NOMBRE: Rafael
APELLIDOS: Jiménez Reyes
LUGAR DE NACIMIENTO: Córdoba
FECHA DE NACIMIENTO: 1989
PROFESIÓN: Artista
Experiencias a priori tan lejanas como el arte urbano y el conocimiento arqueológico de un enclave como las Cuevas de Nerja se encuentran en el origen de la trayectoria artística de nuestro último fichado, el cordobés Rafael Jiménez.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla en la especialidad de grabado y diseño, comenzó su andadura en el ámbito del graffiti, ahondó en las posibilidades de la creación urbana en Nueva York y, en 2009, desarrolló una estancia con el equipo arqueológico de aquellas cuevas malagueñas; considera esas dos experiencias un punto de inflexión a la hora de decidir dedicarse a las artes plásticas.
Sus exposiciones individuales han tenido lugar en la Galería Gema Llamazares de Gijón, el Museo de Nerja, la Sala Juan Valera de Doña Mencía, la Galería Modus Operandi y la Factoría de arte y desarrollo de Madrid, Casa Sostoa (Málaga), el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza, la Fundación Antonio Gala y UCO Cultura (Córdoba); además, su trabajo se ha mostrado en citas como 89plus, encuentro internacional de jóvenes artistas en ARCOMadrid con Hans Ulrich Obrist y Simon Castets (2015), JUSTMAD, JUSTLX (Lisboa), FIG BILBAO o Art & Breakfast (Málaga), dónde obtuvo el premio al mejor artista en 2017. Ese año fue seleccionado por ABC Cultural para formar parte de su stand en ARCO.
Asimismo, Jiménez ha sido becado por la Fundación para jóvenes creadores Antonio Gala, ha participado en la muestra de arte D-Mencía, la X edición de AlNorte, PINEA Rota (Cádiz), los XV Encuentros de arte Genalguacil Pueblo-Museo y en el programa de residencias A Quemarropa (Alicante), y obtuvo la primera Beca de producción EmergenT Torremolinos.
Desde 2012, este autor coordina junto a Demetrio Salces el proyecto Z, las jornadas de arte contemporáneo de Montalbán de Córdoba, donde viene comisariando distintos proyectos expositivos e intervenciones. Recibió igualmente el Premio de pintura EMERGENTES de la Universidad de Loyola, el Premio de escultura SADUS, uno de adquisición en la Feria MARTE y el Premio Residencia Canal en el último JUSTMAD.
Rafael se incorpora a esta sección porque queremos profundizar en el origen de sus imágenes distorsionadas: cuánto hay en ese recurso de reflexión sobre el tiempo y sobre la memoria que tamiza nuestra visión del pasado; en torno a la distancia entre un suceso y su recuerdo, tanto personal como colectivo. En ese camino se vale como fuente de obras bien conocidas de la Historia del Arte y de imágenes personales y fotografías que remiten a lugares comunes en los que todos podemos reconocernos.
Hace cerca de veinte años que emprendió este autor su carrera artística, de la mano del graffiti, como apuntamos: Mi relación con la creación comienza en 2004, cuando inicio mi trayectoria en el mundo del graffiti y el arte urbano. Pese a que en realidad no tenía una pretensión más allá de pintar, identifico que se da ese momento en el que intuición, curiosidad, ganas de aprender y de investigar sobre algo y expresarte se solapan creado una manera de estar aquí y ahora que en mi opinión solo puede darte el arte, una sensación de libertad única.
Con los años, me formé en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y tuve la suerte de que, casi desde el final de la carrera, pude estar desarrollando proyectos y trabajando en mi obra con continuidad y perseverancia. Quizá tras mi paso por la beca de la Fundación Antonio Gala en 2013 fue cuando con más fuerza sentí que quería que la creación fuese el eje de mi desarrollo profesional y no abandonarlo, a ser posible nunca, prescindiendo de otros oficios y labores.
El modo en que el tiempo afecta a nuestra percepción de la historia y de nosotros mismos es la base de buena parte de sus creaciones; el arte le permite expresar inquietudes que encuentra difícil verbalizar: La memoria personal y la colectiva, la distorsión de la imagen, el cambio de la identidad personal con el paso del tiempo y la experimentación desde la pintura son los intereses más recurrentes y preocupaciones que abordo normalmente desde mi trabajo.
Sin ellos me costaría dar un paso o tener un leitmotiv, pese a que la propia practica de la pintura ya me mueva a reflexionar y a explorar ideas. Sin duda trabajo a partir de sensaciones que no entiendo, ideas que suelo decir que explico con las manos y en las que no puedo entrar a veces desde el lenguaje. Con ellas construyo esas ficciones que nos permiten sentir o pensar acerca de aquello que no podemos explicar muy bien, o de desajustes que percibo.
La querencia por la distorsión de las imágenes de la que hablábamos tiene tanto que ver con su estudio de nuestros modos de idear las escenas que construyen la Historia y que vertebran nuestra memoria como con sus propios defectos de visión y con la forma en que consumimos, cada vez con mayor voracidad, las fotografías en la red. Se acerca a aquellos asuntos, como vemos, más desde la intuición y la investigación abierta que a partir de rumbos previstos.
Trabajo a partir de sensaciones que no entiendo, ideas que suelo decir que explico con las manos y en las que no puedo entrar a veces desde el lenguaje.
Aunque la pintura ha sido su primer y más frecuente medio expresivo, paulatinamente se ha aproximado Rafael a otras técnicas, en ocasiones tridimensionales: La pintura y el dibujo son mis medios de expresión habituales, aunque desde hace un tiempo la animación, el vídeo y la imagen en movimiento, junto con la experimentación en torno al volumen en prácticas cercanas a la escultura y lo instalativo, me aportan seguridad y las herramientas que necesito para trabajar e investigar.
Principalmente la plastilina ha sido mi medio de trabajo más reconocible, utilizándola como pintura en un intento de conectar con la infancia, el recuerdo y la maleabilidad de la memoria y la construcción del pasado. De igual modo, el papel es mi soporte favorito y predilecto, por inmediato: recoge cualquier huella que dejes y me ha dado esa sensación de directo, cercano e iniciático que tienen los materiales con los que suelo trabajar.

Sus referentes, además de plásticos, han sido literarios, en relación con sus indagaciones en la memoria. Como él mismo reconoce, transita en un arco diverso de fuentes de influencia: Sin duda, Gerhard Richter es para mí una especie de padre en lo pictórico; pintó lo que quiso, como quiso, con rigor, y la forma en que revolucionó la pintura a partir de la fotografía o la abstracción desde el sistema y la reiteración de gestos ha influido mucho en mi forma de trabajar.
En lo formal, siempre he sentido especial predilección por Francis Bacon, y por un dream team muy heterogéneo de la Historia del Arte en el que estarían Velázquez, Goya, Caravaggio, Picasso y Van Gogh como un cinco inicial a los que vuelvo de forma casi obsesiva con el paso del tiempo y con la sensación de que marcan los extremos de lo que se puede hacer en pintura. Aunque mis referentes serian infinitos, entrando en el siglo XX destacaría a un autor cordobés del que a veces desgraciadamente nos olvidamos: Antonio Povedano, que para mí fue clave estudiar en mis años de formación en la facultad.
De la misma manera, en lo conceptual, Christian Boltanski, Kader Attia, Sherrie Levine, Annie Ernaux, Julian Barnes, Siri Hustvedt o Karl Ove Knausgård han influido mucho en mi forma de depurar ciertos aspectos de los temas que trato y he aprendido mucho leyéndolos y viéndolos.
Entre sus proyectos fundamentales hasta la fecha, Rafael elige hablarnos de tres: uno temprano que anticiparía muchos de sus intereses posteriores, el que pudo llevar a cabo con el respaldo de Genalguacil Pueblo Museo y uno de los más recientes, que ha podido verse en Zaragoza y Córdoba.
Desgranamos: Aunque siempre quiero pensar que lo mejor está por venir, hay proyectos muy especiales para mí por diferentes circunstancias; me costaría decidirme sólo por uno por todo lo que encierra cada posibilidad llevada a la práctica.
Uno es Neo génesis, proyecto becado por la X edición de Alnorte en Asturias en 2011 y que me permitió aprender mucho, ya que fue la primera vez que expuse fuera de Andalucía, en la Galería Gema Llamazares, y en el que viví un proceso completo desde la concepción hasta que la obra vuelve a casa: una pintura de grandes dimensiones de la entrada de una cueva en la que exploré muchos de los que serían mis intereses a posteriori para con la pintura.
Por otro lado, Pertenecer, de alguna forma, para los encuentros de Genalguacil Pueblo Museo en 2020, fue un proyecto muy pleno; pude compartir la experiencia con mi familia y tener a mi hijo presente durante su realización, lo cual no es muy habitual en las becas y, tanto por convicción personal como por la labor de la propia iniciativa y el trabajo que estas realizando, es de esas ocasiones donde te sientes en tu sitio. Lo pienso y es muy emocionante, y un ejemplo de buenas prácticas que muchas veces no cumplen los centros y que en este caso encontré en la periferia. Pude experimentar con cerámica y animación de forma orgánica y, además, realizar mis primeras piezas públicas al margen del graffiti.
Por último, y más recientemente, señalaría Lo único constante es el cambio, de 2024, comisariado por Laura Darriba y expuesto primero en el centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI en Zaragoza gracias a la invitación de Olga Julián y, posteriormente, en la que considero mi casa, la Fundación Antonio Gala en Córdoba. Tanto por contenido como por el propio desarrollo del proyecto siento que nada ha sido igual desde entonces y que el aprendizaje y temas tanto avanzados como iniciados y cerrados con él lo señalan como uno de las exposiciones que me han marcado en lo personal y profesional, siendo una muestra en la que pude experimentar con la escala de las obras de mayor y menor formato y echar a rodar juntos medios muy diferentes entre sí, pero que abordaban temáticas cercanas.
Próximamente lo encontraremos en Barcelona y Córdoba: Preparo una residencia en Barcelona gracias a Canal Gallery, que premiaron mi trabajo en la última edición de JUSTMAD y en la que quiero enfocarme, con una mirada retrospectiva al graffiti como memoria personal, vinculándolo con el patrimonio y el paso del tiempo desde una óptica propia. Por otro lado, hasta finales de agosto expongo La nada que sostiene, un proyecto comisariado por Rafael Sillero Fresno en UCOcultura, Córdoba, en el que abordo el conflicto familiar y la paternidad desde la memoria y la ficción cultural.
A la vuelta de las vacaciones comisarío una intervención de Arturo Garrido para el programa Doble Tempo en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, una edición de Z jornadas de arte contemporáneo de Montalbán junto a Demetrio Salces y otros proyectos de comisariado y expositivos propios en Iznájar, Madrid y Antequera.
Podemos seguir sus pasos en su web e Instagram: https://rafaeljimenezreyes.com/ y @rafael_jimenez_reyes.