última etapa de la carrera, comencé a profesionalizar todo ese esfuerzo y dedicación. La primera toma de contacto fue a través de los concursos de pintura. Este tímido acercamiento a competir con pintores que llevaban muchos años dedicándose a ello me resultó inmensamente enriquecedor: en primer lugar, por el gran aprendizaje que implicaba; y en segundo, porque esa observación se reflejaba en un trabajo de mayor calidad y del que me sentía más seguro. De este modo, uno aprende tanto lo que quiere como lo que no. Los concursos, por tanto, se convirtieron en una de mis principales fuentes de ingresos. Fue entonces, tras ganar el XXVII Premio de Pintura Ciutat de Algemesí, cuando la Galería Shiras se puso en contacto conmigo.
Más allá de abordar las posibilidades de la abstracción, y también en relación con ella, a Rocafort le interesan fundamentalmente los procesos: el tiempo de la búsqueda y la duda, de los desvíos. Es en esos momentos en los que encuentra sentido a la pintura, porque permiten el aprendizaje y la experimentación, a diferencia de los resultados cerrados: El núcleo de mi práctica artística se articula en torno a una exploración constante de los límites de la figuración y, en un sentido más amplio, de los márgenes del propio lenguaje pictórico. Me interesa habitar ese territorio fronterizo entre lo visible y lo sugerido, donde tanto el artista como el espectador se enfrentan a una experiencia que genera más interrogantes que certezas.
Uno de los aspectos fundamentales de mi trabajo es la dimensión procesual y casi ritual del trabajo en el taller. La obra no se concibe como un producto acabado, sino como una estructura en evolución, donde la construcción y la deconstrucción conviven, y donde el error, el vacío o la indeterminación no son fallos, sino elementos constitutivos del discurso pictórico.
Esta lógica de búsqueda se traslada tanto a las obras como a su disposición en el espacio expositivo, concebido como una extensión del proceso creativo, donde la colocación de las piezas subraya el carácter abierto y dinámico de la investigación artística.
Considero especialmente estimulante la relación que se establece entre lo que percibimos y lo que proyectamos desde nuestra imaginación. En este sentido, la pintura no se presenta como una imagen cerrada o definitiva, sino como el inicio de una conversación abierta en torno a los mecanismos de la percepción. Así, proceso e interpretación se articulan de forma directa y profunda: la pintura no se limita a ser un resultado, sino que se convierte en un espacio de construcción continua, tanto para quien la produce como para quien la observa.
Considero especialmente estimulante la relación que se establece entre lo que percibimos y lo que proyectamos desde nuestra imaginación.
Lejos de buscar significados unívocos o afirmaciones concluyentes, mi intención es activar una mirada atenta, que se demore, que dude y que dialogue con lo que tiene delante. Desde esa perspectiva, entiendo la pintura como una forma abierta de pensamiento: no es un fin, sino un punto de partida para pensar, percibir y experimentar. Diría que en mi obra son fundamentales la experiencia del proceso, la exploración del umbral entre lo visible y lo sugerido, y una relación casi ritual con la práctica de la pintura. Me interesa concebirla como un lenguaje en sí mismo, no como un medio para representar algo externo, sino como un espacio de búsqueda, de construcción y de cuestionamiento.
Trabajo desde la abstracción porque me permite centrarme en lo esencial: forma, color, materia, superficie. Un lenguaje capaz de construir sentido desde la propia materialidad y desde la experiencia del hacer. La pintura, así entendida, se transforma en un espacio de pensamiento, de construcción visual y simbólica, y de constante reformulación. En el fondo, creo que mi trabajo intenta activar una mirada que no se quede en lo inmediato, sino que se detenga, dude y dialogue con lo que está viendo. Planteo una relación directa entre percepción e imaginación, entre lo que se ve y lo que se proyecta.
Pretendo que la pintura no se agote en una lectura única ni que se imponga como imagen cerrada, sino que se proponga como un punto de partida, como el inicio de una conversación en torno a cómo miramos y cómo construimos sentido a partir de la experiencia visual. En este sentido, la ambigüedad, la tensión y el silencio visual son elementos estratégicos que invitan al espectador a una observación pausada, activa, dispuesta a perderse y reencontrarse en la superficie de la obra. Lejos de buscar significados cerrados o afirmaciones concluyentes, mi intención es invitar a una mirada que permanezca abierta, que se detenga, que dude, que dialogue. Lo que aquí se plantea es una apertura: la pintura como lenguaje que interroga, que sugiere, que convoca. Una pintura que no concluye, sino que comienza.
Lejos de buscar significados unívocos o afirmaciones concluyentes, mi intención es activar una mirada atenta, que se demore, que dude y que dialogue con lo que tiene delante.
Trabaja Sergio habitualmente al óleo y sobre lino, aunque últimamente ha ampliado sus técnicas; y recurre, como apuntamos, a formatos diversos, aprovechando en cada caso sus posibilidades: Suelo trabajar con óleo, ya que es la técnica que considero más maleable y que, en mi caso, me permite afinar con mayor precisión. El secado puede acelerarse o dilatarse dependiendo del médium, y la precisión tonal y matérica que se obtiene es de una riqueza exquisita. A mi parecer, en términos de pintura, no hay otra técnica que ofrezca un rango de posibilidades tan amplio como el óleo.
En cuanto al soporte pictórico, últimamente estoy trabajando sobre lino, ya que me ofrece una calidez que la madera no aporta. Pese a ello, todos mis soportes son bastidores con tabla, que posteriormente entelo. El motivo es que, durante el proceso de elaboración de las piezas, utilizo una amplia variedad de herramientas que inciden en el cuadro de forma abrupta; sin la amortiguación que proporciona la tabla, esto no sería posible. El tamaño de las obras es muy variado: el formato pequeño resulta más íntimo y obliga al espectador a aproximarse, mientras que una obra de mayor dimensión envuelve por su envergadura. Son dos formas distintas de dirigirse al espectador. Suelo sentirme cómodo en formatos grandes; 150 × 110 cm, 180 × 120 cm y 195 × 130 cm son algunos de los tamaños que más utilizo. Creo que, cuando un trabajo es muy sintético, un formato amplio obliga al artista a ser más certero con lo que quiere representar.
Debo mencionar también que, en los últimos meses, he estado trabajando en una serie de piezas realizadas con grafito sobre papel que tienen la apariencia de grabados. A pesar de que su proceso de realización es completamente diferente al descrito anteriormente, establecen un vínculo muy estrecho con las pinturas.
Entre sus referentes cita llamativamente a autores figurativos, por su manejo de la paleta y de la pincelada, y también a artistas de su generación: Aunque mi obra podría situarse dentro de la abstracción geométrica, la mayoría de mis referentes son figurativos, ya sea por la forma en que se aproximan al motivo o por cómo abordan de manera sensible el color y la materia. Si recurro a los clásicos, podría mencionar a artistas como Lucian Freud, David Hockney, Diego de Velázquez, Francisco de Goya o Johannes Vermeer.
Sin embargo, creo firmemente que, en mi caso, mis mayores influencias provienen de artistas coetáneos: compañeros o personas cercanas con quienes comparto intereses e inquietudes, y cuya manera de entender la pintura y aproximarse a ella he podido admirar de cerca. Algunos me interesan por la sutileza en sus transiciones y el misterio que desprenden sus imágenes (Alain Urrutia, Justin Mortimer, Neo Rauch…); otros, por la valentía con la que pintan (José Sanleón, Nelo Vinuesa, Manuel M. Romero…) y por cómo dejan entrever parte del proceso y del error (Rubén Guerrero, Antonio López, Euan Uglow…).
Me fascina también el uso del negro y los grandes contrastes (Álex Marco, Rey Fueyo, Gerhard Richter, Chema López…), así como el control de la vibración intensa del color (Hockney, Pablo Merchante, Irene Cuadrado…). Pero, sobre todo, me siento más identificado con una pintura sobria, limpia y fresca (Julia Santa Olalla, Victoria Iranzo, Morandi…), que se aproxima al espectador con humor (Pere Llobera, Juan de Dios Morenilla, Ana Barriga…).
A la hora de hablarnos de sus proyectos fundamentales hasta ahora, Sergio elige dos: Ventana, que se mostró en Torrent, y los trabajos que pudieron verse en Shiras, en la exhibición que mencionábamos al principio. Tenían en común su enfoque abstracto, pero lo planteaba desde perspectivas distintas: “Ventana” fue una exposición realizada en la sala L’Espai de Torrent, ciudad en la que resido. Este proyecto fue financiado por las becas Traslapared, convocadas por el CIJ.
“Ventana” era una muestra que hablaba de posibilidades, de proceso y de pintura, de representación y de un contexto complejo que no siempre llegamos a abarcar. Entendemos el concepto de “ventana” como aquello destinado a mediar entre el espacio que habitamos y el contexto en el que se ubica; un lugar donde identificamos lo reconocible y familiar, aunque siempre con un punto de distancia respecto al espectador. La ventana es un elemento a través del cual vemos.
No obstante, negando el paso hacia esa profundidad, se encuentra el umbral: ese punto intermedio entre un espacio y otro que concilia ambos terrenos. Quizás, simplemente seamos meros intermediarios entre lo que hay y lo que se crea, como un prisma que altera la luz o una gota de lluvia que distorsiona lo que vemos a través de ella. “Ventana” nace como un proyecto que busca tensar y destensar la cuerda, mirar y crear a través de ese umbral. Habla de construcción pictórica desde una necesidad experiencial, de ver posibilidades en el cuadro, de generar volúmenes, gestos y espacios que chocan con lo que concebimos como establecido.
Podríamos afirmar que “Ventana” responde a todo aquello que cuenta, que contiene y que sugiere la obra, y, a su vez, al vacío inmenso que absorbe todo lo que se encuentra a su paso. Sin embargo, lo interesante de este proyecto reside en el hecho de que asume con valentía que lo difícil, en numerosas ocasiones, no es elegir —definir o determinar—, sino asumir que nada es ajeno a la pintura.
“Lejos de la cumbre” fue mi primera exposición individual, de la mano de Galería Shiras. Esta muestra se presentó en una de las salas de la galería, un antiguo refugio. A partir de esta premisa, se estableció simbólicamente una relación entre el espacio expositivo y el taller del artista, potenciando una serie de paralelismos que hablan de la continua búsqueda de respuestas y de cómo nos aproximamos a la pintura.
El proceso constituye la clave conceptual del proyecto, ya que busca detener al espectador ante un lenguaje —el pictórico— que supone, en sí mismo, un lugar de conocimiento; un terreno que es incertidumbre, pero también refugio.
Todo esto puede no ser evidente a primera vista o resultar difícil de entender como un proyecto sólido y sin fisuras. Pero no estamos hablando de apariencia ni de una ciencia exacta y concisa —al menos no en este caso—; estamos hablando de estar lejos de la cumbre, estamos hablando de pintura.
Pepe Galindo, decano de la Facultad de San Carlos de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de València, escribió un texto titulado “La nitidez del detalle”, que creo que ilustra bastante bien el espíritu de esta exposición: “La afición que cualquier pintor profesa a su oficio tiene algo de religiosidad. Con una inmensa fe en el ritual de la práctica de la pintura se podría alcanzar a tener una visión original e incluso un credo propio. Esta es una idea que responde, en parte, a una concepción romántica e individualista de la pintura que, con un cierto esteticismo, puede llegar a recrearse en los recursos formales de la representación, rebuscando en los mismos orígenes.
Este tipo de apego es el que siente Sergio Rocafort por la pintura. Tanto es así que, ya desde sus primeros trabajos como pintor, optó por la abstracción: la opción más dura, la más ascética y austera. Aquí, la muletilla del relato y la figuración desaparece por completo, y nos quedamos indefensos ante la forma y el color puros.
“Lejos de la cumbre”, la colección de pinturas que presenta en El Espacio Refugio de Shiras Galería, nos ofrece el añadido de la adecuación del proceso de abstracción al tamaño de la superficie donde se desarrolla, una especial vigilancia por la proporción y el detalle. Los cuadros de menor formato, por los rotundos contrastes de claroscuro y los degradados sutiles, pueden sugerir la apariencia de un pequeño fragmento ampliado de una figura o de un paisaje. Los recursos pictóricos de la representación sacados de quicio: forma sin función. Una promesa de equivalencia que, lejos de cumplirse, te deja con un palmo de narices, alejándote y acercándote continuamente a la superficie de la pintura con la esperanza de descubrir el truco. Pero no lo hay, a pesar de la exquisita atención por el detalle y la superficie que demuestran estos cuadros. Los de mayor tamaño aún son más descarnados, más austeros, incluso más lógicos dentro de una pintura tan absolutamente procesual.
Desde esta religiosidad que Sergio Rocafort profesa a la pintura, a partir del rito de la constante destrucción y construcción, se puede llegar a un tipo de manifestaciones artísticas que no son de naturaleza sentimental o psicológica, sino universal y ontológica. Son aquellas que rebasan los límites de la individualidad”.
Prepara el artista dos muestras con los que considera sus trabajos más logrados: A día de hoy, estoy preparando dos exposiciones individuales: una de ellas se celebrará el próximo año en la sala principal de Galería Shiras, y la otra aún está por determinar. Siento no poder concretar más sobre estas muestras, pero puedo adelantar que, a mi parecer, las obras que componen ambos proyectos son las mejores que he realizado hasta la fecha. Estoy muy satisfecho con el trabajo y, aunque llevo meses sin hacer público nada en redes (más allá de alguna participación en ferias de arte), pronto compartiré parte de lo que ha estado sucediendo en mi taller.
Podremos seguir sus pasos aquí: @sergiorocafort.p