Hoy estrenamos sección: la #salaON, en el marco de los contenidos especiales que os venimos ofreciendo en estos días en que en medio mundo no podemos visitar museos, pero pensada para que tenga continuidad más allá de las semanas de encierro (que acabarán). Por nuestro apartado de Fichados, en el que, como muchos sabréis, os hablamos de la trayectoria y producción de jóvenes artistas a los que seguir los pasos, han pasado ya 222 creadores: por su número y por la buena marcha de sus carreras, ahondando en su trabajo podemos extraer conclusiones valiosas sobre los rumbos del arte actual y sobre las inquietudes de quienes, hoy, han optado por dedicarse a la plástica.
Por eso, una vez alcanzado ese número par y redondo, hemos decidido revisar nuestro archivo, explorar lo que une y separa a estos dos centenares largos de autores y, en el camino, esbozar los temas y técnicas más frecuentes en sus procesos de trabajo.
El primer capítulo de nuestra #salaON se llama El hilo musical porque está dedicado a esos artistas en cuya obra está presente la música, de forma más o menos explícita, en cuanto a procedimientos creativos o en cuanto a contenidos. La relación entre artes visuales (especialmente pintura) y música hunde sus raíces en la Antigüedad y en esos nexos nunca ha dejado de profundizarse, desde Aristóteles a Kandinsky pasando por Atanasius Kircher, Leonardo Schüler, Bernardo Luini, Arcimboldo o Frederick Kartner. Más allá de las correspondencias bien estudiadas en cuanto a ritmo, armonía y color, la música se hace presente en la producción de algunos de nuestros fichados por caminos muy diversos, como referencia libre o como fuente directa: hablaremos de Luis San Sebastián, Ana Pérez Ventura, Alan Florit y Helena Toraño.
LUIS SAN SEBASTIÁN, SENSACIONES SIN ETIQUETAS
Luis San Sebastián se sumó a Fichados cuando aún presentaba en el DA2 de Salamanca, su ciudad, “Music for the masses”, una muestra individual en la que enlazaba mensajes y sensaciones procedentes de las artes plásticas y de la música y propuestos por artistas ligados a ambas disciplinas, demostrando así que nuestras referencias vinculadas a uno y otro ámbito forman parte, unidas, de nuestro común imaginario y que están infinitamente más imbricadas entre sí de lo que pensamos y de lo que tantos manuales demuestran.
Como Bourriaud, San Sebastián no entiende la creación artística actual como original alumbramiento sino como edición y postproducción crítica de contenidos ya existentes que no deben estructurarse en compartimentos estancos. Precisamente su statement recoge una cita de ese pensador, clave para entender el conjunto de su trabajo: Un número cada vez mayor de artistas interpretan, reproducen, re-exponen o utilizan obras realizadas por otros o productos culturales disponibles. (…) Podríamos decir que tales artistas que insertan su trabajo en el de otros contribuyen a abolir la distinción tradicional entre producción y consumo, creación y copia, ready-made y obra original (…). Las nociones de originalidad (estar en el origen de…) e incluso creación (hacer a partir de la nada) se difuminan así lentamente en este nuevo paisaje cultural signado por las figuras gemelas del dj y el programador, que tienen ambos la tarea de seleccionar objetos culturales e insertarlos dentro de contextos definidos.
En su producción encontraremos a menudo títulos o fragmentos de melodías de grandes bandas del rock asociados a soportes, colores o texturas de obras artísticas en sentido estricto y también, en ocasiones, a sus propias vivencias y emociones. Del mismo modo que no cree que puedan defenderse hoy las barreras entre alta y baja cultura, tampoco desea establecerlas entre sus creaciones y la experiencia de quien las observa, por eso incorpora a ellas capas de significado múltiples y relativas a su estudio de los procedimientos creativos del rock, de las tesis de ciertos teóricos del arte actual y de las sensaciones que la obra de arte puede suscitar en el espectador.
Nos lo explicaba: Me interesa fundamentalmente explorar las relaciones entre el arte y la música por medio de movimientos artísticos, sociales y de las subculturas juveniles. Mi trabajo de investigación en relación a la producción explora la aproximación entre el arte y la música, generando conexiones a través del contexto de movimientos artísticos, políticos y sociales. Lo llevo a cabo aplicando a la producción de las obras de cada proyecto la praxis artística que nace en la neovanguardia; tendiendo puentes entre la cultura pop, el minimalismo, el arte conceptual, las nuevas tecnologías, la música electrónica y el punk, buscando su rastro en las prácticas artísticas mas contemporáneas (…). Trabajo con la apropiación porque creo, no solo en cuestionar la idea de autoría y original, también en que la cultura nos pertenece; esta es una manera de reclamarla como nuestra (en este sentido he de citar a Roland Barthes y la muerte del autor). Me apropio de títulos de canciones, que puedo modificar o no, para utilizarlos como enunciados conceptuales. En otras ocasiones, utilizo imágenes que bien pueden pertenecer a la historia del arte, la historia en general, algún movimiento social o la cultura pop para generar conexiones y que se produzcan múltiples interpretaciones en contra de la hegemonía del pensamiento único. Aquí he de citar el ensayo de Susan Sontag “Contra la interpretación” (1966).
ANA PÉREZ VENTURA, LA PLÁSTICA Y EL PIANO
En el caso de Ana Pérez Ventura, artista gallega que es además pianista, la comunión entre creación artística y musical es completa y ambas vertientes de su actividad se entrecruzan, se nutren mutuamente; su intención es que el arte le sirva para conceder forma material a ese intangible universal que es el tiempo, y en ello viene trabajando desde que apreció que no podía registrar los esfuerzos de sus numerosas horas al piano, ensayando.
Como podéis imaginar, en su trabajo plástico cobran mucha importancia dos nociones muy musicales: repetición y variaciones. Confesaba esta autora: He pasado innumerables horas repitiendo ejercicios, repitiendo pasajes de partituras que se convierten en gestos sobre el instrumento, hasta dominarlos. El proceso de aprender una obra musical es algo lento, el cuerpo necesita interiorizar todos los movimientos y ello se consigue mediante la repetición. Todo ese trabajo al final es efímero, acaba desapareciendo, en cambio en la pintura todo el tiempo que inviertas se queda ahí, grabado.
Mi obra nace de un intento de atrapar ese tiempo. Investigo las relaciones entre el tiempo y el espacio a través de la repetición. Me interesan las diferentes variaciones que se producen inevitablemente en cada repetición. Quiero hacer un registro orgánico del paso del tiempo, como un metrónomo humano. En mi obra, el proceso de creación es un elemento importante.
Sus trabajos tienen títulos incuestionablemente melodiosos: Études, Neumas, 100 metros de Do mayor, Notages… y en ellos observamos gestos rítmicos repetitivos y circulares que van trazando líneas continuas, dejando huellas en la superficie pictórica; traducciones gráficas de notas musicales en las que estas, que no son sino modos de escribir el tiempo, son descontextualizadas con objetivos estéticos; música en pvc para dejar huella del tiempo en el espacio o melodías perforadas en distintos materiales.
ALAN FLORIT O SNOWMAN LOST HIS HEAD
El menorquín Alan Florit también es pintor y músico; si lo conocéis sobre todo en esta última faceta será bajo el sombre de Snowman lost his head o como miembro de Sinevara y Delên. Sus modos de crear composiciones pictóricas y melodías parten de una misma base: el trabajo con las emociones y el deseo de generar, en quien mira o escucha, sensaciones evocadoras.
Sus imágenes, expresivas, se caracterizan por su estética sutil y su técnica sencilla; a Florit le importa el arte como lenguaje y no cree que, en ese sentido, necesite de aderezos. Tampoco pretende condicionar las lecturas del espectador, y ese modo de crear también lo comparte su música: La pintura, música, escultura… son lenguajes que nos permiten desarrollar ideas, conceptos, expresar sentimientos y llegar a una perspectivas sensibles diferentes a las que se llega con el lenguaje hablado o escrito. No es lo mismo describir un paisaje que dibujar un paisaje o realizar una composición musical paisajista. Luego se puede pintar e interpretar de una y mil maneras ese paisaje. Esos lenguajes son propios y exclusivos de los seres humanos, creo que el arte es una parte fundamental de nuestra humanidad.
Su objetivo último al pintar o al componer es expresar lo que escapa a las palabras (lo básico, sencillo y humano), y se resiste a pensar que sus creaciones, como tantas cosas de la vida, puedan describirse o reducirse a ellas: No hay una intención de minimalismo o una influencia del movimiento minimalista, simplemente trato de que la lectura de ese cuadro o esa canción sea lo más sencilla y fácil posible.
Junto a la música y el sentimiento, la otra gran presencia en su obra plástica es la naturaleza.
HELENA TORAÑO Y LOS BONSAIS
Finalizamos nuestro primer episodio de la #salaON con Helena Toraño, que además de artista es miembro del grupo musical Los Bonsais junto con Nel González: ella pone la voz y la guitarra (además de, claro, las imágenes videoclips, fotografías y demás trabajo plástico).
A primera vista, sus trabajos no presentan, en la mayoría de los casos, referencias musicales explícitas, pero… si los contempláis mientras escucháis sus canciones os estaréis empapando de una atmósfera común. Es natural, pero no casual; en el fondo concede esta creadora asturiana dos formatos a un mismo pensamiento: Nuestras canciones concuerdan bastante bien con mi obra pictórica: música pop, con melodías alegres y coloridas, letras cotidianas… A veces he realizado cuadros a partir de canciones y viceversa. Es muy divertido y satisfactorio. Es interesante llevar a cabo la misma idea de dos formas diferentes: en forma de cuadro y en forma de canción. (…) Tenemos varios vídeos pero, en concreto, “Serín” tiene unos cuantos planos que bien podrían ser cualquiera de mis cuadros.
A la hora de pintar ha tenido presentes a artistas vinculados al Renacimiento, el postimpresionismo o el Pop Art, sobre todo el inglés (Botticelli, Matisse, Magritte, Hopper, David Hockney, Peter Blake, Gertrude Abercrombie, Antonio Donghi, Félix Vallotton, Henri Rousseau, Balthus, Toulouse Lautrec…), pero también tiene presente música igualmente ecléctica, con preferencia por los grupos femeninos de los sesenta: The Ronnettes, France Gall, Françoise Hardy, The Crystals, The Shangri-las…