Fichados

Romina Rivero

Romina RiveroNOMBRE: Romina

APELLIDOS: Rivero

LUGAR DE NACIMIENTO: Santa Cruz de Tenerife

FECHA DE NACIMIENTO: 1982

PROFESIÓN: Artista

 

 

Conocimos a Romina Rivero, nuestra fichada esta semana, hace un par de años, cuando presentó en Hybrid Art Fair, tras recibir la beca NOW de la Galería Artizar tinerfeña, una instalación sutil pero contundente formada por huesos que remitían a vivencias de curación física y espiritual y proponían una visión del cuerpo como prolongación de nuestra interioridad, tan capaz como ella de enfrentarse a los desafíos externos. Sus vertebras serían así, además de (en conjunto) la estructura que nos mantiene erguidos, dispositivos de resistencia y libertad ante las presiones.

Antes de presentar este solo project en Madrid, Rivero protagonizó muestras individuales en la Sala de Arte Los Capitanes y el Claustro de Santo Domingo de La Laguna, el TEA tinerfeño, donde desarrolló una residencia en 2018; el Centro de Arte La Regenta y S/T Espacio Cultural (Las Palmas) y la Sala de Arte Contemporáneo del Gobierno de Canarias en Tenerife, además de en la Galería Artizar, donde hemos podido ver este verano “IKIGAI. Anatomía de las luciérnagas”. Sus colectivas, asimismo, le han llevado a espacios como el Museo de Historia y el Centro de Arte La Recova de Tenerife; el Museo del IES Canarias Cabrera Pinto, la Casa Rubens Henríquez, la Sala de Arte Santo Domingo y la Universidad de La Laguna; la Factoría de Arte y Desarrollo de Madrid o la Fundación Francis Naranjo de Las Palmas. Ha participado igualmente en citas como la I Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Emergente Eve-Maria Zimmermann (2020), la III Biennale di Genova, donde recibió un premio de la crítica (2019) o la feria JUSTMAD, este mismo año.

Romina se suma a esta sección porque queremos saber más de su visión y tratamiento del cuerpo, de las disciplinas y estándares por los que tantas veces hemos tratado de modelarlos, de la frustración y maltrato que genera la inadaptación al canon y de las posibilidades de libertad y disidencia en la piel y los huesos. Esa transición hacia la aceptación de la vulnerabilidad no está exenta de dolor y la artista ha encontrado el modo de embellecerlo.

Romina Rivero. "En fuga". Sala de Arte Contemporáneo. Gobierno de Canarias, 2020-2021
Romina Rivero. “En fuga”. Sala de Arte Contemporáneo. Gobierno de Canarias, 2020-2021

Los cuerpos (sin vida) tuvieron justamente mucho que ver en el hecho de que Romina sea hoy artista, también su interés por la filosofía y la estética. Comenzó a trabajar, de forma muy natural y en proyectos de naturaleza diversa, tras finalizar sus estudios: Me incliné por el mundo del arte a los veinte años, después de rechazar la carrera de Medicina por la imposibilidad de trabajar con cadáveres y naturalizar la muerte desde una mirada clínica. Este pequeño desvío hacia la ciencia se palpa en mi labor artística a día de hoy.

El arte me sedujo por su conexión con la filosofía, ambas disciplinas comparten la profundidad y la madurez del pensamiento. Más adelante llegará el amor por la estética y las grandes cualidades del arte: la capacidad para comunicar sin el uso de la palabra, la quietud que emerge de la contemplación y la reflexión, el conocimiento a través de la imagen, la universalidad del lenguaje. La solidez de mi compromiso personal y social encontró el campo idóneo para desarrollarse y seguir trabajando en el cuidado de la vida.

Considero que mi comienzo fue precoz una vez concluida la carrera en Bellas Artes. Recién egresada estaba sumida en cuatro proyectos de muy diversa índole: una individual (instalación_site specific) para ÁREA 60 en TEA, una escultura para el Edificio SEGAI de la ULL, un banco de diseño (mobiliario urbano) para los exteriores del Parlamento Europeo en Estrasburgo y la muestra colectiva NOW´15 en la Galería Artizar.

Nunca me planteé el arte como un hobby, pero tampoco el cómo operar una vez acabada la carrera. Todo lo que confluyó en apenas mi primer año como profesional fue una labor muy intensa y enriquecedora, tanto fuera como dentro del taller. Estoy muy agradecida de que sucediera así, es decir, de que cada uno de estos proyectos entregados a convocatoria fueran seleccionados, porque no se produjo un cuestionamiento de la profesión, sencillamente empecé a ejercerla.

Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020

Como avanzábamos al principio, el asunto central de su trabajo es el cuerpo, abordado desde una perspectiva abierta a lo social, lo político, la historia o la filosofía y haciendo, a veces, especial hincapié en la mujer. Explora el impacto en él de los distintos poderes partiendo de reflexiones de autores como Paul B. Preciado y Giorgio Agamben: Así como la ciencia médica indaga en la sintomatología de un paciente, el arte lo hace en una sociedad. Y es justamente en este intersticio, en lo vital, donde nuestro cuerpo está regido por el biopoder mediante “ficciones políticas” y económicas globales.

Parto de una historiografía de violencia biopolítica, de control de la vida. Me muevo siempre alrededor de las ficciones “normalizadas”: subalteridad, necropolítica, heteronormatividad, necrocracia, heterocolonialismo, racismo científico e institucionalizado, procedimientos disciplinarios, medicalización de la vida, etc. Inclusive, incido sobre la específica opresión de género sobre la mujer y su labor como médica, sanadora y cuidadora, puesto que es justamente sobre este escenario donde se construye “el nacimiento tanto del capitalismo propiamente dicho como del Estado Moderno” (Nekane Jurado). Es donde comienza a ejercerse la heteronormatividad del biopoder. Lo que hoy conocemos como “cacería de brujas”, acaecida durante los procesos inquisitoriales europeos, constituyó un asesinato premeditado de cientos de miles de mujeres portadoras de conocimiento, supuso la destrucción sistemática del poder de la mujer sobre la medicina, los cuidados, la reproducción biológica y social, y por ende, sobre la política.

Aludo a la investigación que P.B. Preciado hace sobre las “ficciones políticas”, tomando como punto de partida el trabajo de M. Foucault. El estado tiene el poder sobre el cuerpo, usa la violencia y la muerte como técnica de gobierno, por lo tanto, el gobierno tiene el poder sobre las técnicas de la muerte. Esta gran ficción “totalitarista” se sostiene en el binomio “medicina + estado” para crear el estándar de un “cuerpo patológico”.

Los distintos discursos y prácticas médicas se reconocen, según Preciado, en etapas diferenciadas a lo largo de la historia: Sexopolítica o Ficciones Tanatopolíticas (s. XVII y XVIII), Ficciones Biopolíticas (s. XVIII y XIX) y Farmacopornografía (s. XX/2ª G.M. y XXI). La primera de estas fue de carácter mítico-religioso; supuso la invención del “cuerpo patológico” propiamente dicho, creando la diferencia entre normalidad/norma (pene = testículo = testimonio= la palabra del hombre es “lo válido”) y patología (inexistencia de pene= pene invertido = la palabra de la mujer es “lo no válido”). La heteronomía del cuerpo subalterno, pecador, hereje y/o bruja. La segunda es de carácter científico-técnico, son ficciones disciplinarias: purificación del cuerpo nacional, purificación racial del cuerpo nacional y el cuerpo productivo al servicio del “capitalismo colonial”. La tercera hace referencia a un carácter bioquímico-sexual: la gestión de la sexualidad y las tecnologías de gestión y de dominación de la población, las cuales entran por primera vez en el cuerpo del ser humano.

Decía el filósofo italiano Giorgio Agamben que “en el Occidente moderno han coexistido y, hasta cierto punto, siguen coexistiendo tres grandes sistemas de creencias: el cristianismo, el capitalismo y la ciencia. En la historia de la modernidad, estas tres religiones se han entrelazado necesariamente varias veces, entrando en conflicto de vez en cuando y luego de diversas maneras reconciliándose, hasta llegar progresivamente a una especie de coexistencia pacífica y articulada, si no a una verdadera colaboración en nombre del interés común.

Preciado sostiene que toda esta normatividad se ha ido superponiendo, y actualmente el cuerpo se entiende como una nueva superficie de inscripción desde la Farmacotecnopolítica. Una clara evidencia de ello es la presente crisis sanitaria. A lo que Agamben señala: “No es de extrañar que el protagonista de esta nueva guerra de religión sea (…) la medicina, cuyo objeto inmediato es el cuerpo vivo de los seres humanos. (…) La práctica del culto ya no es libre y voluntaria, expuesta sólo a sanciones de orden espiritual, sino que debe hacerse obligatoriamente normativa”.

Además, encarna en el cuerpo nuestro derecho a una vida plena, tanto desde el punto de vista más individualista de Occidente como desde la perspectiva oriental que nos conecta con el entorno. En nuestra carne suceden paz y batallas, asuntos públicos en lugares privados: Entiendo el arte como un dispositivo para la reivindicación del bienestar y la dignificación de derechos propios y comunes, del respeto a la vida y a la libertad. En este sentido, la medicina se aproxima a esta declaración, ya que es la práctica de ayudar a una persona para que su cuerpo se sane a sí mismo y recupere su equilibrio biológico. Y así como la ciencia médica indaga en la sintomatología de un paciente, el arte lo hace de una sociedad, como ya mencioné anteriormente.

Es por esto que toda mi obra se centra en la violencia biopolítica. La afronto desde un tejido hibridado entre Oriente-Occidente y entre medicina-filosofía, siempre entre el “yo claro” europeo y el “yo difuminado” oriental. Todo ello respecto a un concepto específico: el bio-poder. Es decir, a las estrategias gubernamentales forzadas sobre el “control de la vida”, aplicadas mediante la tanato-política, la tecno-biopolítica, la fármaco-pornopolítica y la actual farmacotecnopolítica que estamos viviendo a nivel mundial.

Por lo tanto, mi trabajo propone transformar la normativa, ser el lugar para la resistencia, relevar el significado oficial del cuerpo, conciliarnos con la herida, sobrevivir a base de reparar el daño y reconstruir desde la cicatriz. Sugiere convertir el cuerpo en objeto de lucha y declarar públicamente la privacidad del mismo. Trata, como dijo Louise Bourgeois, de reparar nuestros rasguños internos. Manifiesta la posibilidad de superar lo doliente, la aflicción y cicatrizar. Expresa la convicción de que las heridas serán sanadas desde lo íntimo y lo sutil. Your body is a battleground, manifestó Barbara Kruger. Y es justamente en lo corpóreo donde me sitúo para poner de relieve un lenguaje visual de autonomía, libertad e intimidad. Un lenguaje que proclame que nuestro cuerpo es un territorio privado, que nuestras heridas pueden ser sanadas por nosotros mismos de una forma natural.

Toda esta violencia e incoherencia se encuentra en la obra con la necesidad de ser equilibrada, desde lo delicado, lo sutil, lo suave. Se trata de cuidar, de mimar, de cicatrizar, de sanar.

Es justamente en lo corpóreo donde me sitúo para poner de relieve un lenguaje visual de autonomía, libertad e intimidad. Un lenguaje que proclame que nuestro cuerpo es un territorio privado.

Romina Rivero. Flor de espinas. En fuga, 2020
Romina Rivero. Flor de espinas. En fuga, 2020
Romina Rivero. Flor de espinas. En fuga, 2020
Romina Rivero. Flor de espinas. En fuga, 2020

Los citados Kruger, Preciado, Butler, Agamben… son algunas de sus figuras de influencia. Cita también otros artistas y corrientes de pensamiento: Por Oriente, son principalmente el Taoísmo (filosofía clásica china), Lao Tse, François Cheng, la medicina tradicional china y coreana, la filosofía japonesa… entre otros. Como artistas, Chiharu Shiota, Lin Tianmiao, Peng Wei, Sookyung Yee, Tiffany Chung, etc.

Desde Occidente aludo a la investigación que P.B. Preciado, profesor de Historia Política del Cuerpo, hace sobre las “ficciones políticas” tomando como punto de partida el trabajo de M. Foucault. También el trabajo de Bárbara Kruger, Giorgio Agamben, Judith Butler, Flora Tristán, Nekane Jurado, Doris Salcedo, Louise Bourgeois, Antoni Tàpies, etc.

Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020

Las técnicas en las que despliega su trabajo suelen tener que ver con los procesos propios del cuerpo para repararse, sus tensiones y evolución en el tiempo. Tenemos que prestar atención a los significados potenciales de sus tejidos, hilos y cerámicas cromadas: El tejido y el hilo son constituyentes vitales en mi trabajo. En primer lugar, es muy importante diferenciar que la acción de “coser” (la cual no practico) une fragmentos que, previamente, se encuentran separados. El acto de “suturar”, por el contrario, tiene como finalidad aproximar para su cicatrización partes natural y originalmente unidas. Cuando hago uso del hilo, le otorgo un carácter alegórico inmediato: la vida, la muerte, el nacimiento, la finitud, lo femenino, la delicadeza, lo sutil, el tiempo de vida, lo quebrantado, lo creativo. En pocas palabras, es el símbolo e imagen universal del vínculo y de los distintos estados de existencia.

No obstante, de forma más directa y visual, apela a otras significaciones: la tensión sobre el cuerpo y la resistencia del mismo, la alusión al movimiento, al estremecimiento, al sonido, al grito, al lamento, al llanto, al silencio. Por lo que, de forma menos intuitiva, también se vincula a lo social, evidenciando la violencia biopolítica ejercida en nuestros cuerpos a través de la herida, el dolor, el trauma, la sanación y la cicatriz.

Así mismo, para dar explicación al uso de la cerámica y los acabados cromados metálicos de las mismas, extraemos el significado de dos conceptos japoneses que suelen ir siempre juntos: honne y tatemae (esencia y apariencia). Son dos de los elementos más importantes en conducta social, esconden unos patrones de comportamiento y un conjunto de normas no escritas.

Honne se refiere a la verdad, a los pensamientos y sentimientos reales de una persona, es lo íntimo. Pueden no estar en sintonía con lo esperado o requerido por la sociedad, por lo que normalmente se suelen esconder o se reservan exclusivamente para la gente más próxima. El honne es nuestra parte interna, en la obra es el hueso, el polvo. Tatemae se refiere a la fachada o a cómo te muestras ante los demás. Actuaremos como se espera y es requerido dentro de la sociedad y de acuerdo a cada situación, circunstancia y según nuestra jerarquía social. Es nuestra parte externa, formalizada en el trabajo mediante el metal, la coraza; sinónimo a su vez de la plusvalía del cuerpo máquina (la vida dirigida a producir más) y el cuerpo especie (la vida como historial clínico).

Romina Rivero. Tatemae (en lo público), 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Tatemae (en lo público), 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Honne (en lo privado), 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Honne (en lo privado), 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021

Nos habla Romina de tres de sus proyectos más recientes, correspondientes a otras tantas presentaciones de su producción. El primero es “En fuga”, que pudo verse en la Sala de Arte Contemporáneo del Gobierno de Canarias el pasado 2020 y a principios de este año: Fue mi primera gran individual y ha supuesto un reto llevar a cabo un proyecto expositivo de esta extensión. Dispuso, entre otras piezas, de dos grandes instalaciones site-specific y además se ha publicado un catálogo específico de la muestra, que a su vez inscribe y relaciona toda la obra creada a lo largo de mi carrera profesional. Para ello he contado con textos de las investigadoras y comisarias de arte Nerea Ubieto, Blanca de la Torre y Cristiana Tejo.

De cuerpos representados por maniquíes blancos salían hilos proyectados hacia el exterior que generaban redes de vínculos dorados que, a su vez, conectaban unas y otras figuras, trascendiendo a cada una individualmente. Esos maniquíes idénticos hacían referencia a los modelos impuestos que nos mercantilizan y uniforman y ante los que ella nos propone emprender líneas de fuga, en palabras de Nerea Ubierto, sabiendo reconducir aquello que no nos interesa, romper raíces y crear conexiones nuevas. Los nexos entre los cuerpos se encontraban en el dolor de sus suturas y cicatrices.

En SAC se exponían también cuatro costillares dorados, armadura de nuestros órganos principales, de los que brotaban hilos negros que podían generar nuevos relatos.

 

Romina Rivero. "En fuga". Sala de Arte Contemporáneo. Gobierno de Canarias, 2020-2021
Romina Rivero. “En fuga”. Sala de Arte Contemporáneo. Gobierno de Canarias, 2020-2021
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020
Romina Rivero. En fuga, 2020

Respecto a “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”, que se exhibió este pasado verano en Artizar, nos cuenta que fue su primera individual en una galería (la sala canaria ha sido la primera en representarla) y que constó de obra inédita y original. Como muchos sabéis, Ikigai es el término que en la cultura japonesa se refiere a nuestra razón de ser, mientras la expresión anatomía de las luciérnagas aludía a un ensayo de Didi-Huberman, La supervivencia de las luciérnagas, que relacionaba al ser humano con esos animales por su capacidad de dar luz, resistiendo frente a oscuridades.

Entre esa luz y la oscuridad, una suerte de yin y yang, transitaban las trece piezas de esa muestra, realizadas en materiales como la seda natural, la cerámica cromada en plata o esmaltada en platino, agujas de acupuntura o de cirugía.

Romina Rivero. Flor de oro, 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Flor de oro, 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Consuelda, 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Consuelda, 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. El grito, 2020. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. El grito, 2020. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021

Se refiere también la artista a su participación en un Dúo Project en la última edición de JUSTMAD: Aunque fui becada por la Galería Artizar para participar en un Solo Project en HYBRID ART FAIR 2019, ello supuso ocuparse del montaje/desmontaje del stand y hacerse cargo del stand siendo tu propia gestora y representante durante la feria. Ahora, en la reciente JUSTMAD 2021, he participado en calidad de artista representada.

Hemos querido saber cuáles serán sus próximos proyectos: Actualmente, con fecha cerrada para mayo de 2022, me encuentro desarrollando una nueva exposición individual en el CIC El Almacén de César Manrique. Y produciendo obra gráfica para una exposición colectiva, el V SALÓN GRÁFICA CONTEMPORÁNEA, en Ecuador el próximo mes de diciembre.

Sabed más de Romina, aquí: https://www.rominarivero.com/

Romina Rivero. Anatomía de las luciérnagas, 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Anatomía de las luciérnagas, 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Anatomía de las luciérnagas, 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Anatomía de las luciérnagas, 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Anatomía de las pequeñas luces, 2021. "Ikigai. Anatomía de las luciérnagas". Galería Artizar, 2021
Romina Rivero. Anatomía de las pequeñas luces, 2021. “Ikigai. Anatomía de las luciérnagas”. Galería Artizar, 2021

 

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